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Tecnología

Los límites de ChatGPT. ¿Una herramienta al servicio de las personas? 

Por María Nogales

José Antonio Pinilla (Asseco): “Todavía no se ha creado algo que sea original, se limita a la compilación de datos existentes” 

José Martí Parreño (Universidad Internacional de Valencia): “Creo que no es arriesgado aventurar que estamos ante un potencial gigante tecnológico” 

ChatGPT: “Es cierto que, en algunos casos, la automatización puede reemplazar ciertas tareas que antes realizaban los trabajadores humanos”

Si hay algo sobre lo que no hayamos parado de escuchar últimamente, eso ha sido ChatGPT. Nos encontramos en un momento en el que las posibilidades que brinda la innovación tecnológica no paran de evolucionar y de ofrecer infinidad de oportunidades aplicables a numerosos campos. 

En este caso, parece que hay algo que ha decidido llegar para revolucionar la propia revolución tecnológica y que, además, puede ser de utilidad no solo para aquellas personas que pertenecen al ámbito de la tecnología o la industria, sino que puede ayudar a cualquiera que decida usar esta herramienta. O, si no, que se lo pregunten al propio chat, que fue capaz de conseguir un millón de usuarios en tan solo cinco días. Esto, por el momento, ya que se desconoce cuándo dejará de ser gratuita.  

Pero, ¿en qué consiste realmente ChatGPT y cómo funciona? Para conocer más acerca de este innovador sistema de Inteligencia Artificial (IA), Capital habla con el propio ChatGPT, quien accedió a ser entrevistado por Capital y afirmó estar “encantado de hacerlo”; José Antonio Pinilla, CEO de Asseco, y José Martí Parreño, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). 

La realidad de Chat GPT 

En primer lugar, ¿por qué no preguntarle al propio ChatGPT quién es? “Soy un modelo de lenguaje de Inteligencia Artificial conocido como GPT (Generative Pre-trained Transformer), específicamente el modelo GPT-3 de OpenAI. Mi función principal es generar texto coherente y relevante en respuesta a una entrada de texto dada”. 

Es decir, tal y como lo explica el CEO de Asseco, José Antonio Pinilla, es una plataforma que ha sido desarrollada con IA que permite a los usuarios, mediante preguntas o demandas y a través del lenguaje artificial, recibir una serie de respuestas a esas incógnitas que se plantean.  

José Antonio Pinilla, CEO de Asseco

La aplicación cuenta con una enorme base de datos con la que puede aprender, mediante ensayo y error y gracias a su deep learning: “He sido entrenado en un corpus de texto masivo, que contiene miles de millones de palabras y oraciones en varios idiomas. Utilizo técnicas de aprendizaje profundo y redes neuronales para analizar y aprender patrones en los datos, y luego aplico ese conocimiento para generar texto nuevo y relevante”, señala ChatGPT. 

Esto, entiende el CEO de Asseco, es un planteamiento muy bueno, ya que está enfocado a que, poco a poco, el programa sea capaz de ir dando un enfoque en base a lo que la persona que lo utiliza desea recibir. Es decir, trata de ir respondiendo cada vez de una manera más concreta, en base a las propias necesidades del usuario.  

“La herramienta servirá para que el usuario tenga más tiempo intelectual y menos tiempo administrativo” 

José Antonio Pinilla (Asseco)

En este sentido, el vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), José Martí Parreño, añade que no solo es capaz de generar textos como resúmenes o poesías, sino que también puede escribir scripts en Python (un lenguaje de alto nivel de programación), por ejemplo. 

¿Y qué hay detrás de ChatGPT? Realmente, es una amalgama de datos y puntos de conexión de información. Es decir, tiene información interconectada que va con mensajes y publicaciones que pueden salir de redes sociales, de libros, de textos históricos y demás.  

Él mismo lo define así: “Utilizo un gran corpus de datos de entrenamiento para generar mis respuestas. Este corpus consiste en miles de millones de palabras y oraciones extraídas de diversas fuentes, incluyendo libros, artículos de noticias, sitios web, publicaciones en redes sociales y mucho más”.  

El origen de la revolución 

ChatGPT fue creado por OpenAI, una organización de investigación en Inteligencia Artificial, con sede en San Francisco, que se dedica a construir sistemas de IA y que se presenta sin fines de lucro, con el objetivo de “promover y desarrollar IA amigable que beneficie a la humanidad en su conjunto”.  

¿Y quién fundó OpenAI? La compañía fue fundada en 2015 por un grupo de personas, entre las que se incluyen Elon Musk (empresario y magnate, más conocido por ser el hombre más rico del mundo, CEO de Twitter y dueño y fundador, entre otras, de Tesla) y Sam Altman (un reconocido empresario estadounidense e inversor en tecnología, que actualmente desempeña el cargo de presidente de OpenAI). 

