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Revista Capital

Pablo Gil (XTB): “Este año está siendo un calvario para los inversores”

Por Redacción Capital

“Es para ser negativos: hemos incrementando el coste del dinero y el endeudamiento del mundo durante los últimos 15 años” 

“Somos el vagón de cola de Europa y sin embargo alardeamos de que Alemania va a estar peor el año que viene” 

2022 ha supuesto un reto para los expertos del trading. ¿En qué invertir? ¿Qué va a ocurrir? Las preguntas derivadas de la incertidumbre previa y los componentes geopolíticos que han terminado por lastrar las economías globales han generado un panorama de difícil predicción. Sin embargo, el analista jefe de XTB para España y Latinoamérica, Pablo Gil, se arriesga a augurar con Capital qué escenarios nos encontraremos el próximo año y dónde están los principales atractivos de entrada para los inversores más ávidos.  

Dicen que “la bolsa siempre sube” pero índices como el japonés o chino están remontándose a valores no vistos desde hace décadas, algo similar que lo que está observándose en la española. Las ventas en los índices aumentan y la incertidumbre por la economía se acelera. ¿Cuáles son los principales indicadores que han desencadenado esta situación global?  

Llevamos dos años en un entorno muy anómalo. En 2020 tuvimos la peor recesión del último siglo y ahora lo que estamos viendo es el riesgo de tener que pagar la factura de las medidas que se tomaron para evitar la recesión o los efectos de la misma. La recesión estuvo ahí, pero algunos gobiernos como el estadounidense dejaron que se despidiesen trabajadores dándoles dinero a cambio para que siguiesen viviendo.

En Europa se tiró pro el concepto de los ERTEs. Sin embargo, el coste de estas medidas fue una reducción de la oferta por muchos factores. Muchas empresas de servicio no dejaron trabajar durante muchos meses y terminaron por cerrar. Y luego vimos los cuellos de botella. Cuando tú tienes una demanda con esteroides, el efecto es la inflación.  

La inflación se ha convertido en un objeto de obsesión por parte de los bancos centrales, que han decidido combatirlo con una herramienta que es subir el coste del dinero de una manera que no lo habían subido en las últimas cuatro décadas. El incremento de las tasas de interés es un efecto global en un mundo que tiene 305 trillones de deuda y un 365% de deuda sobre el PIB. ¿Por qué entonces ser negativo con las previsiones? Porque estamos incrementando el coste del dinero y el endeudamiento del mundo durante los últimos 15 años. 

Entre otras cosas, hemos cometido el gravísimo error de pensar que había que tener las tasas de interés al 0% e incluso en algunos sitios en tasas negativas, pero luego nunca hemos esperado a cambiarlo. Las economías trabajaban muy bien y seguíamos con los tipos a cero. En EEUU liaron una muy buena en el mercado y volvieron a la política expansiva. Y ahora estamos en un entorno radicalmente distinto con inflaciones muy altas que hay que combatir porque está creando una crisis social y las medidas que se están tomando para combatirlo nos está llevando a la recesión. 

De hecho, según señaló el FMI, al menos un tercio de las economías del mundo corre el riesgo de caer en recesión el año que viene. ¿Qué se espera de España en esta materia?  

Cuando los organismos lo ven mal es porque pinta muy muy mal, porque nunca mandan un mensaje negativo. Siempre se quedan cortos en sus previsiones. Luego, en España, dependiendo de la atención que pongas. Yo me quedo fascinado escuchando a Calviño sacar pecho cuando somos el único país de la UE que no ha recuperado valores pre Covid-19. Somos el vagón de cola de Europa y sin embargo alardeamos de que Alemania va a estar peor el año que viene. Y España no estará mejor. Nos hemos endeudado mucho.

Hemos contado con el apoyo incondicional del BCE comprando prácticamente toda la deuda, pero ahora no va a estar. Además, nos han tocado 140.000 millones y no se está sacando partido a esas ayudas. Se está haciendo francamente mal. No es tanto si entramos en recesión, es que vamos tan por detrás que se nos indica que no estamos gestionando correctamente el problema.  

