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Opinión

Pablo Gutiérrez Merelles

Retroceder para avanzar 

“Como en el rugby, necesitamos líderes que pongan en valor la humildad, que sepan reconocer que se han equivocado de camino y sean valientes para rectificar”

Resulta paradójico que, siendo el objetivo del juego de rugby avanzar con el balón para posarlo en la zona de marca y meter un ensayo, tengamos que pasar el balón siempre hacia atrás. En un partido se pasa el balón un promedio de 250 veces y se retrocede otras 250 veces. Creo que es el único deporte en el que solo se puede pasar hacia atrás. Se avanza, y, cuando no se puede seguir, pasamos el balón o vemos otras opciones, otros caminos. En definitiva, rectificamos. 

Hoy, los avances tecnológicos hacen que sea inevitable el cambio, pero la historia nos demuestra que muchas compañías no supieron adaptarse y fallaron estrepitosamente. No supieron o no quisieron pasar hacia atrás. Kodak lideró el mercado de la fotografía durante buena parte del siglo XX, pero no supo entender la potencia que tenía la imagen digital. Nokia fue la primera empresa del mundo en crear un teléfono móvil, pero no creía que el futuro de la comunicación iba a pasar por los datos en vez de la voz.  

Blockbuster creía que le valía con seguir manteniendo sus tiendas físicas, pero Netflix (con quien se pudo aliar) ya enviaba las películas por correo.  

Yahoo!, que era un absoluto gigante de la publicidad, pudo comprar Google, pero su CEO lo rechazó. Blackberry fue el líder en el mercado de los dispositivos móviles, pero no creyó en los teléfonos táctiles y en la experiencia de usuario. 

Siempre hay un ‘pero’, y esos ‘peros’, en algunos casos, son los egos que hay detrás de las personas que dirigen las empresas. Y, en otros, el cortoplacismo y la tensión que generan las cuentas de resultados. Sin embargo, otras compañías supieron adaptarse y cambiar. Transformarse. 

Netflix pasó de ser un distribuidor de DVD a convertirse en un proveedor líder de streaming y creador de contenido propio. Adobe evolucionó desde un negocio enfocado en el desarrollo de software a otro dirigido a la creación de experiencias digitales, plataformas de comercio y análisis de datos. 

Microsoft pasó de tener un negocio centrado principalmente en la venta de productos, licencias y dispositivos, a un servicio de negocios basado en la nube. DBS pasó de ser un banco tradicional en Singapur a una plataforma digital global. Hoy, la mitad de sus ingresos proviene de sus nuevos servicios. Alibaba paso de ser una empresa de comercio minorista electrónico a una firma tecnológica… 

¿Y cuál ha sido la clave para el triunfo de unas y el fracaso de las otras? Desde mi punto de vista, la clave está en la forma de liderar, los valores -y el valor- de los que toman las decisiones. En nuestro liderazgo debemos tener la valentía de dar un paso atrás. Si, por ese camino, no podemos avanzar, cambiemos el rumbo, retrocedamos para poder llegar más lejos. Esa es la esencia del rugby. 
 
Y para esto se necesitan lideres que pongan en valor la humildad, que reconozcan que uno solo no puede llegar y que se den cuenta de que se puede ir más lejos con la ayuda y las ideas del equipo. Que sepan reconocer que se han equivocado de camino, de rumbo o de objetivo, y que, a veces, eso suponga un disgusto con los accionistas. Y que sean conscientes de que, aun siendo el líder del mercado, hay que saber adaptarse y buscar continuamente la forma de mejorar. Hay que tener la valentía de rectificar. 

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