El líder empresarial actual no solo debe atender a la cuenta de resultados de la compañía, sino también al impacto -social, medioambiental, reputacional…- que genera toda la actividad que desarrolla al frente de la compañía. Los diversos grupos de interés (stakeholders) que analizan el comportamiento de los directivos exigen conductas intachables y una visión más global, lo que configura el escenario perfecto para el nacimiento del concepto de liderazgo ético. Analizamos este nuevo paradigma junto a Sofía Unda, fundadora y directora de ELO Institute.
¿Cómo definiría usted el concepto de liderazgo ético?
El liderazgo ético puede definirse como un proceso de influencia responsable y consciente, guiado por altos estándares éticos, que genera valor para el conjunto de los grupos de interés (stakeholders), y que contribuye a la sostenibilidad, desarrollo y buenos resultados de la organización.
En este proceso de influencia, afectado por múltiples variables organizacionales, es absolutamente decisiva la calidad ética de los líderes, especialmente, en el caso de aquellos que ocupan una posición estratégica con responsabilidad en la dirección de personas.
Después de 20 años de investigación científica, hemos llegado a la conclusión de que los líderes éticos son, fundamentalmente, profesionales competentes, críticos y expertos referentes en su área de conocimiento. Igualmente, demuestran un dominio de aquellas habilidades necesarias para la gestión eficaz de personas y un elevado desarrollo emocional que impacta positivamente en la cultura de trabajo. También, hemos constatado en la práctica que son directivos virtuosos y ejemplares, personas con un sólido carácter ético que les permite tomar buenas decisiones empresariales a lo largo de su gestión.
¿Cómo ayuda el liderazgo ético a maximizar la reputación de una organización?
El liderazgo ético es una de las variables que mayor impacto tiene en la reputación corporativa, puesto que es el motor para el desarrollo del intangible más valioso y delicado para cualquier organización, que es la confianza. Es muy complejo lograr la confianza y el compromiso de todos los grupos de interés sin el necesario despliegue en la práctica de un liderazgo ético, por eso es un factor que las empresas deberían monitorizar de manera periódica.
La consultora de reputación corporativa Villafañé señala en uno de sus informes que existe un fenómeno denominado ‘transferencia reputacional’, por la cual el líder más importante de la compañía le traspasa su reputación profesional y parte de los atributos en los que ésta se cimenta: ejemplaridad, garantía de resultados económicos, capacidad de atracción de talento, etc. De esta forma, podemos concluir que el liderazgo ético -especialmente, el ejercido por las personas con mayor responsabilidad en la estrategia organizacional- afecta de forma decisiva en la reputación global de la compañía.
"Las culturas corporativas más frágiles adolecen de visión y propósito y buscan resultados cortoplacistas"
¿Qué impacto tiene el liderazgo ético en la cultura y sostenibilidad de una organización?
La cultura organizacional es una variable fundamental que impacta significativamente en el bienestar, el rendimiento y los buenos resultados a medio y largo plazo. Los líderes éticos dedican mucho tiempo a la gestión cultural, fomentando un propósito y una visión compartidos, un fuerte sentido de la cooperación, una marcada orientación hacia la innovación, una transparencia en su gestión y un enfoque que prioriza la evaluación y el desarrollo profesional de sus colaboradores.
En los casos reales de empresas que he analizado, he podido constatar que las culturas más éticas se fundamentan en este tipo de liderazgos responsables y que, en el caso de las culturas más frágiles, se aprecia una clara falta de visión y propósito, así como una fuerte orientación a la consecución de resultados cortoplacistas que favorecen estilos de liderazgo poco indicados cuando se abusa de ellos.
Mi experiencia es que el liderazgo ético favorece una estrategia que apuesta por la sostenibilidad, mientras que las organizaciones centradas en el corto plazo no invierten tiempo suficiente a la innovación, ni logran generar confianza en sus grupos de interés.
¿Cómo se puede crear una cultura de liderazgo ético en una organización?
El primer paso es garantizar que los profesionales que están en la alta dirección y al frente de las diversas áreas y departamentos sean líderes éticos. Sin el compromiso, sin la competencia técnica, emocional y ética de estos roles, considero que es inviable desarrollar una cultura organizacional basada en un liderazgo ético. Esta es precisamente una de las principales consignas que plantea el equipo de ELO Institute.
Un factor diferencial de los líderes éticos es que trabajan rodeándose de talento y ejercen un estilo de liderazgo distribuido que hace posible que esa cultura de liderazgo sea compartida por todos los trabajadores. Los auténticos líderes éticos desarrollan y promocionan líderes éticos desde la máxima responsabilidad profesional.
¿Cree que los directivos españoles prestan suficiente atención a este tipo de liderazgo?
Creo que estamos en un momento en el que la consciencia colectiva sobre la importancia de estos temas está sufriendo una evolución exponencial sin precedentes. Si me permites, te pongo un ejemplo personal que ilustra bien esta idea. Cuando comencé mi carrera directiva hace 18 años, era una de las dos únicas mujeres que integraban un comité de dirección en el que no se hablaba ni de cultura, ni de liderazgo, ni de propósito, ni de diversidad. Ni mucho menos de bienestar o experiencia del empleado o cliente.
En aquella época, me encontraba desarrollando paralelamente mi tesis doctoral sobre liderazgo ético en la Universidad Autónoma de Madrid y, cuando sacaba estos temas en las reuniones o comidas con los compañeros, me consideraban una ilusa a la que se le disculpaba con cierta condescendencia por su juventud. Siempre me dijeron que lo que estaba planteando en mi estudio era muy bonito y deseable, pero totalmente utópico en el ámbito empresarial.
