La demanda de los centros de datos en España crecerá un 90% en los próximos cuatro años (de 2024 a 2028), según previsiones de la patronal del sector, la Asociación Española de Data Centers (SpainDC) y Accenture. Con estos pronósticos, la industria refuerza su posicionamiento en un mercado en claro auge y que requerirá inversiones millonarias para abastecer a un mundo cada vez más conectado y con un creciente volumen de información almacenada.
En el caso de nuestro país, las empresas trabajan para sembrar la “semilla tecnológica” que permita a la economía española escalar posiciones a nivel global, según detalla el protagonista de esta entrevista, Gabriel Nebreda, CEO de Ingenostrum. Recorremos el mercado de los centros de datos junto a Nebreda, que afirma que España está “ante una situación similar a la de Reino Unido en la revolución industrial”.
En pocos meses, hemos pasado de no escuchar hablar de los centros de datos a que sea una de las principales tendencias en España. ¿Cuál cree que es el motivo?
España ha sido, hasta la fecha, un actor de reparto en el mundo de los centros de procesamiento de datos. El tablero de juego estaba principalmente en EEUU, mientras que, en Europa, estas infraestructuras se concentran en Londres, Fráncfort y Dublín. En el caso de España, han sido los grandes operadores los que han elegido cuándo y dónde instalarse, principalmente, en Madrid. No es una queja, sino al contrario. Este interés inicial ha sembrado la semilla tecnológica que necesita nuestro país para empezar a escalar en este nuevo sector industrial.
¿Y por qué ahora son una oportunidad en España? ¿Qué ha cambiado?
Para contestar a esta pregunta, antes quiero compartir una analogía histórica, porque me parece útil para explicar que nos encontramos, como país, ante una situación similar a la de Reino Unido en la revolución industrial. Una de las claves de por qué la revolución industrial se catalizó allí fue el carbón. Es verdad que la tecnología que catapultó la industria fue la textil y las nuevas máquinas de coser, pero el carbón permitió que la industrialización escalara de la manera en que lo hizo.
La revolución industrial comenzó en ese país, en parte, porque tenía grandes reservas de carbón que utilizó con un doble propósito: en las máquinas de vapor que permitieron un uso más masivo y eficiente en los procesos de producción de las fábricas y en los ferrocarriles que facilitaron el movimiento de materias primas y manufacturas. Esta fue una de las primeras grandes palancas de la historia entre tecnología e infraestructura.
Si traemos esto al presente, vemos que, si como país queremos ser protagonistas de la nueva revolución digital, o lideramos la tecnológica (software y hardware) o las infraestructuras o nos quedamos fuera de la liga digital. España no está consiguiendo estar a la vanguardia en la creación de software y hardware, pero la nueva era digital nos brinda la oportunidad histórica de posicionarnos como líderes de las nuevas infraestructuras digitales. Las grandes tecnológicas como Google, AWS o Microsoft, por nombrar a tres gigantes, están invirtiendo decenas de miles de millones al año en la construcción de centros de datos (data centers).
"Como país, debemos liderar la tecnología o las infraestructuras si no nos queremos quedar fuera de la carrera digital"
¿Y por qué? Muy sencillo, porque saben que una aplicación tan dominante como Google Search puede ser superada en solo dos años por una tecnología emergente como ChatGPT, y a esta, la puede ‘tumbar’ la siguiente en pocos meses. En cambio, quien sea dueño de las grandes infraestructuras de datos (centros de datos, autopistas de fibra, fibra submarina, etc.) podrá protegerse mejor de disrupciones inesperadas, al igual que lo hizo el Reino Unido con las grandes infraestructuras del carbón.
La tecnología se puede considerar infinita pero las infraestructuras son muy caras, lentas de construir y, por ello, escasas. Otro ejemplo de control de las infraestructuras es el caso de las compañías eléctricas y sus plantas de generación hidráulica, nuclear o las grandes líneas eléctricas a principios del siglo XX, que les ha mantenido en su monopolio natural por décadas. Podemos ayudar a que España cree un espacio de infraestructura digital que también nos dure décadas.
¿Qué podemos aprender de esto?
