El final de 2024 quedará en la memoria como uno de los más dolorosos en la aviación global reciente. En apenas tres días, dos trágicos accidentes en Kazajistán y Corea del Sur cobraron la vida de 217 personas, dejando también numerosos heridos. Estos eventos oscurecieron el cierre del año para la industria aeronáutica.
El primero de los siniestros ocurrió el 29 de diciembre en el aeropuerto internacional de Muan, donde un Boeing 737-800 de la aerolínea Jeju Air, reconocido por su alta seguridad, sufrió un catastrófico accidente. De los 181 pasajeros y tripulantes a bordo, únicamente dos lograron sobrevivir, aunque con lesiones graves, mientras que 179 perdieron la vida, convirtiendo este en el peor accidente aéreo en Corea del Sur en tres décadas.
El desastre sucedió durante un intento de aterrizaje de emergencia. El tren de aterrizaje no se desplegó correctamente, impidiendo que el avión redujera la velocidad. Como resultado, la aeronave colisionó con un muro al final de la pista, desencadenando una explosión que la destruyó casi por completo.
Según los primeros indicios, un ave o una bandada pudo haber interferido con el funcionamiento de la aeronave, hipótesis apoyada por el testimonio de un pasajero que mencionó el incidente en un mensaje a sus familiares minutos antes del siniestro.
El presidente en funciones de Corea del Sur, Choi Sang Mok, ha declarado la región de Muan como zona especial de desastre, lo que permitirá canalizar recursos y apoyo estatal a las víctimas y sus familias. Por su parte, Jeju Air ha pedido disculpas públicas y prometido colaborar en las investigaciones para esclarecer las causas exactas del accidente.
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Accidente en Kazajistán: dudas y tensiones internacionales
La primera tragedia de esta serie ocurrió el 25 de diciembre, cuando un Embraer 109 de Azerbaijan Airlines se estrelló cerca de Aktau, Kazajistán, en un fallido intento de aterrizaje de emergencia.
A bordo viajaban 68 personas, de las cuales 38 fallecieron y 29 resultaron gravemente heridas. La aeronave, que cubría la ruta entre Bakú y Grozni, fue desviada debido a la densa niebla, pero no logró completar el aterrizaje con éxito.
El accidente ha generado tensiones internacionales tras la divulgación de imágenes que muestran posibles marcas de metralla en el fuselaje del avión. Esto ha llevado a especulaciones sobre un posible ataque con misiles, con Estados Unidos, Ucrania y la Unión Europea apuntando hacia Rusia como responsable.
Aunque el presidente ruso, Vladimir Putin, ofreció disculpas al líder de Azerbaiyán, evitó asumir responsabilidad directa, calificando el hecho como un "trágico incidente".
Ambos accidentes han planteado serias dudas sobre la seguridad aérea, incluso en modelos y aerolíneas con historiales destacados. Expertos en aviación destacan la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad y las investigaciones para prevenir tragedias similares.
La industria y las autoridades están bajo presión para ofrecer respuestas claras, mientras las familias de las víctimas enfrentan un dolor inenarrable en unas fechas tradicionalmente asociadas con celebraciones navideñas.