Continuando con ChatGPT, para crear su modelo, OpenAI utilizó una técnica llamada transformer, cuya utilidad es la de crear tareas de procesamiento de leguaje natural. Luego, argumenta el propio chat, entrenaron su modelo con un gran corpus de texto y, durante el entrenamiento, su modelo aprendió a predecir la siguiente palabra o el siguiente conjunto de palabras en una oración, dada una entrada de texto anterior. “Al hacer esto, aprendió a reconocer patrones y estructuras gramaticales en el lenguaje humano y, finalmente, a generar texto nuevo y coherente en respuesta a cualquier entrada de texto dada”. 

En este sentido, empresas como Microsoft han llegado a hacer inversiones multimillonarias en OpenAI. En concreto, tras las ya efectuadas en 2019 y 2021 por la compañía, el gigante tecnológico confirmó recientemente una inversión multianual de miles de millones de dólares. El objetivo es que exista una colaboración entre ambas empresas que permita que, mediante la investigación y la supercomputación de IA, las dos compañías puedan llegar a comercializar de forma independiente las tecnologías de IA que resulten de esta colaboración. 

Mientras tanto, Microsoft anunciaba numerosas medidas para “hacer frente” a la situación macroeconómica, entre las que se encontraba el recorte de unos 10.000 puestos de trabajo, es decir, casi el 5% de su plantilla. 

Sin duda, OpenAI tiene potencial para convertirse en un referente tecnológico, simplemente por lo que ya ha hecho, según destaca el CEO de Asseco. “De hecho, la IA está siendo actualmente como una ‘caja de Pandora’, porque cada día se van creando cosas nuevas y se va innovando más. Los grandes players del mundo tecnológico, como Microsoft, Apple o Google, para no quedarse atrás, están realizando inversiones multimillonarias para que siempre puedan estar a la última y no perder esa posición privilegiada”.  

Por su parte, José Martí Parreño destaca que OpenAI ha evidenciado muy pronto su intención de monetizar la herramienta ante el consumidor final, mediante una versión premium ya disponible. “Si consideramos los millones de usuarios finales potenciales y las miles o decenas de miles de empresas potencialmente interesadas en sus servicios, creo que no es arriesgado aventurar que estamos ante un potencial gigante tecnológico”, sentencia.  

¿Aliado o enemigo? 

Llegados a este punto, cabe hacerse la pregunta de si debemos creernos todo lo que nos cuenta el chat o no. “ChatGPT se limita a la compilación de datos existentes en fuentes que pueda encontrar, pero no tiene capacidad de generar ideas que sean verdaderamente originales, ya que solamente te permite que puedas desarrollar o interconectar ideas que ya haya planteado él”, expone el CEO de Asseco. 

Con lo cual, llega un momento en el que no eres capaz de distinguir si lo que te está diciendo es correcto o incorrecto. Esto, probablemente, conforme se vaya puliéndola herramienta, irá mejorando, pero hoy en día es eso. “Todavía no se ha creado algo que sea original en la creación”, sostiene Pinilla. 

José Martí Parreño, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad Internacional de Valencia (VIU)

De hecho, es importante destacar que la propia herramienta, antes de comenzar la conversación, expone sus propias limitaciones. Entre ellas, se encuentran la de generar información incorrecta, producir instrucciones dañinas o contenido sesgado y que, además, cuenta con un contenido del mundo y los eventos después de 2021. De igual forma, también se incluye un aviso en el que se afirma que el usuario no debe compartir ninguna información confidencial en sus conversaciones.  

El propio ChatGPT lo explica claro y conciso: “No tengo capacidad para determinar la veracidad o falsedad de la información que se me presenta”, a lo que añade que su función es, únicamente, la de generar texto coherente y relevante en respuesta a una entrada de texto dada y que “es importante señalar que la verificación de la información y la determinación de su veracidad es responsabilidad de las personas que utilizan la información”, ya que, como modelo de lenguaje de inteligencia artificial, no tiene la capacidad de tomar decisiones o evaluar la información por su cuenta.  

Por ello, es de vital importancia que los usuarios evalúen críticamente la información que reciben de cualquier fuente, incluyendo la información generada por un modelo de lenguaje como este. Siempre es una buena práctica verificar la información con varias fuentes confiables antes de considerarla verdadera. 

Y esto, cómo no, ha causado un revuelo en las aulas. “En Estados Unidos, el 89% de los estudiantes ha admitido haber utilizado ChatGPT para hacer un trabajo académico y, en Francia, el 50% de los estudiantes recurrió a esta herramienta para hacer este tipo de trabajos”, desvela José A. Pinilla.  