Que hay que estar bien posicionado o bien en software, en hardware o en infraestructura. Vuelvo al caso de Reino Unido. Ellos tenían la energía que movía la revolución industrial y ahora nosotros en España contamos con la energía que mueve la revolución digital: la electricidad. ¿Por qué España de repente, siendo un país tan dependiente históricamente de la energía del exterior (un 80%) ahora está en el punto de mira del mundo de los centros de datos? Porque, al ser una isla eléctrica, aislada por la indiferencia de Francia, el sector eléctrico español se ha buscado las ‘castañas’ durante las últimas dos o tres décadas y ahora contamos con, probablemente, el mallado eléctrico más potente de Europa.
Además, somos sin duda el país con la mayor reserva energética renovable de Europa, tenemos el sol y el viento y España ha hecho un gran esfuerzo inversor como país en la instalación de nuevas energías renovables. La tercera gran ventaja de España es la fibra, somos líderes europeos, con gran diferencia, en penetración de fibra (80% de la población, frente al 10% en Alemania). Lo tenemos todo para posicionarnos en la pole position de la infraestructura de datos en Europa. Tenemos la obligación de conseguirlo.
¿Cómo ve el mercado español de centros de datos?
El mercado de centro de datos en España ha sido un nicho reservado a pocas empresas, desconocidas para el gran público y la mayoría de ellas de matriz extranjera. Pero han surgido nuevas compañías nacionales, como Ingenostrum, con mucha experiencia en crecimiento y operación de infraestructuras y con un bagaje comercial en sectores más maduros que el de los centros de procesamiento de datos (CPD). Se ha creado una pugna creciente que asegurará que en España tendremos grandes proyectos competitivos.
Ingenostrum, por mérito de su fundador Santiago Rodríguez, tuvo la visión hace más de cinco años de ver reflejado en el éxito digital americano el potencial también para España. Nuestro país está en una carrera para entrar en una ventana de oportunidad. Podemos poner trabas o podemos adelantarnos en esta carrera a otros países que aspiran a un liderazgo digital como Italia, Portugal o los Países Nórdicos. Pero no podemos ser espectadores, tenemos que creernos que vamos a liderar la carrera europea de los centros de datos.
"En España contamos con la energía que mueve la revolución digital"
Es un sector relativamente joven, comparado con el resto, y que está viviendo una enorme disrupción en los últimos dos años. La propia patronal, SpainDC, es relativamente reciente y está algo concentrada en los intereses de las empresas que operan proyectos en Madrid. No es una crítica, es comprensible, ya que hasta hace muy poco tiempo este era, junto con Barcelona, el único mercado con algo de escala.
Los clientes, la tecnología y los inversores están cambiando, por lo tanto, seguro que la patronal también lo hará e intentará promover y liderar muchos de esos cambios orientados hacia otras regiones. Por parte de Ingenostrum, damos la bienvenida a la incorporación de Begoña Villacís, quien ya sabe que puede contar con nosotros. Estamos seguros de que su labor será clave para consolidar a España en el mercado de los grandes operadores de infraestructuras.
La información que tenemos sobre los centros de datos cita unas cantidades de inversión astronómicas. Realmente, ¿cuánto cuesta desarrollar esta infraestructura?
En efecto, la necesidad de grandes cantidades de capital es uno de los principales desafíos del despliegue de los centros de datos. La inversión es impresionante. Para hacernos una idea, una planta solar fotovoltaica de escala industrial cuesta aproximadamente 0,5 millones de euros el megavatio (MW). El edificio de un centro de datos, si incluimos sus equipos de refrigeración y energía más los equipamientos de tecnologías de la información -TI- (como son los servidores que hay dentro), puede alcanzar un coste de hasta 20 millones de euros por MW.
Es decir, en total, lo que vemos del edificio y lo que no vemos de un data center es 40 veces superior al coste de una planta solar. Es lógico que los inversores internacionales sean cautelosos y exigentes a la hora de elegir el país y la empresa en la cual invertir.
"El coste de instalar un centro de datos es 40 veces superior al de una planta solar"
Se habla de burbuja en el sector, ¿cómo lo ve usted?
Que el sector crece a velocidad de varios múltiplos anualmente es innegable. Esto suele provocar un efecto llamada a inversores y promotores, es normal y lo hemos visto en otras industrias. Pero lo que sí puedo decir es que, en este caso, el crecimiento es real. Solo Madrid, en el 2024 ha superado los 200 MW operativos, un 32% más que el año anterior. Por otro lado, también podemos esperar que en un periodo corto de tiempo haya más oferta de proyectos que demanda.
