Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Opinión

Redacción Capital

La educación que España necesita

Por Juan Carlos Fouz, managing partner de Cionet

El impacto real de la tecnología no es la disrupción, con la que ya hemos convivido en nuestra historia, sino la velocidad y la falta de predictibilidad sobre los sujetos que conviven con ese cambio que se produce en su entorno. Por ello, cualquier sociedad que quiera sobrevivir tiene que aprender, al menos, a la velocidad con la que lo hace su entorno social y tecnológico. Y, si quiere progresar, tiene que aprender más rápido

Hoy vivimos una transformación de tal calibre que, en comparación con la Revolución Industrial, este cambio está ocurriendo 10 veces más rápido, a 300 veces la escala anterior, o 3.000 veces el impacto. La impresora de Gutenberg cambió el mundo en el siglo XV. Hoy tenemos entre 10 y 20 tecnologías disruptivas juntas que se refuerzan y retroalimentan entre sí, impactándonos al mismo tiempo, incluyendo energía solar, blockchain, Inteligencia Artificial, biotecnología, drones… Que todos estén pasando al mismo tiempo es único en la historia humana. 

La educación es la auténtica palanca de la transformación de nuestra sociedad, como dice Javier R. Zapatero en Por una España digital, que propone adquirir destrezas en todos los ámbitos que ofrece el mundo digital y cuyas recetas me parecen la reflexión más acertada realizada en los últimos años y que hemos adoptado como nuestra en Cionet

Frente a esta situación de urgencia que vivimos, la educación española pública es un fracaso que repite de forma continua sus errores pasados. Sigue siendo el reflejo de un modelo pensado para épocas pasadas. España está a la cabeza del fracaso escolar europeo y sigue hoy siendo una sociedad repleta de analfabetos digitales, incluidos un número significativo de menores de 30 años.

Educación politizada

Nuestra educación fracasa porque está politizada, con cambios tácticos constantes, que ha cedido la estrategia al tacticismo y cortoplacismo de gobiernos autonómicos que no tienen en su propósito crear una sociedad española más competitiva en el mundo. La mayor parte de las discusiones están relacionadas con la inclusión de lenguas autonómicas o asignaturas como ética y religión.

Reflejo de ello es que sólo tres universidades españolas están en la lista de de las 200 mejores y ninguna entre las 100. Necesitamos una visión estratégica sobre el tipo de modelo de educación que queremos para nuestras próximas generaciones. Si la comparamos con los países que ocupan los primeros puestos de la educación internacional como Alemania, Holanda, Estonia, Finlandia, todos ellos cuentan con modelos estables, que valoran a sus profesionales de la educación, que se nutren de los mejores y les ofrecen un empleo bien remunerado, respetado y valorado. 

También en España es preciso mejorar los contenidos formativos que desarrollen las capacidades como humanidades y habilidades como la comunicación. Enfoques colaborativos que desarrollen la creatividad, el trabajo en equipo, la investigación, capacidades de resolver conflictos, un modelo educativo que desarrolle competencias propias de una economía digital que se asiente en esas nuevas infraestructuras de internet accesible para todos. 

“El país necesita un pacto valiente por la educación para el mundo digital, que deje atrás el proteccionismo y la visión pequeña”

Pero, además, en el mundo empresarial actual necesitamos líderes que impulsen propósitos que impacten en el desarrollo y preparación de sus colaboradores. Es preciso impulsar la formación empresarial, creando ecosistemas formativos que liberen a los empleados miedos del uso de la tecnología con modelos de upskilling, donde los profesionales de hoy se ayudan de la tecnología disponible para incrementar capacidades actuales, frente a la amenaza de quedarse desactualizado, un entorno colaborativo con la tecnología que aumente sus capacidades, resultados y su impacto. 

Y también acuerdos sociales, colaboraciones público-privadas para impulsar el reskilling digital que representa un cambio mucho más profundo. Poder preparar y devolver a los profesionales analógicos, herederos de competencias inservibles en nuestros modelos actuales, es una oportunidad profesional, generando nuevas capacidades digitales o tecnológicas, una mentalidad actualizada y una base de conocimiento que les devuelva la estima de ser útiles y productivos. 

España necesita un pacto valiente por la educación para un mundo digital donde legisladores, administraciones y entidades privadas entiendan de verdad que vivimos un cambio de era que requiere una adaptación inmediata, dejen atrás el proteccionismo, la visión pequeña y que desarrollen un plan que nos suba a todos al carro de esta digitalización. 

Únete a nuestra Newsletter

A través de nuestra Newsletter con Capital te hacemos llegar lo más importante que ocurre en el mundo de la #economía, los #negocios, las #empresas, etc… Desde las últimas noticias hasta un resumen con toda la información más relevante al final del día, con toda comodidad.