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Revista Capital

Retos y amenazas del sector asegurador: tecnología y sostenibilidad al servicio de las aseguradoras 

Por María Nogales

Unespa: “Necesitamos que el futuro marco normativo tenga en cuenta la realidad y especificidades del sector asegurador, permitiendo la innovación” 

Martín Navaz (Adecose): “El hecho de que cada vez ocurran más catástrofes naturales también provoca un aumento en la percepción del riesgo” 

Alex Bogman (Nationale-Nederlanden): “La fórmula del éxito reside en la combinación de tecnología con el mejor trato personalizado” 

No solo el contexto macroeconómico afecta de forma directa al sector asegurador. En un momento crucial para el sector, tal y como apuntan desde EY en su estudio Insurance 2025 and beyond, existen diversos desafíos para una industria tradicionalmente reacia al riesgo y lenta ante el cambio. “Ahora, las aseguradoras deben aprovechar el momento para replantearse su futuro y reimaginar su lugar en el mundo”, señala el informe. 

De este modo, continúan, entender bien las ‘palancas’ que empujarán el crecimiento del sector asegurador en los próximos cinco años es el primer paso para poder fijar una agenda ambiciosa.  

Así, destacan cinco tendencias principales que influirán en el futuro de los seguros: una brecha de confianza cada vez mayor en un mundo incierto; la rápida evolución de las necesidades y preferencias de los clientes; un mundo cada vez más digital y orientado a la inteligencia artificial; el riesgo climático y el foco en la sostenibilidad y, por último, la convergencia, la colaboración y la competencia.  

Al hilo de lo anterior, los portavoces de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa), subrayan que “los principales retos del sector asegurador son también los principales retos de la sociedad” y apuntan hacia cuatro principales: la sostenibilidad, el envejecimiento de la población, la digitalización y el ámbito normativo. 

La sostenibilidad, clave para la supervivencia del sector 

La creciente amenaza del cambio climático plantea riesgos físicos y de transición sistémicos, con implicaciones directas para el sector asegurador, tal y como se expone en el informe de EY. 

“Para protegerse frente a estos riesgos y prevenirlos, las aseguradoras tendrán que profundizar en el conocimiento de estos en sus carteras, reconstruir sus modelos de riesgo y sus hipótesis de tarificación, crear nuevos productos y servicios relacionados con el clima y colaborar con las organizaciones para ayudarlas a mitigar los riesgos climáticos”, afirman desde la consultora. 

De hecho, según se desprende de la Memoria Social del Seguro 2022, realizada por Unespa, el 94% del sector del seguro toma en consideración los criterios ASG a la hora de configurar su cartera de inversiones. Tal y como indican sus siglas, el acrónimo ASG responde a criterios ambientales, sociales y de gobernanza (también referido con sus siglas en inglés como ESG). 

Los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo, según Responsabilidad Social Empresarial y Sustentabilidad (RSS), son un conjunto de reglas a seguir a la hora de tomar decisiones empresariales, incluyendo tanto criterios positivos sobre qué tipo de activos y proyectos son válidos para invertir en ellos, por su carácter positivo más allá de los criterios financieros, así como criterios negativos sobre qué tipo de activos y proyectos no son válidos para invertir en ellos.  

“La respuesta del seguro ante los daños causados por catástrofes naturales es el mejor ejemplo de colaboración público-privada” 

UNESPA

De hecho, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente convocó hace dos años la Net-Zero Insurance Alliance (NZIA), es decir, una alianza de seguros con balance neto cero. Como explican desde la ONU, cada empresa que opta por ser miembro de la NZIA decide de forma unilateral e independiente los pasos a seguir en su camino hacia el balance neto cero.  

La pertenencia a la NZIA no implica ninguna conducta competitiva coordinada, ni intercambios ni información sensible desde el punto de vista de la competencia. Más bien, la NZIA ofrece una serie de opciones metodológicas para apoyar el progreso de los miembros individuales de la NZIA hacia sus propios compromisos de emisiones netas cero. 

Básicamente, la NZIA tiene como objetivo conseguir que las compañías de seguros no tengan impacto en la emisión de gases de efecto invernadero para el año 2050, de acuerdo con el Acuerdo de París de 2016. 

Recientemente, empresas como Axa, Zurich, Allianz, Scor, Swiss Re, Lloyd’s o QBE han anunciado sus salidas de esta alianza para la sostenibilidad del sector. Sin embargo, España sigue manteniendo su compromiso con la Net-Zero Insurance Alliance y es que aseguradoras como Mapfre, Generali o Catalana Occidente continúan en su compromiso hacia las emisiones cero.  

En este sentido, fuentes oficiales de Unespa manifiestan que “el seguro puede ser un aliado en la transición hacia una economía más justa y sostenible y se espera de nosotros que aportemos parte del elevado volumen de financiación que requiere dicha transición”. 

