El crecimiento económico mundial registrará el próximo año niveles del 3,5%, sólo tres décimas por debajo de 2018. "EE.UU. y Europa crecerían en torno a su potencial y China está reaccionando con un amplio programa de estímulos para seguir creciendo por encima del 6%".
En el informe "Navegando el cambio de ciclo", elaborado por primera vez de manera conjunta por Santander Private Banking y Santander Asset Management muestra que estas perspectivas se basan en cuatro factores: la ausencia de desequilibrios macroeconómicos críticos, la favorable situación financiera de hogares y empresas, la ausencia de presiones inflacionistas y las políticas fiscales expansivas.
Todo ello, unido a unos tipos de interés en niveles aún bajos, unas expectativas de crecimiento de los beneficios del 9% y unas valoraciones atractivas de las Bolsas, debería dar soporte a los mercados de acciones y generar oportunidades de inversión.
"El reloj de inversiones descrito anteriormente nos indica que, para este momento del ciclo económico, el activo idóneo en términos del binomio rentabilidad-riesgo serían las Bolsas de países desarrollados", se afirma en el informe.
No obstante, advierte de la existencia de varios riesgos económicos, comerciales y geopolíticos que hay que vigilar
En primer lugar, las subidas de tipos por parte de la Reserva Federal, que suponen un foco de tensión monetaria. Las políticas monetarias seguirán siendo acomodaticias, si bien su apoyo al impulso económico será menor y se espera que el ajuste de los principales bancos centrales no sea muy acusado. En EE.UU., se prevé una subida adicional en los tipos de interés de 25 puntos básicos este mes y tres movimientos más al alza, de otros 25 puntos básicos en cada caso, para el próximo año.
Respecto a la Zona Euro, se estima que el Banco Central Europeo (BCE) anuncie la primera subida en el precio oficial del dinero en la segunda mitad de 2019.
Asimismo, otros posibles focos de incertidumbre para el próximo año son las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, así como las negociaciones entre Reino Unido e Italia con la UE.
En este entorno, en el que los episodios de volatilidad podrían volver a sacudir a los mercados, es necesaria, más que nunca, una gestión activa y profesional para maximizar las oportunidades de inversión.
En esta línea, y para sacar partido de los distintos cambios en los vientos del ciclo económico, las claves serán una asignación de activos más diversificada y dinámica que en un contexto de ciclo más estable; poner el foco en los fundamentales para gestionar activamente el nivel de riesgo en las carteras; mostrar prudencia en la selección de activos, partiendo de un posicionamiento global constructivo; y prestar especial atención a la gestión del riesgo crediticio y máxima diversificación en geografías, sectores y emisores.