Miércoles, 9 de Abril de 2025

Revista Capital

Viralidad vs. Veracidad: la salud bajo el foco de las redes sociales

Por Marta Menéndez

En la era de las redes sociales, la información sobre salud y nutrición nunca ha sido tan accesible, pero tampoco tan confusa. Plataformas como Instagram, TikTok o YouTube se han convertido en escaparates donde conviven recetas, dietas y consejos de bienestar. En este espacio digital, profesionales de la salud, influencers y marcas compiten por captar nuestra atención, prometiendo soluciones rápidas y transformaciones sorprendentes. El alcance y la inmediatez de estas plataformas han democratizado el acceso al conocimiento sobre temas como alimentación equilibrada, rutinas de ejercicio y bienestar general, permitiendo que millones de personas se inspiren y aprendan sin salir de casa. Sin embargo, esta democratización del conocimiento trae consigo un lado oscuro. La ausencia de regulación clara y la facilidad para difundir contenido sin un filtro riguroso han dado lugar a la proliferación de desinformación. En las redes sociales es habitual encontrar mensajes alarmistas, dietas extremas y productos milagrosos que prometen resultados extraordinarios en poco tiempo. Este fenómeno, además de fomentar expectativas poco realistas, puede generar conductas alimentarias de riesgo, desequilibrios en la salud e incluso trastornos psicológicos. 

Es especialmente alarmante el auge de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que en los últimos años han mostrado una correlación con el consumo excesivo de contenido relacionado con la dieta en redes sociales. Investigaciones recientes indican que el 35% de los adolescentes que usan redes sociales con frecuencia reportan un aumento en la insatisfacción corporal y en conductas alimentarias desordenadas. Los contenidos que promueven dietas restrictivas, cuerpos ideales y un enfoque superficial de la salud, en muchos casos sin ningún respaldo científico, pueden agravar la situación, especialmente en usuarios vulnerables. El caso de los trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, es solo una de las muchas consecuencias perjudiciales de la exposición a información errónea en las redes sociales. 

En la era de las redes sociales, la información sobre salud y nutrición nunca ha sido tan accesible, pero tampoco tan confusa

Además, la lucha constante por la viralidad, motivada por el algoritmo y las dinámicas propias de las redes sociales, prioriza lo espectacular sobre lo veraz. Un mensaje basado en rigor científico rara vez logra competir con titulares sensacionalistas o vídeos impactantes que apelan a las emociones más básicas. En este contexto, los usuarios, muchas veces con poca preparación para discernir entre información confiable y falsa, se convierten en un blanco fácil para consejos dañinos disfrazados de contenido educativo. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, la viralidad en plataformas como TikTok, por ejemplo,  contribuye a la proliferación de tendencias peligrosas en salud y nutrición, exacerbando el riesgo de trastornos psicológicos, incluidos los relacionados con la imagen corporal y los trastornos de la conducta alimentaria. 

En este artículo exploramos cómo las redes sociales están influyendo en nuestra relación con la nutrición y los hábitos saludables. Para ello, tomamos como referencia las experiencias de cuatro figuras clave: el chef Bosquet, conocido por sus recetas saludables y su éxito en redes; el equipo detrás de Futurlife21, Elena Pérez y María Hernández-Alcalá; la nutricionista integrativa y asesora de Kobho Labs, Elisa Blázquez, quien aporta una perspectiva basada en años de experiencia en consulta; y Teresa Vela, directora de marketing y comunicación de Ecotone Biogran. A través de sus testimonios, analizamos tanto los beneficios como los peligros de este fenómeno digital y reflexionamos sobre el camino hacia un uso más responsable y constructivo de estas herramientas.  

Las redes sociales como plataforma educativa y motivacional 

Uno de los grandes logros de las redes sociales es su capacidad para convertirse en herramientas educativas y motivacionales. En un mundo donde el acceso a la información es más fácil que nunca, estas plataformas permiten a profesionales de la salud, nutricionistas y creadores de contenido acercar conceptos complejos a una audiencia masiva. A través de publicaciones, vídeos o tutoriales, se simplifican temas como la alimentación equilibrada, el impacto de los alimentos en la salud o la importancia del ejercicio físico, fomentando cambios significativos en el estilo de vida de las personas. 

Un claro ejemplo de este fenómeno es el chef Bosquet, quien ha transformado su pasión por la cocina saludable en un referente dentro del universo 2.0. A través de sus recetas, que combinan creatividad y nutrición, el cocinero, triatleta y bombero español, ha demostrado que comer de manera saludable no tiene por qué ser aburrido ni complicado. Más allá de compartir platos atractivos, el mensaje subyacente de su contenido es que pequeños cambios pueden generar un impacto positivo en la salud. "Si una sola persona cambia su vida gracias a lo que hago, ya es un éxito. Cuando yo empecé nadie vivía de esto, todo era un experimento", comenta. 

