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Reconectar con la economía real 

“El Gobierno que salga de las urnas debería desarrollar una estrategia alejada de las políticas intervencionistas” La subida de los tipos de interés y la inflación dibujan unas previsiones muy negativas de cara al 2023, especialmente para aquellos países con problemas estructurales como el desempleo y la productividad. Aunque el Banco de España descarta ‘en un horizonte inmediato’ la entrada de nuestro país en recesión, lo cierto es que algunos servicios de estudios como el del BBVA sí que lo contemplan durante el primer trimestre del año que viene.  Las empresas y, por extensión, la economía española, no pueden estar al vaivén de medidas casi siempre cortoplacistas que la realidad supera rápidamente. El índice manufacturero PMI de los fabricantes españoles se sitúa por debajo de la barrera de 50 puntos, que marca la diferencia entre el crecimiento y la contracción.  Y esta caída se produce por el enfriamiento del consumo interno, la caída del poder adquisitivo y la reducción de la demanda internacional y, por tanto, de las exportaciones. A estas tres causas tenemos que añadir el azote que sufren las empresas con la inflación, que, a pesar de la improvisada reducción del IVA al 5% de la energía, ha provocado una reducción de la actividad de producción.  El incremento sin precedentes de los precios de la electricidad y del gas baten récord, lo que, unido a los tres factores mencionado, están provocando la reducción de actividad industrial. Tenemos ejemplos palpables como los de Volkswagen o Arcelor Mittal.  Y hay un sector de actividad, el de los autónomos, que vuelve a estar muy castigado por la situación económica. Perdemos trabajadores por cuenta propia por primera vez desde 2013, y la impresión es que en los próximos meses el escenario se va a complicar aún más. Es urgente reducir los impuestos…