Por otro lado, la esencia del seguro es la protección a familias, empresas e instituciones. La red de protección que constituye el seguro y su elevada capilaridad contribuyen a la reducción de desigualdades y al desarrollo económico de España. 

Así, es evidente que la sostenibilidad es una prioridad transversal para el seguro, ya que, en palabras de los portavoces de la patronal, “busca contribuir a una sociedad más próspera y cohesionada”. 

Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Corredurías de Seguros y Reaseguros (Adecose), Martín Navaz, hace hincapié en que en el sector asegurador existen normativas en cuanto a criterios de sostenibilidad, especialmente, en los productos de vida ahorro, donde el legislador europeo está poniendo más énfasis. 

“Tenemos la obligación de informar a los inversores en su toma de decisiones sobre los riesgos de sostenibilidad, las incidencias adversas en materia de sostenibilidad, los objetivos de inversión sostenible o las características ambientales o sociales. Ello implica que las corredurías deben publicar en sus páginas web información sobre su política de integración de los riesgos de sostenibilidad en su asesoramiento sobre seguros”, sostiene. 

“Las corredurías, aseguradoras y proveedores tecnológicos llevan años trabajando en la automatización de procesos” 

Martín Navaz (Adecose)

A esto hay que añadir que no solo los productos de vida ahorro se ven afectados y es que, de cara a nuevos seguros, los productores solo pueden diseñar y comercializar productos de seguro que garanticen los objetivos, los intereses y las características de los clientes, incluyendo los factores, riesgos y preferencias en cuanto a criterios de sostenibilidad. 

Al hilo de lo anterior, los portavoces oficiales de Unespa insisten en que el día a día de las aseguradoras está estrechamente vinculado con muchos objetivos de desarrollo sostenible marcados por las Naciones Unidas y que esto afecta tanto al eje ambiental, como al social y al de gobernanza. 

La respuesta del sector ante el aumento de las catástrofes naturales 

“En el ámbito medioambiental, el seguro actúa para reparar los daños causados a las personas y bienes por los fenómenos atmosféricos. También respalda la transición hacia formas de movilidad sostenible, más respetuosas con el medio ambiente, y el 94% del sector aplica criterios de sostenibilidad en la configuración de su cartera de inversiones, actuando como palanca de un proceso que implica a toda la economía nacional”, defiende Unespa. 

De hecho, durante los últimos tiempos se ha podido observar una consecución de catástrofes naturales que están afectando a todo el mundo y también a los españoles. Pero, ¿cómo le afecta al sector que haya habido este incremento de catástrofes naturales? 

La patronal ha destacado que actualmente el sector asegurador se encuentra ante un escenario de incertidumbre de los seguros patrimoniales o multirriesgo, que dependen, desde hace unos años, de la presión ejercida por la siniestralidad a través de fenómenos climatológicos intensos, como la Filomena o las Danas.  

Hablando de gestión de siniestros, hay que valorar la importancia de la eficiente gestión del dato y la tecnología que permita análisis y gestión en busca de las mejores ratios, optimizando las primas y coberturas personalizadas.  

“Las empresas del sector tienen que contar con departamentos de análisis de datos que trabajen en la construcción de modelos que permitan seguir entendiendo cada vez más al cliente y ofreciéndole respuesta muy personalizadas que cubran sus necesidades”, aclara el subdirector general y director Comercial (CSO) de Nationale-Nederlanden, Alex Bogman. 

A la par, las fuentes oficiales de Unespa defienden que, en el caso de las catástrofes naturales en España, “la colaboración público-privada tiene un papel destacado en la protección frente a eventos de este tipo”.  

Así, es importante destacar cómo funciona el sector ante estas situaciones. En concreto, existen tres instituciones que protegen a la sociedad española frente a sucesos naturales extremos: las aseguradoras, el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) y Agroseguro.  

Las primeras cubren a personas y bienes con carácter general en los términos que se fijan en las pólizas y se hacen cargo, por ejemplo, de los daños por viento hasta 120 km/h, las nevadas o la lluvia, entre otros. El CCS es una entidad pública empresarial que cubre riesgos extraordinarios y que se financia con recargos en las pólizas que venden las aseguradoras, entre los que destacan las inundaciones, las tempestades con vientos de más de 120 km/h, los terremotos o las erupciones volcánicas. Agroseguro es, por su parte, un pool de coaseguro que protege las cosechas y las cabañas ganaderas de las inclemencias del tiempo (sequías, heladas, pedrisco…). 

“La inteligencia artificial útil para la prevención y detección del fraude” 

Alex Bogman (Nationale-Nederlanden)

En función de la tipología y naturaleza del afectado (una persona, un objeto, un animal, una cosecha…) y del fenómeno de la naturaleza acaecido (nevada, lluvia, inundación, viento…), será una de las tres instituciones la que se encargará de indemnizar a los afectados. La respuesta del seguro ante los daños causados por catástrofes naturales es el mejor ejemplo de colaboración público-privada. 

