Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

crecimiento sostenible

La vida, como epicentro del crecimiento sostenible

Por Alejandra Nuño, socióloga y experta en crecimiento empresarial   Ahora que comienza el 2022, y tras haber realizado el pertinente balance, toca pensar en cuál podría ser el mejor cinturón de seguridad que nos mantenga en la senda del crecimiento sostenible. Sin dudarlo, si hay una apuesta segura, esa es la salud y el bienestar, porque si hay algo que hemos sacado en conclusión en todo lo que a corporativo se refiere es que “todo es salud.”   La pandemia ha tenido, y tiene, múltiples variantes, y no todas son negativas. A raíz de la Covid-19 nació el fenómeno de la gran resignación americana, donde miles de trabajadores dejaban sus trabajos sin tener planes b de contingencia, y, por primera vez, esto no fue un problema, porque se habían llenado de autoconfianza (Antohony Klotz, 2021). Tener una nómina o un contrato fijo dejó de ser una fortaleza infranqueable para mitigar la incertidumbre. Y sinceramente, no pasó y no pasa nada.   A consecuencia, se podría decir que estamos viviendo una encrucijada de autoafirmación. La paralización global del mundo abrió los ojos a miles de profesionales invitándoles a soñar, un caldo de cultivo que incentivó nuevas líneas de ser, de trabajar, de conciliar y de tomar las riendas de nuestras vidas, incluidas las laborales.  Si añadimos el acceso al mercado global, facilitado por la democratización tecnológica, y la posibilidad de erigir nuestras voces dentro del accesible ecosistema digital, y, además, lo juntamos con el auge del e-commerce, vemos que se generó un pico de ansia de libertad que claudicó en la búsqueda activa de nuevos horizontes laborales. Incluido el autoempleo.    Lejos de ser esta herejía un canto al no esfuerzo, personalmente, lo considero un avance social, tanto para las empresas como para las personas. Y detallo el porqué de mi razonamiento.  La cultura del cuidado, en el centro de los negocios Ante este nuevo contexto donde se ha producido un cambio perceptivo sobre lo que el trabajo debe significar para las personas, son muchas las empresas que, sin titubeos y con gran agilidad, han integrado en su propuesta de valor un pacto firme con “la cultura del cuidado”. Es decir, poner la vida en el centro de los negocios, humanizando transversalmente toda la operativa de la organización porque la salud es modelo de gestión en sí mismo. Sin salud y sin bienestar no hay crecimiento sostenible.  Las corporaciones que asumen este compromiso cumplen con una integración real de la diversidad que concibe la pluralidad humana como fuente inagotable de riqueza, y más, cuando se compite por valor desarrollando soluciones múltiples. Son compañías que…