Al final, prosigue, esto implica que, poco a poco y, teniendo en cuenta el desarrollo de estas herramientas, habrá que ir adaptando el aprendizaje para que se pueda seguir desarrollando la inteligencia humana, es decir, “que los jóvenes puedan seguir aprendiendo, sirviéndose de este tipo de herramientas”.  

“ChatGPT procesa cantidades descomunales de información, pero es el ser humano quien transforma esa información en conocimiento” 

José Martí Parreño (Universidad Internacional de Valencia)

De hecho, escuelas como las de Nueva York o universidades como la de Sevilla han prohibido su uso al considerar que los estudiantes no contestan por sí solos con herramientas como ChatGPT.  

“La tecnología no es buena ni mala, sino que depende del uso que hacen de ella los seres humanos. Los aspectos éticos son clave a la hora de realizar un buen uso de esta tecnología”, opina el vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad Internacional de Valencia.  

A esto, el CEO de Asseco añade que los avances tecnológicos deben verse como un aliado, pero que hay que saber utilizarlos correctamente y sin perder la perspectiva de lo que se está utilizando: “ChatGPT debería utilizarse como un aliado para agilizar la búsqueda de información o el desarrollo de textos en tiempo real, en general, debería utilizarse para poder acelerar el trabajo. La herramienta, para lo que va a servir es para que el usuario tenga más tiempo intelectual y menos tiempo administrativo”. 

¿Restará puestos de trabajo? 

Una de las preocupaciones que más se ha expuesto durante los últimos meses es si la Inteligencia Artificial pondrá en peligro el capital humano de numerosos trabajos. Uno de ellos, por ejemplo, el de la comunicación.  

Sin embargo, José Martí Parreño expone que, de momento, parece que los seres humanos seguimos teniendo cierta ventaja en cuanto a pensamiento crítico, ético y creatividad. “Por muy avanzadas que sean estas herramientas, las competencias del ser humano que maneja las herramientas pueden seguir marcando una diferencia”. 

En este sentido, reitera, la herramienta tendrá un mayor o menor potencial en función de la persona que la utiliza y esto refuerza la importancia del capital humano cualificado. “ChatGPT procesa cantidades descomunales de información, pero es el ser humano quien transforma esa información en conocimiento”, concluye. 

“Es importante que las empresas y los trabajadores se adapten a estos cambios y encuentren maneras de aprovechar las nuevas oportunidades y desafíos que surgen a medida que la tecnología continúa evolucionando” 

Chat GPT

Así, José Antonio Pinilla insiste en que es lógico, legítimo y necesario que las personas se preocupen por perder su trabajo por herramientas como esta, como siempre ocurre cuando hay avances tecnológicos.  

“Creo que la experiencia se está orientando más hacia lo que va a ser un cambio en el trabajo. Están surgiendo muchísimas necesidades laborales, hay puestos que están evolucionando por este tipo de tecnologías y, al final, con los avances que va a haber en cuanto a IA, lo que se va a demandar más va a ser la inteligencia humana. Vamos a tener muchísima automatización de procesos que va a necesitar gente brillante que sea capaz de poder aportar y ver más allá de lo que la propia IA va a poder marcar”, adelanta Pinilla.  

Esta opinión no es únicamente suya, ya que el propio Chat GPT revela en la entrevista mantenida que es comprensible que muchas personas puedan preocuparse por el impacto de la automatización y la IA en el mercado laboral y añade que “es cierto que, en algunos casos, la automatización puede reemplazar ciertas tareas que antes realizaban los trabajadores humanos”. 

Además, sostiene que la automatización y la IA son herramientas que pueden mejorar la capacidad de las empresas y las organizaciones para lograr sus objetivos y servir mejor a sus clientes. “Es importante que las empresas y los trabajadores se adapten a estos cambios y encuentren maneras de aprovechar las nuevas oportunidades y desafíos que surgen a medida que la tecnología continúa evolucionando”. 

De hecho, tanto Pinilla como Martí consideran que es muy probable que lleguemos a ver cómo las Administraciones Públicas invierten dinero en este tipo de herramientas: “Una de las claves para el desarrollo tecnológico es que se creen sinergias y, al final, uno de los apuntes más importantes es que tiene que haber alianzas público-privadas, que ya se ha visto que es una de las claves para que todo este tipo de cosas funcionen correctamente”, defiende el CEO de Asseco.  

Con todo y, a modo de conclusión, José Antonio Pinilla añade que lo nuevo siempre da miedo y lo desconocido también, porque no sabes hasta dónde puede llegar, “pero debemos tener claro que esto son herramientas para hacernos el trabajo más fácil y tenemos que ser nosotros quienes las utilicemos a ellas”. 

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