Estados Unidos ha hablado. Los ciudadanos estadounidenses han acudido a las urnas este martes para decidir quién será su próximo presidente: el republicano y actual máximo mandatario, Donald Trump, o el aspirante y demócrata, Joe Biden. El problema es que, como suele ocurrir en estos comicios, los resultados han sido muy ajustados y clamar un nombre no es tan sencillo.
Si bien es cierto que las encuestas y pronósticos ven difícil la victoria del magnate norteamericano Donald Trump, en 2016 los ajustados resultados con la entonces oponente Hilary Clinton terminaron por decantarse a su favor. Y en esta ocasión podría volver a ocurrir. De hecho, el actual presidente norteamericano no ha tardado en asegurar que ha “ganado” las elecciones.
Sin embargo, esta no ha sido su única declaración. Donald Trump también ha señalado que se ha producido un “importante fraude” en los comicios y ha exigido que se pare el recuento de votos. “Esto es un fraude para el público estadounidense. Esto es una vergüenza para el país. Nosotros nos estamos preparando para ganar las elecciones. Francamente, hemos ganado estas elecciones, nosotros hemos ganado estas elecciones”, ha apuntado éste durante su comparecencia en la Casa Blanca.
En el lado opuesto, Joe Biden ha solicitado “paciencia” a todos sus votantes hasta conocer el resultado definitivo de los comicios, aunque cree estar en “buen camino” para poder ganarlos. “No sabremos los resultados hasta mañana por la mañana –por la tarde en España- ni Trump ni yo debemos declarar un ganador, es una decisión de los americanos y estamos contentos”, ha afirmado.
Pero de momento ni uno ni otro es ganador. Y eso que casi 100 millones de estadounidenses votaron por adelantado antes de la apertura de los colegios electorales este martes, es decir, un 72,3% de los ciudadanos que votaron en los comicios de 2016, tal y como ha registrado el US Election Project.