FEDEA publica hoy una nueva entrega dentro de la serie de Notas sobre la Agenda Europea. En esta nota, Eva Valle (QED Economics) analiza la situación actual de las negociaciones sobre el presupuesto a largo plazo de la Unión Europea para los próximos siete años, el llamado Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, y las posibilidades de alcanzar un acuerdo, que seguramente deberá negociarse en paralelo con el nuevo instrumento europeo de recuperación que se está diseñando para hacer frente a la crisis del Covid-19.
El actual Marco Financiero de la UE expira este año. La situación de emergencia sanitaria, económica y social que actualmente vive la Unión hace que la rápida aprobación de un nuevo Marco resulte más necesaria que nunca, pero a la vez complica las negociaciones, planteando un difícil desafío cuya superación exigirá un alto grado de compromiso y de visión política por parte de todos.
Desde el comienzo, la negociación de este Marco Financiero ha sido especialmente compleja por dos razones. Por un lado, existe un consenso entre los Jefes de Estado y de Gobierno, la Comisión y el Parlamento europeos sobre la necesidad de que el nuevo MFP permita a la UE responder a retos comunes como la revolución digital, el cambio climático, la inmigración o la seguridad. Se trata de asuntos que preocupan a los ciudadanos europeos y a los que, por tanto, la Unión debe dar respuesta si quiere ser relevante y generar un sentimiento de pertenencia. Esta consideración es particularmente importante en un momento en el que primero la Gran Recesión y ahora la crisis sanitaria han alimentado el sentimiento euro escéptico – o abiertamente antieuropeo – en muchos ciudadanos de la Unión, incluso en países tradicionalmente muy pro-europeos. Por otro lado, la salida del Reino Unido de la Unión introduce una dificultad adicional para alcanzar un acuerdo, ya que se trata de un importante contribuyente neto al presupuesto y su marcha requiere cubrir el hueco de financiación que deja, en un momento en el que las necesidades son mayores.
A estos dos elementos se ha añadido en los últimos meses la necesidad de hacer frente al enorme desafío que para la UE supone la reconstrucción de su economía tras la mayor crisis sanitaria y económica de su historia. Todo apunta a que la estrategia europea de reconstrucción tendrá dos pilares. El primero, que se analiza en esta nota, es el Marco Financiero Plurianual y el segundo, que se deja para un segundo trabajo, será un nuevo instrumento temporal, adicional al presupuesto europeo, para financiar medidas relacionadas con la crisis del Covid. Se prevé que este instrumento se financie con fondos obtenidos en los mercados por la Comisión con garantías de los Estados Miembros y que pueda tener un componente de ayudas no reembolsables.
La presente nota se centra en el MFP, en el entendimiento de que los retos a los que la Unión Europea deberá hacer frente en los próximos años no han cambiado. Para su análisis se toma como referencia la propuesta de la Comisión Europea de mayo de 2018, que supuso el punto de partida de las negociaciones. Tras la Covid - 19, la propuesta de la Comisión sigue siendo válida, ya que muchos de los retos no han cambiado, y de hecho la Comisión no ha dado ninguna señal de querer modificarla.
En muchos aspectos, esta propuesta supone una ruptura con marcos previos. Por el lado del gasto, se propone una importante reordenación, reduciéndose notablemente el peso de las políticas más tradicionales (Política de Cohesión y PAC) y aumentando las dirigidas a atender las nuevas prioridades de la Unión, como inmigración, seguridad exterior, transformación digital o cambio climático. Esto implica una reducción del peso de las políticas que gestionan los Estados Miembros a favor de los programas gestionados directamente por la Comisión. Por el lado de los ingresos, se proponen nuevas figuras para incrementar los recursos propios de la UE, buscando mitigar las consecuencias de la salida del Reino Unido sin incrementar demasiado las aportaciones directas de los Estados Miembros en función de su Renta Nacional Bruta.
La nota analiza las posiciones de los Estados Miembros, los intereses comunes que existen entre algunos de ellos y los incentivos y desincentivos individuales para alcanzar un acuerdo. Aunque el MFP tiene efectos positivos que van mucho más allá de los saldos netos nacionales derivados del mismo, los Estados Miembros suelen orientar la negociación de forma muy miope en base a tales saldos. La autora sostiene que esto no cambiará en el escenario post-covid pero considera que la negociación se volverá más compleja puesto que se abrirá un frente adicional relacionado con el diseño del nuevo instrumento de recuperación y la posibilidad de trade -offs no sólo entre partidas del MFP como hasta ahora, sino también entre el MFP y el nuevo instrumento de recuperación. En este sentido, los efectos asimétricos de la crisis, que ha sido especialmente intensa en países con menos margen presupuestario, afectarán al resultado de la negociación. Además, parece probable que las posiciones más proclives a reducir el peso del presupuesto comunitario se vean debilitadas en el nuevo contexto, pero ello podría comportar, por ejemplo, a la no eliminación de las compensaciones. La previsión de la autora es que se alcanzará un acuerdo conjunto sobre el Marco Financiero Plurianual y el nuevo instrumento de recuperación durante la segunda mitad de 2020.
El documento completo es el que sigue:
Valle, Eva (2020). “Las cuentas de la Unión Europea: el marco financiero plurianual.” FEDEA, Colección Apuntes no. 2020-09, Madrid.
Descargar:https://bit.ly/2LGNcNt