Por otro lado, Futurlife21, el método nutricional que arrasa en Instagram, destaca como un modelo de rigor científico y educación a través de las redes. Este dúo madre-hija ha optado por un enfoque que fomenta la transparencia y la formación del consumidor. A diferencia de muchas cuentas que promueven soluciones rápidas o comerciales, su propuesta se basa en empoderar a los seguidores para que comprendan los fundamentos de una buena nutrición y puedan tomar decisiones informadas. "Nosotras no nos metemos con nadie a malas, sino que formamos al consumidor para que tenga el conocimiento y decida por sí mismo", explican. Así, este método no solo busca promover hábitos saludables, sino también combatir la desinformación. Es por ello que, más allá de su compromiso con la transparencia, Futurlife21 pone énfasis en la importancia de cuidar el mensaje. "Cuidamos mucho el contenido, los mensajes y las colaboraciones, porque sabemos que la transparencia es fundamental", destacan.  

La ausencia de regulación clara y la facilidad para difundir contenido sin un filtro riguroso han dado lugar a la proliferación de desinformación

Desde su experiencia en Biogran, Teresa Vela también subraya el impacto positivo que las redes sociales han tenido en el sector alimentario. "Ahora hablar de qué comer se ha convertido en algo cool y en tendencia, más allá de las recetas", apunta. Teresa destaca cómo estas plataformas han fomentado la biodiversidad de ingredientes como la chía, la quinoa o el amaranto, incentivando la exploración y generando entusiasmo por probar nuevos productos. Sin embargo, también advierte que el exceso de información puede confundir al consumidor: "Surgen dudas como: ¿es mejor comer cinco veces al día o hacer ayuno? ¿Debemos comer carne o no? ¿La leche es buena o no lo es?". En Biogran, su enfoque es hacer la transición a una alimentación ecológica accesible y comprensible, evitando juicios o tensiones. 

Por último, Elisa Blázquez, con más de una década de experiencia en nutrición, subraya el potencial transformador de las redes cuando se gestionan adecuadamente. "Es una manera de amplificar el mensaje de que hay que cuidarse, de que llevar una vida sana es clave para prevenir problemas de salud", señala. A través de sus publicaciones, Blázquez ha logrado llegar a personas que, de otro modo, no habrían tenido acceso a información sobre cómo mejorar su calidad de vida. Esto es particularmente importante en un entorno donde muchas veces el sistema sanitario no prioriza la prevención y el autocuidado. Las redes sociales no solo ofrecen la posibilidad de informar, sino también de conectar emocionalmente con el público, algo que Blázquez valora profundamente: "Desgranar conceptos complejos y hacerlos cercanos permite que las personas entiendan mejor la relación entre la nutrición y su bienestar". Esta habilidad para traducir la ciencia en mensajes claros y prácticos es fundamental para generar cambios reales en los hábitos de las personas. 

La sombra de la desinformación  

Sin embargo, el auge de las redes sociales también ha traído consigo una oleada de desinformación que amenaza con contrarrestar los beneficios de estas plataformas. Muchas cuentas, gestionadas por personas sin formación adecuada, difunden mensajes alarmistas, promueven dietas extremas y ofrecen soluciones milagrosas que carecen de respaldo científico. Este tipo de contenido no solo genera confusión, sino que también puede tener consecuencias graves para la salud de los usuarios que lo adoptan sin la orientación de un profesional.  

Según Elisa Blázquez, este fenómeno se manifiesta claramente en su consulta diaria: "Veo todos los días gente en consulta que viene con mucho miedo a comer cualquier cosa, habiendo hecho dietas extremas que les han empeorado", señala. Estas prácticas, promovidas por promesas de resultados rápidos, suelen derivar en problemas como deficiencias nutricionales, alteraciones digestivas y una relación insana con la comida. Teresa Vela también subraya que educar al consumidor es el mayor reto actual: "Es fundamental aportar información clara, basada en datos reales y estudios, para avalar los beneficios de nuestros productos". Asimismo, insiste en que los influencers tienen una gran responsabilidad a la hora de divulgar información sobre salud, debiendo asegurarse de respaldar sus recomendaciones con datos verificables. 

Chef Bosquet y Teresa Vela coinciden en que la desinformación es un problema cada vez más evidente, especialmente en el ámbito de la alimentación. "La salud debería ser siempre el pilar central en la promoción de cualquier producto relacionado con la alimentación o el bienestar, más allá de cualquier aspecto económico", señala Vela. "Hay muchas cuentas que, en teoría, son de comida saludable, pero no lo son. Ofrecen recetas con hojaldre o azúcar como si fueran saludables, y eso lleva a confusión a la gente", comenta Bosquet.  

