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Economía

McKinsey señala escepticismo en la banca a pesar de la mejora en rentabilidad e inversión tecnológica

En el caso de España, el sistema bancario ha obtenido los mejores resultados desde la crisis de 2008

Archivo - Valores del IBEX del Banco Sabadell en la Bolsa de Madrid
Por Redacción Capital

A pesar de haber invertido más de 567.000 millones de euros en tecnología a nivel global en la última década, la productividad laboral en el sector bancario no ha experimentado mejoras significativas en varios mercados clave, según el Informe Anual Global de Banca 2024 (GBAR) de McKinsey & Company. Este estancamiento plantea serios retos para un sector que, aunque logró beneficios históricos de aproximadamente 1,1 billones de euros en 2023, lucha por convencer a los mercados de su capacidad para garantizar su crecimiento sostenido en un entorno competitivo y tecnológico en constante cambio.

La rentabilidad del sector, medida en el retorno sobre el capital tangible (ROTE), alcanzó un 11,7% el año pasado, superando los promedios históricos. Sin embargo, la ratio precio-valor contable (P/BV) sigue en 0,9x, el más baja entre todos los sectores, lo que refleja el escepticismo de los inversores sobre la capacidad de crear valor (retornos superiores al costo de capital). Según el informe, esta desconfianza está vinculada a la falta de resultados visibles en términos de productividad, incluso tras enormes inversiones en digitalización, automatización e inteligencia artificial. Este mismo efecto aplica a España, donde a pesar de la buena evolución bursátil en general de la banca española durante los últimos 2 años, sigue habiendo entidades cotizando por debajo de valor contable.

"La banca enfrenta un dilema estratégico: cómo transformar sus inversiones en tecnología en una ventaja competitiva real que incremente su eficiencia y valor para los clientes", señala Lino Abram, socio senior de McKinsey & Company. Además, añade que "la implementación de Inteligencia Artificial generativa (GenAI) y otras tecnologías avanzadas está en fases iniciales y, aunque promete, exige más pruebas, regulación y claridad operativa".

El informe detalla que, aunque las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial estan permitido eficiencias materiales en bancos líderes, estas ganancias aún no se han generalizado. En mercados clave como Estados Unidos la productividad laboral incluso ha disminuido, sugiriendo que los modelos operativos tradicionales necesitan una reconfiguración completa. En España, la productividad media tanto del tejido productivo total como del sector financiero, a pesar de la recuperación en los últimos años, sigue en niveles similares a los del año 2010.

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En 2023, alrededor del 66% del crecimiento en el valor de los activos financieros provino de activos fuera de balance, como fondos de inversión, emisiones de deuda, financiación proveniente del sector capital riesgo un espacio dominado por competidores no tradicionales. Esto, sumado a la presión por márgenes más estrechos y la creciente competencia por depósitos, ha complicado el panorama operativo de los bancos tradicionales. En España, a pesar de que los márgenes han mejorado considerablemente desde que se experimentó una subida de tipos repercutiendo favorablemente en la rentabilidad del sector bancario; el mismo efecto a nivel mundial del incremento de la financiación fuera del circuito bancario se ha dado con mayor intensidad si cabe en nuestro país, habiendo crecido el total de activos fuera de balance en +31% desde 2010 – mientras que la financiación bancaria se ha reducido un -37% en este mismo periodo-, lo que supone que alrededor del 40% de la financiación proviene de entidades no bancarias (suponía un 26% en 2010).

"La banca debe ser más ágil en cómo aplica la tecnología. Generar valor sostenible no depende solo de gastar más, sino de gastar mejor, integrando nuevas herramientas en procesos clave como la gestión de riesgos, la experiencia del cliente y la captación de depósitos", afirma Abram.

Actores no tradicionales y visión a largo plazo

El análisis de McKinsey también destaca que los bancos tradicionales enfrentan un reto creciente por parte de actores no tradicionales. Las fintechs y los bancos digitales bien financiados han ganado terreno en áreas clave del sector financiero, especialmente en pagos, crédito privado y gestión patrimonial. Estos actores tienen una ventaja significativa sobre los bancos tradicionales, ya que operan sin las cargas de una infraestructura costosa y son capaces de ofrecer servicios ágiles y personalizados.

Asimismo, el informe anual de banca de la consultora subraya que los márgenes de interés neto a nivel global, alcanzaron un 3,1% en 2023 y podrían caer al 2,7% en 2030 si se mantienen las proyecciones de reducción de tasas de interés. Además, la demanda de préstamos tanto en el sector corporativo como en el consumo a nivel mundial ha disminuido, y la competencia por la cuota de mercado se ha intensificado, afectando los volúmenes de depósitos y aumentando los costes de captación.

En este contexto, solo un 14% de los bancos globales han logrado superar los estándares de mercado y podrán crear valor a largo plazo, alcanzando múltiplos de precio-valor contable superiores a x1x. Estos bancos representan el 80% de los beneficios económicos del sector, gracias a estrategias que combinan una ejecución excepcional y estructuras operativas innovadoras.

"Las entidades más exitosas están replanteando sus estrategias desde la base, adoptando modelos operativos más dinámicos y diversificados, mientras gestionan con prudencia los riesgos inherentes a su transformación", explica el socio senior de McKinsey & Company que además apunta a que "el sector debe aspirar no solo a mantenerse relevante, sino a liderar la evolución de los servicios financieros".

El camino hacia la "velocidad de escape"

La consultora también aclara que la rentabilidad reciente se debe más a factores coyunturales, como el aumento de las tasas de interés post-pandemia, que a transformaciones estructurales sostenibles. Para alcanzar la llamada "velocidad de escape" -la capacidad de destacarse en el sector y sostener el crecimiento de forma sostenible-, los bancos necesitan desarrollar una capacidad de gestión sólida que impulse su competitividad.

En términos concretos, el análisis identifica tres pilares fundamentales para lograr este objetivo. En primer lugar, los bancos deben seleccionar cuidadosamente los segmentos de mercado en los que desean competir, enfocándose en áreas donde puedan ser competitivos.

En segundo lugar, deben buscar escala donde sea relevante, para lograr eficiencia y ventajas de costes. Y finalmente, es fundamental que se posicionen estratégicamente dentro de la cadena de valor o en contextos geográficos específicos que les otorguen ventajas adicionales. "Alcanzar la velocidad de escape no es solo una cuestión de maximizar beneficios; es redefinir el modelo de negocio bancario para adaptarse a un mercado en constante cambio. Los líderes deben preguntarse si están aprovechando plenamente las herramientas tecnológicas y estructurales disponibles", concluye Lino Abram.

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