Siete de cada diez empresas no ven viable la jornada laboral de cuatro días por la falta de margen de beneficio para mantener los salarios
El debate sobre la implantación de la jornada laboral de cuatro días ha sido tema de conversación recurrente durante los últimos años en España. El pasado 2022 parecía que cobraba fuerza incluso a nivel institucional, cuando varias formaciones políticas dejaban caer su posible implantación en nuestro país.
Tras algunos experimentos iniciales, los trabajadores parecían bastantes satisfechos con sus nuevos horarios, mientras que las empresas preguntadas no habían visto demasiados cambios en su productividad. Con dudas, pero parecía que la jornada laboral de cuatro días se acercaba a ser una realidad.
El informe de Adecco
El último informe relativo a esta cuestión, el informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España recoge que, a pesar de que haya empresas que han implementado este modelo con éxito, el 73,5% de las empresas consultadas no ve viable su aplicación. Por su parte, más del 60% de autónomos tampoco considera la opción de aplicar este modelo.
En el escrito se recogen algunos datos interesantes para poder comprender el porqué de la situación. Sin duda, los efectos de la pandemia se han notado en el mercado laboral español, ya que el 47% de las empresas se han visto obligadas a realizar despidos desde el inicio del fatídico 2020.
El mismo informe nos revela que para 2022, el 57% de las empresas no estaban dispuestas a contratar a ningún trabajador más. A pesar de ello, el 53% de ellas considera que la principal dificultad a la que se enfrentan en 2023 es la falta de personal cualificado para sus puestos de trabajo.
Por otro lado, el 70% de los autónomos que abrieron un negocio entre 2019 y 2022 lo hicieron empujados por la necesidad, no por tener una verdadera motivación para hacerlo. Solo el 50% de los autónomos encuestados se consideran más felices desde que trabajan por cuenta propia.
El informe de Adecco también pone el foco en el sentir de los trabajadores. Por ejemplo, solo un 28% de los empleados encuestados están contentos con su puesto de trabajo actual, y un 67,7% se queja de que su trabajo no está bien remunerado. Otro 62% alega que sí estaría dispuesto a dejar su puesto si llegaran mejores condiciones desde la competencia, pero eso es algo que ahora mismo no parece estar pasando.
Los trabajadores españoles tienen miedo de dimitir y buscar un nuevo empleo por las dificultades de rotación existentes en nuestro mercado de trabajo, por lo que es casi imposible que con los actuales parámetros se produzca en España una situación parecida a la de la gran renuncia americana.
Llegados a esta situación, hay otros dos factores clave a mencionar. El primero, el llamado burnout o agotamiento del trabajador, que podría explicar, en parte, la baja productividad española en comparación con otros países de la Unión Europea. Un 44,84% de los trabajadores dice haber experimentado este síndrome durante el último año, aunque no es lo único preocupante.
Otro 68,7% denuncia que no recibe (ni recibió durante la pandemia) ayuda para gestionar su estrés y, el 67,1% de las empresas también reconocen la existencia de este problema en el día a día.
El otro factor clave es la reconversión digital que han vivido las empresas tras la pandemia. El teletrabajo va ganando adeptos lentamente en nuestro país. El 58% de las empresas consultadas ya está facilitando este modelo de empleo a sus trabajadores, mientras que el 61% de estos prefieren un modelo mixto que combine el teletrabajo con la asistencia a la oficina de forma efectiva.
La inviable jornada de cuatro días
Uno de los motivos citados por las empresas para explicar la inviabilidad del sistema de cuatro días es la diferencia existente entre los diferentes puestos de trabajo, las comunidades autónomas y las ciudades de nuestro país.
Por ejemplo, la Comunidad de Madrid fue la región que más ofertas de empleo generó durante el 2021, llegando a acaparar más del 20% del total. Le sigue de cerca Cataluña con un 19% del total de las ofertas de empleo.
Las diferencias son evidentes también en la digitalización de las empresas y el teletrabajo, ya que no existe la misma oferta de teletrabajo en las compañías de las grandes ciudades que en otras de tamaño mediano y pequeño situadas en localidades de menor población. Además, hay algunos sectores como el turístico, donde la jornada de cuatro días es mucho más complicada de aplicar.
Para las empresas, el motivo principal a la respuesta dada es la falta de margen de beneficio para mantener los salarios con mejor jornada, según el 41% de las organizaciones encuestadas. Otras razones de por qué no lo ven viable son la falta de margen de productividad para amortizar una jornada a la semana (27,97%) y la imposibilidad de cubrir la jornada 5º con otros trabajadores a tiempo parcial (18,64%).
Los trabajadores, por su parte, lo ven de otra manera. Para el 66,6% de los encuestados la opción de llegar a las 32 horas, al mismo tiempo que se pueden mantener los salarios, es posible para sus empresas. Los que no lo ven posible, consideran que la razón está principalmente en que las empresas no están por la labor de asumir esa jornada.
El informe y la realidad de las empresas choca con la percepción del Gobierno, que ya abierto una convocatoria de subvenciones para pymes del sector industrial que recorten en un 10% su jornada laboral. Algunas regiones como la Comunidad Valenciana y el País Vasco han puesto en marcha nuevas pruebas para evaluar la jornada laboral de 32 horas, semanales, para evaluar su impacto en tres grandes áreas: la salud y el bienestar, la emergencia climática y la economía.
Una de las grandes defensoras de la jornada de cuatro días es la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. En el Estudio de fundamentación para la Ley de Usos del Tiempo y racionalización horaria, encargado por el Ministerio, concluye entre sus recomendaciones la reducción de las jornadas laborales semanales, desde las 40 horas actuales hasta las 37,5 en 2026, y a 32 en los próximos nueve años; así como medidas relacionadas con la flexibilidad, conciliación, productividad y salud laboral.