Esta perspectiva reduccionista de la gestión ha ido evolucionando a pasos agigantados y es en el año 2020, durante la pandemia –no es casualidad que en esa fecha se fundara ELO-, cuando hemos percibido un cambio de paradigma importante. Jamás pensé que este cambio se produciría tan rápidamente y es ahora cuando estamos viendo un auténtico interés de directivos y empresas de este país hacia estos temas, vinculado a la gestión integral de riesgos y prevención de crisis reputacionales.
"Reputación, liderazgo responsable, sostenibilidad y propósito son los elementos intangibles en los que más invierten las empresas"
Esta idea se puede evidenciar en estudios como “Approaching the future”, publicado hace escasas semanas por Corporate Excellence Center for Reputation Leadership y Canvas Estrategias Sostenibles, en el que se pone de manifiesto que los temas más importantes y en los que más recursos están invirtiendo las compañías actualmente en materia de intangibles son (por orden de importancia): la reputación corporativa, el liderazgo responsable, la sostenibilidad y el propósito corporativo. Esto era totalmente impensable al inicio de mi carrera profesional y poco probable antes de la pandemia.
¿Tiene algún líder que le inspire especialmente?
En todas las esferas vitales encuentras personas inspiradoras y ejemplares de la que se aprende significativamente. En mi familia he tenido claros referentes femeninos como son mi madre y mi hermana, que me han enseñado a través del ejemplo, valores inherentes al liderazgo ético como son la autenticidad, la generosidad, el sacrificio, la excelencia, la resiliencia, la responsabilidad y la coherencia en absolutamente todo lo que se emprende en la vida.
Además, en mi bagaje académico he tenido el privilegio de conocer profesionales que han sido grandes líderes pedagógicos de este país, así como estudiantes especialmente críticos que me han enseñado en mi práctica docente el valor de la rigurosidad, el respeto por la diversidad, el necesario pensamiento crítico, la cooperación, la empatía y un profundo sentido del servicio a la comunidad.
De esta etapa destaco a los dirigentes universitarios (rectores y presidentes de Consejos Sociales) que participaron en mi tesis doctoral de una manera totalmente altruista y comprometida regalándome una de las lecciones más importantes en mi carrera profesional que es que los grandes líderes son, en esencia, generosos y humildes. También, durante mi carrera directiva he tenido compañeros que me han inspirado sobre la importancia de hacer lo correcto, aunque ello suponga renunciar a intereses personales y a ese egocentrismo que tan malas pasadas nos juega en la gestión.
¿Cómo se evalúa este concepto a través de la Metodología Ethos Leader Q?
La Metodología Ethos Leader Q se centra en una evaluación de 360º del ejercicio de liderazgo ético, teniendo en cuenta 29 variables fundamentales que lo conforman. Este sistema brinda dos opciones: por un lado, la certificación profesional de líderes éticos, dirigido tanto a directivos como mandos intermedios, con el que se obtiene un informe global de su ‘Cociente de Liderazgo Ético®’ registrado en cuatro escalas de certificación: ‘Épsilon y Delta’, primeras etapas de acceso, y ‘Beta y Omega’, como escalas superiores.
Por otro lado, ELO propone a las organizaciones la posibilidad de obtener un mapa global de fortalezas y áreas de mejora del liderazgo ético por áreas, departamentos o incluso a nivel global de la compañía. Este servicio se denomina Ethical Corporate Mapping y consigue extraer cocientes individuales y globales que permiten hacer un diagnóstico de las fortalezas y áreas de mejora a nivel organizacional.
Este proceso es dirigido por varios evaluadores senior especialistas en liderazgo de reconocido prestigio, que aportan más de 15 años de experiencia en dirección y desarrollo de personas y/o coaching ejecutivo al más alto nivel.
El proceso tiene una duración media de entre siete u ocho semanas y se inicia con una fase de evaluación cuantitativa a través de la herramienta CLE-OR 2023 (Cuestionario de Liderazgo Ético). A posteriori, se desarrolla una fase evaluación cualitativa donde se realizan entrevistas semiestructuradas a diversos perfiles profesionales de la organización, que tiene como objeto interpretar con mayor profundidad los resultados extraídos del análisis cuantitativo.
¿Qué es el Cociente de Liderazgo Ético y cómo se obtiene?
Es una medida de la calidad del ejercicio de liderazgo ético desplegado en la práctica directiva. Para calcularlo, se tienen en cuenta tres dimensiones del liderazgo como son la técnico-formativa, la ética y la emocional. Desde nuestro enfoque, el ejercicio de liderazgo ético será de mayor calidad en la medida que las tres dimensiones se desarrollen de forma equilibrada en la práctica profesional.
¿Qué incluye el informe proporcionado a los directivos tras la evaluación de Ethos Leader Q?
El informe de evaluación incluye los principales resultados y hallazgos obtenidos dentro del proceso de evaluación, especificando el Cociente de Liderazgo Ético y los resultados obtenidos en las 29 variables que miden la calidad de su liderazgo ético. También, se incluye un apartado específico en el que se ahonda en las áreas de mejora y fortalezas del directivo, especificando aquellas acciones y recomendaciones concretas para una progresiva mejora. También, calculamos el NPS (Net Promoter Score) que mide hasta qué punto las personas recomendarían a ese profesional por su liderazgo ético.
En el caso de las evaluaciones corporativas se contemplan todos estos datos teniendo en cuenta el alcance de evaluación que la organización estime oportuno: un departamento, varias áreas corporativas o toda la organización. Igualmente, se elabora un informe con fortalezas, áreas de mejora organizacionales y recomendaciones para ir dando pasos hacia la excelencia en el liderazgo institucional.