En este caso, habrá una selección natural y sobrevivirán los mejores. Aunque siempre hay riesgo de sobreoferta, es habitual que personas que no saben cómo aprovechar la oportunidad justifiquen su pasividad hablando de burbuja o especulación. Para nosotros, eso es enturbiar el discurso. Ingenostrum sabe que hay una gran competencia, pero la competencia hace sector y, sobre todo, lo que vemos es una gran oportunidad.
También existe una creencia en el mercado de que estas infraestructuras no crean tanto empleo como el que podría presuponerse por los elevados niveles de inversión que requieren… ¿qué opina?
Un centro de datos no es una fábrica de ensamblaje que ocupa miles de trabajadores poco cualificados, es una infraestructura digital menos intensiva en personal directo. Pero hago dos reflexiones. La primera: ¿De verdad tenemos tantas ofertas internacionales de inversiones extranjeras en España como para elegir la que más nos gusta? Yo creo que no, ya que, si no es España, otros países aprovecharán la oportunidad. Francia, por ejemplo, está deseosa de atraer esa inversión.
Por otro lado, aunque los centros de datos no generan los empleos directos de una fábrica clásica, sí crean puestos de trabajo bien remunerados en áreas como la construcción, la electricidad, la seguridad y las tecnologías de la información (TI). Además, generan empleos indirectos (aproximadamente cinco veces el número de empleos directos) al atraer a proveedores y empresas relacionadas. Los centros de datos son motores económicos, tractores de inversiones tecnológicas y de otras industrias.
La suma de todos estos aspectos contribuye al desarrollo de un ecosistema tecnológico escalable y económicamente atractivo para las regiones por los ingresos fiscales que generan. Según el ultimo estudio de SpainDC en el año 2022 el sector representó el 2.33 % del empleo en España, lo que se traduciría en aproximadamente 482.000 empleos, incluidas las fases de construcción, operación y los empleos indirectos. Creo que los datos que arroja este estudio consolidan a España como un hub clave en la infraestructura digital de Europa.
"Contamos con la cartera de proyectos de centros de datos más avanzada
de España"
¿Cómo ven el apoyo institucional al sector?
Que el sector crece ya es un síntoma de apoyo de las diferentes instituciones, lo que ocurre es que este es un sector muy dinámico y con una gran aceleración derivada del desarrollo del cloud y la inteligencia artificial. Sabemos que el Gobierno siempre tiene que jugar un papel regulador, sobre todo en nuevos desarrollos que afectan al sistema eléctrico, pero no debería ser un freno a las inversiones.
Bajo mi punto de vista, la clave es facilitar las inversiones en la infraestructura eléctrica. Aunque, como he dicho antes, a día de hoy España tiene ventaja, no deberíamos perderla por un exceso de burocracia y unos procesos de concesión de licencias demasiado largos. Los inversores internacionales buscan estabilidad regulatoria y poca dilación en los procesos.
“En las próximas semanas, lanzaremos una ampliación de capital de 400 millones”
Ingenostrum apuesta por la innovación tecnológica y energética, con una apuesta clara por la calidad y la sostenibilidad. Con una cartera de 5.000 megavatios (MW) de energía renovable y otros 1.000 MW en desarrollo, quiere desarrollar más de 300 MW de centros de datos en los próximos tres años. Según Nebreda, la empresa cuenta “con un equipo interno que asegura una velocidad de crucero, minimiza riesgos y velan por unos estándares de calidad muy altos”.
Cuéntenos algo más sobre el grupo Ingenostrum y Metanostrum, su filial de centros de datos…
Ingenostrum cuenta con más de 15 años de éxitos en el desarrollo de infraestructuras, y esta es la base sobre la que impulsamos nuestra nueva estrategia, presentada y aprobada por el consejo de administración el pasado mes de diciembre. Queremos que el futuro de la compañía pivote sobre tres ejes: desarrollar y construir más de 300 MW en el área de centros de datos en los próximos tres años, para lo cual necesitamos un capital total de aproximadamente 3.000 millones de euros.