Por su parte, Futurlife21 destaca que el sensacionalismo es una de las principales herramientas de las cuentas que difunden desinformación. "Últimamente abundan vídeos que buscan generar clickbait, utilizando mensajes alarmistas que solo sirven para hacerse virales", advierten. Este tipo de contenido prioriza la viralidad sobre la veracidad, lo que no solo desacredita el trabajo de los profesionales que se esfuerzan por ofrecer información rigurosa, sino que también pone en peligro a una audiencia que busca soluciones rápidas para problemas complejos como el sobrepeso, la mala digestión o incluso trastornos crónicos. 

Además, el algoritmo de las redes sociales refuerza este tipo de prácticas. En este contexto, es necesario cuestionar la fuente de cada mensaje, identificar si proviene de un profesional cualificado y buscar siempre información complementaria antes de seguir cualquier consejo. Como apunta Futurlife21, "la transparencia y el rigor deben ser la base de cualquier mensaje que se comparta en estas plataformas". Solo así se podrá combatir la desinformación y aprovechar el potencial educativo de las redes sociales de manera responsable. 

La responsabilidad de los influencers y creadores de contenido 

Un tema recurrente cuando hablamos de salud y redes sociales es la responsabilidad que tienen los creadores de contenido. Chef Bosquet admite que, aunque su comunidad confía en él, no todos los influencers mantienen el mismo compromiso con la salud de su audiencia. "Muchas veces la gente se aprovecha de la confianza de los seguidores para promocionar productos que no son saludables, solo por ganar dinero", lamenta. También señala que este comportamiento puede ser perjudicial, ya que muchas personas confían ciegamente en estas recomendaciones: "Si empiezas a mostrar opciones que no son saludables, esto puede multiplicar que alguien no coma saludable de forma habitual". 

Por su parte, Futurlife21, conocido por su enfoque ético y transparente, ha rechazado múltiples colaboraciones con marcas por no alinearse con sus valores. "Nos bombardean a diario con ofertas para promocionar productos, pero siempre decimos que no, no buscamos eso", aseguran. En lugar de priorizar beneficios económicos, su objetivo es claro: "Nuestra meta no es enriquecernos a toda costa, sino realmente mejorar la salud de la población". Además, enfatizan que esta coherencia refuerza su conexión con su comunidad: "Lo que nos caracteriza es la transparencia y el rigor científico, algo que lamentablemente muchas veces falta en redes. Hoy en día abundan vídeos que aportan poco valor, y el problema es que se olvida la responsabilidad de lo que compartes. Si te ven miles de personas, por lo menos actúa de una manera responsable". 

Muchas cuentas difunden mensajes alarmistas, promueven dietas extremas y ofrecen soluciones milagrosas que carecen de respaldo científico

Elisa Blázquez también hace un llamado a los consumidores para que desarrollen pensamiento crítico ante los contenidos que consumen. "Es fundamental que las personas sepan quién está detrás de un mensaje. Si alguien te promete soluciones mágicas, probablemente no sea de fiar", afirma. Esta reflexión es especialmente importante en un entorno donde el sensacionalismo y el clickbait están a la orden del día. "Últimamente veo más vendehumos en redes sociales. Gente que da mensajes ultra sensacionalistas, como decir que las células tumorales se nutren de azúcar. Eso no solo es falso, sino que genera miedo innecesario. Cuidarse no debería ser un lujo, sino un derecho. Las redes tienen el poder de democratizar el acceso a la salud, pero solo si todos hacemos nuestra parte", explica. 

Unas palabras que suscribe Teresa Vela, que enfatiza que los influencers y creadores de contenido deben actuar con responsabilidad, informándose adecuadamente y probando los productos que recomiendan. "Deben alinearse con valores éticos y transmitir mensajes claros para evitar interpretaciones erróneas o incompletas", explica. Esta coherencia no solo beneficia a los consumidores, sino también refuerza la confianza en las marcas y en los propios creadores. 

Educación y prevención: el camino a seguir  

A pesar de los desafíos, los entrevistados coinciden en que las redes sociales tienen el potencial de ser una herramienta poderosa para promover la educación y la prevención en salud. Para lograrlo, es necesario un enfoque equilibrado y honesto. Chef Bosquet apuesta por mantener la autenticidad: "Siempre trato de ser fiel a mi mensaje, porque sé que lo que hago puede cambiar vidas". Futurlife21 insiste en la importancia de formar a la población desde una edad temprana: "No hay comidas para niños y comidas para adultos; hay comidas para personas. Los hábitos saludables deben inculcarse desde pequeños". Teresa Vela, desde Biogran, concluye que centrarse en el cuidado de las personas y del planeta es clave: "Sabemos que al promover la biodiversidad y la sostenibilidad estamos construyendo un futuro más seguro y saludable para todos". 

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