Entre los múltiples problemas de la economía española está que la deuda pública ha crecido un 26.3% durante la pandemia, más del doble de la media europea, que, según Eurostat, ha hecho lo propio un 12.9%. ¿En qué situación nos deja? 

La media europea es del 100% y hay países como Italia o España por encima. No hay un límite en sí mismo. Mira Japón, con un 260%; cada tres años está en recesión. Queda muy claro que el país nipón extrae bienestar creciente en base a endeudamiento y sacrificando el endeudamiento futuro. Estamos abocados a esto. 

No es lo mismo vivir endeudado cuando el coste de financiación es 0% que de repente tener que pagar un 2-3% por esa deuda. Y si no conseguimos remontar cuando estaban las cosas bien, imagínate ahora con los tipos de interés más altos y sin el apoyo del BCE. 

A esta situación hay que sumar la desbocada inflación. Y, si bien es cierto que en el mes de octubre la inflación general retrocedió desde el 8,9% al 7,3%, la subyacente apenas lo hizo dos décimas, del 6,4 al 6,2%, y los alimentos se han disparado al 15%. La experiencia histórica dice que no es una tasa que baje de forma abrupta. ¿Qué expectativas baraja usted? ¿Se está notando ya en el bolsillo de particulares y empresas? 

Mucha gente todavía no ha sentido que haya subido el coste del dinero ni la política monetaria restrictiva. Y esto también afecta a las empresas. Sin embargo, yo tengo una hoja de cálculo de lo que gasto y el coste de mi vida está a años luz de las estadísticas oficiales. Existe algo de por sí que es la manipulación de cómo se presentan los datos de inflación y la gente no termina de entenderlo, pero lo que te están diciendo es que, si antes el ritmo de crecimiento era brutal, ahora es alarmante. Y la pérdida de capacidad adquisitiva es impresionantemente rápida.  

La gran pregunta que hay que hacerse es si va a bajar. Y claro que va a bajar, porque se calcula año contra año. Cada vez se toma el punto de partida en un nivel más alto, pero hay que ir mucho más allá. 

Una fórmula para restar achaques de la inflación es la inversión, sin embargo, este año parece ciertamente difícil acertar. Desde su perspectiva, ¿cuáles son las mejores opciones en estos momentos? 

Este año para los inversores está siendo un calvario. Uno de los mercados alternativos a la bolsa eran los bonos y cuando ha surgido la inflación han bajado tanto que ya no merece la pena. Llevamos una década y media donde sube todo. Sube el oro, el inmobiliario… y todo porque hemos inundado de liquidez y hemos puesto costes de financiación al 0%. Así todo funciona. 

El dólar ha sido una alternativa muy buena en las divisas, pues se ha fortalecido, y los otros han sido el inmobiliario y el energético, que han crecido de forma exponencial. De cara a 2023 dependerá mucho del panorama, pero la inflación no va a retomar tan fácil al 2% o por debajo porque no va a haber la globalización que teníamos. Vamos a tener un proteccionismo multilateral. Las dos grandes facciones del mundo no van a permitir esta transferencia que hacíamos antes de fabricación hacia una mano de obra barata.

Muchos países están trayendo su producción a casa y muchos gobiernos quieren desarrollar industrias que antes tenían en Taiwán o China, como son los semiconductores. ¿Es más caro? Sí, pero te posibilita el stock cuando lo necesites. 

Para mí a lo largo de la historia los activos reales son los que más han depreciado el dinero fiat. Hay mucha gente que dice ‘oro sí, oro no’. El oro ha definido la capacidad adquisitiva del dinero fiat. Y no es como una criptomoneda. Yo soy positivo con bitcoin, pero la realidad es que es un experimento; el oro lleva con nosotros desde el principio.

Otro activo real es la vivienda. Para que baje se necesita que haya una sobre oferta como en 2008, pero no hemos vivido esta situación. Se ha construido muy poco. Por tanto, ¿qué puede ocurrir? Que el mercado se seque en transacciones y que el que tiene que vende no baje mucho y el que compra no pueda subir. Me cuesta mucho que se desplome el precio de la vivienda.  