El segundo eje es la consolidación de una plataforma que opere nuestros centros de datos que ofrecerá a los clientes una propuesta completa de hosting. Y, por último, queremos que nuestros centros estén rodeados de proyectos renovables y tecnologías eficientes de gestión de energía, lo que nos convierte en una propuesta de valor más sostenible y rentable para nuestros futuros clientes.
En cuanto a la localización, apostamos por regiones que en su momento eran Tier III, fuera de los principales núcleos de Madrid y Barcelona. Creemos que esta nueva economía digital es una oportunidad para atraer inversión a más zonas de España que cuentan con fuertes infraestructuras eléctricas y de fibra. Nos fijamos en territorios menos explorados que tienen todo lo necesario para ser un Tier I en poco tiempo, como Extremadura o Galicia.
En el pasado nos han llamado locos desde dentro del sector por apostar tan fuerte por Extremadura en centros de datos. En cambio, los que hemos tenido el privilegio de ser testigos del brutal crecimiento del sector energético en diferentes países, no llamamos locos a nadie, el tiempo y la realidad han ido superando las previsiones más optimistas. Tenemos la visión de una demanda multiplicada por la necesidad exponencial de densidad de computación en el entrenamiento y la inferencia de la inteligencia artificial (IA).
¿Cuál es el principal elemento diferenciador de la compañía?
Si tuviera que resumir la mayor fortaleza de Ingenostrum, diría que es contar con una cartera de centros de datos lista para estar operativa en el 2028, muy enfocados en la escala y la excelencia. A día de hoy, tenemos la conexión y los terrenos asegurados de nuestra cartera. Y, sobre todo, contamos con un equipo interno que asegura una velocidad de crucero, minimiza riesgos y velan por unos estándares de calidad muy altos.
¿Cuál es su principal aportación de valor al sector?
Me he sentido muy cómodo en la creación de esta nueva plataforma de centros de datos con una mentalidad challenger. Llevo más de 20 años especializado en crear y hacer crecer infraestructuras en mercados internacionales, varios años en la gestión de operaciones en múltiples países y creo que tengo una buena experiencia en la creación de equipos de alto rendimiento y equipos comerciales. Estoy disfrutando mucho de este desafío y de esta oportunidad. Creo que el sector tiene mucho que aportarme a mí y yo algo a él.
La transformación de Ingenostrum la ha llevado de ser una empresa de servicios de ingeniería y promoción renovable a un operador de centro de datos. ¿Cuenta con apoyo suficiente para este proceso?
Es verdad que es un salto importante para la compañía y todo ello en menos de un año, pero también diría que contamos con el conocimiento en desarrollo, ingeniería, construcción y operación para llevarlo a cabo. Como el proyecto es tan apasionante, hemos podido atraer a personas con una larga experiencia y cualificación en centro de datos. Esto se suma al desarrollo de las capacidades ya existentes en la compañía.
La nueva estrategia es una oportunidad para cada uno de nosotros, nos gusta decir que somos un ‘one dream, one team’ (‘un sueño, un equipo’). Además, contamos con la que es probablemente la cartera de proyectos de centros de datos más avanzada que existe, a día de hoy, en España. Tenemos el privilegio de contar con unos accionistas exigentes, pero que apoyan sin fisuras la nueva estrategia. Andera Parners es un fondo de private equity con un profundo conocimiento de los drivers del mercado y Santiago Rodríguez, fundador y actual presidente ejecutivo, es un visionario del sector de la energía.
Además, llevamos al Consejo de Administración propuestas y discusiones estratégicas que se tratan en detalle y con un claro propósito de largo plazo. Entre el equipo que forma parte de este consejo, contamos con extraordinarios profesionales de referencia en el sector como es Luis Miguel Gilpérez, ex presidente de Telefónica España, o con Ana Buitrago, consejera de empresas de primera línea y ex directora jurídica de Amazon e Iberdrola. Creo sinceramente, que contar con su desafío y asesoramiento es un privilegio.
El nuevo plan de negocio aprobado también contempla lanzar a lo largo de las próximas semanas un proceso de ampliación de capital de aproximadamente 400 millones de euros de equity, para atraer nuevos accionistas a la compañía. La idea es apalancar nuestra plataforma de crecimiento, en un país como España, que es el lugar con más potencial de crecimiento de Europa.