Desde Adecose, Martín Navaz advierte de que el aumento de las catástrofes naturales tiene un impacto directo y muy significativo en el sector asegurador, tanto en el aumento en el número y la magnitud de los siniestros, como en la complejidad en la gestión de riesgos. 

“Sin embargo, el hecho de que cada vez ocurran más catástrofes naturales también provoca un aumento en la percepción del riesgo. La sociedad está cada vez más concienciada de que deben estar protegidos. Afortunadamente, contamos con el Consorcio de Compensación de Seguros, que juega un papel clave en la cobertura de estos siniestros”, señalan. 

La innovación y el sector del futuro 

Desde la perspectiva de Nationale-Nederlanden, la fórmula del éxito en un sector como el asegurador reside en la “combinación de tecnología con el mejor trato personalizado”. 

Por ello, la digitalización en sí es un reto para el sector, que, según Unespa, exige a las aseguradoras evolucionar constantemente y adaptarse a las demandas de los clientes, que reclaman nuevas formas de comunicación, más directas y eficientes. “En este sentido, la gestión de la información nos permite lanzar una oferta más ajustada a las necesidades de protección del cliente”. 

Las corredurías, aseguradoras y proveedores tecnológicos llevan años trabajando en la automatización de procesos en la relación entre los distintos actores, según afirma el presidente de Adecose, Martín Navaz. La iniciativa más destacable es la implementación del Estándar de Intercambio de Información entre Entidades Aseguradoras y Mediadores (EIAC) y la Plataforma de Conectividad, Innovación y Servicios para la Mediación Aseguradora (CIMA).  

“Esta tecnología permite comunicaciones eficaces y seguras entre las aseguradoras y la mediación y mejora la eficiencia en los procesos, reduce tiempos de gestión y automatiza un gran número de tareas”, apunta. 

En estas nuevas relaciones, nuevos formatos, plataformas y entornos, las reglas del juego deben ser claras y, desde las compañías, como plantea Alex Bogman (Nationale-Nederlanden), “tenemos la responsabilidad de evaluar muy bien cómo se van a utilizar los datos y para qué, así como quién va a tener acceso a los mismos dentro de la organización”. 

Desde Unespa valoran que el sector asegurador ha hecho una apuesta decidida por la digitalización. La innovación puede generar grandes beneficios para la industria aseguradora y los consumidores y, a nivel legislativo, existen distintas iniciativas que pueden tener un fuerte impacto en nuestra realidad.  

“Por eso, necesitamos que el futuro marco normativo tenga en cuenta la realidad y especificidades del sector asegurador, permitiendo la innovación en un marco de respeto de la competencia y de tratamiento equitativo para todos los operadores”, enfatizan. 

En cuanto a las tendencias que marcarán el futuro más próximo del seguro, Bogman considera que son dos las tecnologías que van a marcar tendencia en el futuro y que están ya impulsándolas: la inteligencia artificial y el dato. 

El sector asegurador tiene mucho que ganar en la integración de la IA en sus procesos, pero hay algunos aspectos de la incipiente regulación de IA que son mejorables, manifiestan desde la patronal.  

En palabras de sus portavoces oficiales, la actividad aseguradora es de las más reguladas de la economía, ha sido pionera en la autorregulación ética del uso de la IA y es un ejemplo de gestión prudente y adecuada de los datos de clientes, por lo que no se entiende que el seguro pueda ser calificado como entorno de alto riesgo. Así, eventuales obstáculos normativos podrían lastrar muchos de los beneficios que el uso de la IA podría comportar para el cliente. 

En el caso de Nationale-Nederlanden, su subdirector general y director comercial (CSO) hace referencia a cómo utilizan esta herramienta desde su compañía: “Trabajamos ya con las amplias posibilidades de la Inteligencia Artificial (IA), que es ahora la tecnología protagonista y a la que aún le queda un amplio recorrido. Cuenta con un potencial enorme y, por tanto, existen multitud de usos y posibilidades para el sector asegurador que traerán gran valor. Es útil, además, para la prevención y detección del fraude, su avance en el manejo de los propios siniestros o la estimación de daños”, señala. 

Por otro lado, tenemos el futuro desarrollo del denominado open finance. La Comisión Europea ha publicado una Propuesta de Reglamento sobre Acceso a Datos Financieros (FIDA, en inglés), que establece el marco que deberá seguirse para la compartición de datos de seguros y que, “sin duda, generará importantes desafíos y oportunidades para el sector”, advierte Unespa. 

Finalmente, se empieza a ver demanda de protección del seguro frente a los ciberriesgos, lo que supone un gran reto técnico, financiero y operativo para los aseguradores. Para resolver el problema de los cúmulos de riesgo ante ciberamenazas de tipo sistémico, la patronal considera que la solución deberá pasar por la colaboración público-privada. 

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