El inmobiliario es una inversión a largo plazo. Ahora mismo es una opción, pero ¿en el corto? ¿Hay oportunidades apreciables para el inversor medio? 

Acertar con lo que va a ocurrir en el corto es más de trading, no está al alcance de la gente normal. O te has molestado en adquirir determinadas metodologías o tu planteamiento tiene que ser otro: crecer tu patrimonio para disfrutar luego de una buena jubilación.  

En 2021 daba la sensación de que ganabas dinero si comprabas cualquier cosa. Ganar dinero a largo plazo requiere algo que es muy complicado que es comprar cuando nadie más quiere comprar. Y creo que no ha llegado ese momento. Yo digo a mis clientes que compren en la bolsa china y me dicen que no. La bolsa china crece al 3.3% y ha caído un 75%. Cotiza igual que como cotizaban los bancos en 2008. Entiendo que no te apetezca, pero es que está realmente barata.  

Probablemente casi nadie quiera comprar, pero no debe estar muy lejos del suelo. La mentalidad que traemos desde 2009 es que cualquier corrección hay que comprarla, pero no se pensaba así ni en 2008 ni en 1998. Por ejemplo, compra Facebook. “No, no, que Metaverso tiene muy mala pinta”. O sea, ¿Cuándo en 2021 cotizaba con 50 veces su beneficio estaban todos atacados por comprar Netflix o Facebook y ahora que han bajado un 74% y 76% no lo veis? Falta esa capitulación, pero creo que falta alguna pieza en este puzle de una reacción muy negativa y que en muy pocos meses estaremos en un entorno interesante para empezar a comprar. Pero no hemos llegado a ese punto.  

Hablando de tecnológicas. Ha sido un ‘valor seguro’ de compra el año pasado, pero más allá de los despidos lo cierto es que, como ha citado, su economía se está desinflando. Para todos aquellos que compraron ‘atacados’ en 2021. ¿Qué puede pasar el próximo año? 

Lo primero es que hay que ser consciente que liderar un segmento del mercado por innovación y mantener el liderazgo es dificilísimo porque te copian, la competencia se va erosionando y el margen de ganancia también. Pasa en todo. Entonces, mantener eso es dificilísimo.  

Recordemos a Yahoo! o a Kodak. Hay muchos ejemplos. Cuando miras los líderes del Nasdaq en los 90 ves que sólo ha pervivido Microsoft, pero, ¿crees que Apple va a liderar la telefonía en los próximos años? Yo no lo creo. Para nada. Hace tres años Apple era lo mejor, pero se está notando un deterioro paulatino de su comunidad. Y así con todo. 

¿Y en renta fija? Por ejemplo, los bonos han sido tradicionalmente una forma de rentabilizar una inversión en el largo plazo. ¿Ahora también? 

La bolsa española lo ha hecho fatal prácticamente desde 2007. Es muy curioso porque el inversor español es un defensor a ultranza de la bolsa. El amor como país brilla por su ausencia, pero el Ibex no me lo toques. Y, perdóneme, el Ibex lo ha hecho fatal. Y aunque le metas los dividendos… si lo vas a hacer, quítale la inflación. Tenemos una composición sectorial que dificulta que el Ibex se mueva bien. Dependemos más de los 35 valores que conforman el índice que de otra cosa y creo que no hay una perspectiva de inversión a largo plazo. No lo va a hacer mejor. A mí me gusta más comprar bonos en EEUU.  

Siguiendo con la línea de los bancos centrales. Este 2022 se recordará por las sucesivas e históricas subidas de tipos. ¿Seguiremos en la línea en 2023? 

Creo que tendremos subidas durante el primer trimestre y veremos a EEUU acercándose o superando el 5% y a Europa en cotas del 3-5%. Esto se mantendrá hasta final de año y si hay un movimiento bajista será simbólico. No creo que vayamos a estar como antes. Para eso necesitas un evento de extinción del modelo financiero para que los bancos centrales puedan decir: “Se acabó el objetivo de la inflación porque tenemos algo tan grave que no puedo estar atendiéndola”. 

Si los bancos centrales hacen esto es porque la situación es desastrosa. Lo hemos visto con Reino Unido cuando el BC tuvo que comprar deuda momentánea para solventar el colapso de los planes de pensiones. Eso no fue bueno ni para la libra ni para nadie.  

Hay tres escenarios. El medio es que suban más los tipos y entremos en recesión de forma generalizada. No todos, pero la mitad de los países. ¿Y los activos? Un mal comportamiento de la bolsa porque empezamos a filtrar esa recesión en los resultados sin atisbar la ayuda de los bancos centrales. El escenario malo es que se rompa algo por el camino, se nos vaya de las manos y los BC cambien su discurso. Y el escenario bueno no se me ocurre: que no haya una crisis financiera, una recesión y que el fenómeno de la inflación remita por arte de magia. 

Otra de las medidas que están valorando los principales bancos centrales son la creación de monedas digitales. Algunos van mucho más avanzados que otros. ¿Cómo podría afectar esto al tablero de juego ya existente y a la propia economía tradicional? 

A mí me gusta recordar que ya somos digitales. Mis hijos, por ejemplo, no llevan dinero en los bolsillos nunca. Hasta les parece arcaico llevar una tarjeta de crédito. Compramos casi todo por internet, pagamos por internet… las monedas digitales simplemente van a generar un control exhaustivo, no solo de cómo ganas el dinero sino de lo que haces con él.  

En el momento en que consigan erradicar el dinero físico habrá que tener un registro. Por tanto, las criptomonedas que quieren impulsar los bancos centrales son un control total y absoluto del ciudadano y una manera de cerrar el grifo si hay una intervención física. Ahora, con las CBDCs no descentralizas, todo lo contrario: cedes más control al que ya tiene casi el control absoluto porque decide cuánto dinero hay en circulación y a qué precio. Le darías el control total.  

Las que están ya en circulación sin observación por parte de ningún banco central, viven en un contexto de volatilidad constante. No hay más que ver los fuertes retrocesos en las principales divisas de la materia. Sin embargo, cada vez son más las firmas que están explorando las finanzas descentralizadas para activos del mundo real. Los expertos cripto solicitan no fijarse en el precio del dinero y sí en este tipo de acciones. ¿Estamos en qué punto de la transformación y ‘traslado’ a las finanzas descentralizadas nos encontramos? 

El problema de las cripto es la volatilidad. Tú no vas a pagar nada que pueda costar un 15% más en unas horas en función de cómo ha evolucionado. Cuando no tienes estabilidad, dejas de utilizar un instrumento. Estamos en un punto que, como ocurrió con internet a finales de los 90, se abre un escenario apasionante de finanzas desregularizadas. Pero, de la misma manera, las compañías que lideraban en aquella época tuvieron una vida breve. Hubo que esperar 10 años para encontrar a los claros ganadores. 

Web 3 va a ser una realidad y nos va a cambiar la vida. Lo creo a pies puntillas. Vamos a romper esquemas de cómo funcionamos, viajamos y compramos. Hasta ahora lo único que hemos hecho es traer el mundo virtual al real, pero con Web 3 seremos nosotros quienes hagamos cosas en el virtual. ¿Qué sentido tiene que yo me vaya a Latam gastándome 5.000 euros en billetes? Existirán las reuniones holográficas.

Es que si te hubiesen dicho en los 2000 lo que hacemos ahora con los móviles no te lo habrías creído, pero vamos a un mundo donde el desplazamiento no va a tener sentido y la presencia física va a reflejar un escenario ad hoc para el proyecto que quieres. En ese mundo las cripto van a tener un valor incalculable porque reflejan un proyecto. Y va a pasar. Pero también digo que el 80-90% de las que hay hoy desaparecerán y vendrán otras nuevas que serán las compañías del futuro, las que tal vez lideren la capitalización bursátil en unos años.  

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