Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Revista Capital

Fernando Vega de Seoane: “Tengo un firme propósito: ser el mejor jugador de golf en silla de ruedas del...

Por María Nogales

“Las empresas necesitan las redes sociales para darse a conocer y penetrar en un mercado tan nuevo y necesario como el digital” 

“Hacer subidas de salario con carácter retroactivo en nuestro sector tiene un impacto negativo en la cuenta de resultados” 

“Las cosas no son perfectas, tenemos que poner mucho de nuestra parte para ver la adaptabilidad” 

“La tecnología viene a ayudar, no viene a sustituir o a amortizar puestos de trabajo” 

Empresario del sector de la limpieza, conferenciante y autor del libro ‘Si la vida te da limones, pide tequila’, Fernando Vega de Seoane, CEO de Wair Facility Services, lleva casi dos años parapléjico tras sufrir un accidente de esquí que le cambió su forma de ver la vida, pero sin paralizar el rumbo de su camino y su faceta como deportista. 

A raíz de su accidente, ahora se ha convertido en todo un influencer y un ejemplo de superación para todos sus seguidores. ¿Cómo gestiona su presencia en redes? 

Las redes sociales, sobre todo Instagram, me han ayudado muchísimo en todo el proceso de rehabilitación. Al final, el tener una audiencia que lo que hace es aplaudirte, acompañarte o incluso agradecerte lo que estás haciendo, es una fuente de inspiración y de recoger una gratificación del resto que ayuda muchísimo, sobre todo en la parte psicoemocional de la recuperación.  

Nunca pensé que iba a tener tanta repercusión. En principio me creé las redes sociales porque, cuando tuve el accidente, estaba la tercera derivada de Covid-19 muy activa (Ómicron). Yo estaba fuera de mi hogar, de mi casa (Madrid), en Barcelona. De mis cinco hijos, dos estaban fuera, uno en Estados Unidos y otro en Londres. Yo tenía muchísima intención de transmitir la realidad de lo que me había pasado en primera persona y que mi familia me viera verbalizando cómo estaba yo durante el día.  

Me creé un perfil de Instagram (@fernando_vega_de_seoane) siguiendo la recomendación de Bea, mi mujer, y subía un vídeo de un minuto cada día en el que relataba cómo me sentía, con muy buena cara. Realmente, a nivel emocional estaba bien, había digerido el trauma muy rápido y el foco era recuperarme lo antes posible para ser mi mejor versión, la nueva mejor versión.  

Entonces, utilicé las redes para dar información de primera mano a mi núcleo cercano. El alcance y la capacidad de convocatoria de Instagram, muchas veces, te sorprende con cosas positivas como esta. En mi caso, era un testimonio que iba dirigido a una audiencia muy concreta y, de repente, creció exponencialmente y ahora sirve de ayuda a muchísima más gente. 

¿Qué le hizo tomárselo tan bien? 

Yo siempre he tenido un carácter optimista y alegre. Como empresario que soy, desde hace muchísimo tiempo gestiono muy bien la incertidumbre y los contratiempos, porque los tenemos todos los días en las empresas. Esa preparación hace que, si los contratiempos llegan en la vida personal, pueda encajarlo de la misma manera.  

Cuando tuve el accidente, hubo un tiempo muy corto, en el que me vinieron a la cabeza mis planes de vida, cómo iba a gestionar mi situación desde el punto de vista personal. Hablaban de reducción de movilidad, de dependencia… Y a los empresarios, que estamos habituados a ir solos por la vida, la situación de dependencia nos genera un cierto estrés. Enseguida me di cuenta, tumbado en la nieve, de que estaba parapléjico, porque se nota perfectamente el alcance de la lesión.  

Y hay una cierta tendencia a pensar que las cosas no están adaptadas, que tu vivienda no está adaptada, que la calle no está adaptada… Yo soy de la filosofía que, como las cosas no son perfectas, tenemos que poner mucho de nuestra parte para ver la adaptabilidad.  

Creo que hay que hacer un esfuerzo en adaptarse mentalmente o acoplarse mentalmente a lo que en principio no es perfecto para nada. Entonces, desde ese punto de vista, se rompen muchas barreras. Cuando piensas que la adaptabilidad la tienes que poner tú, pues no importa, no hay nada que no esté adaptado. La combinación entre mi carácter y mi predisposición a recuperar la normalidad lo antes posible es lo que hizo que yo tuviera una adaptación muy rápida a esta nueva situación. 

Usted ha estado ligado siempre el mundo empresarial. Como empresario, ¿cómo ve el panorama de las redes sociales?  

Es muy evidente que es un cambio de distribución. En mi caso, todavía no lo he llevado a mi parte productiva en la parte empresarial. De momento, está siendo una cosa muy personal, donde el intercambio con la comunidad es puramente de sensaciones. No hay intercambio económico, ni ningún tipo de acuerdo de marketing, ni comercial. Pero no cabe duda de que las empresas necesitan este canal, sobre todo, para darse a conocer y para tener una cierta penetración en este mercado tan nuevo, pero tan necesario, que está siendo el mundo digital. 

Yo tengo una empresa de servicios, una empresa de limpiezas, fundamentalmente de oficinas, tiendas, centros deportivos y algo de restauración. Entonces, tenemos un mercado muy consolidado en el que se lleva mucho el trato personal y el físico, porque es un negocio muy people-centric. Hay muchas personas involucradas, no solamente los clientes, sino también las empresas, las organizaciones y los trabajadores.  

Quiero utilizar este vehículo para comunicarme con los trabajadores. Una de las principales características es que tenemos poco contacto personal, porque las oficinas se limpian normalmente en horarios en los que no hay gente, por lo que abrir un canal de comunicación o invitar a los trabajadores a que formen parte de la comunidad de Instagram va a dar una cierta cercanía y sensación de pertenencia al colectivo. 

¿Cómo ha cambiado la forma en que dirige su empresa? 

En 2017, cuando compré la parte accionarial de esta compañía de servicios de limpieza, lo hice con la clarísima determinación de aportar un grado de diferenciación importante en un sector que es muy maduro, muy complejo y con relativamente poco margen. Es un mundo que en principio genera un cierto rechazo. A mí me gustó porque, aparte de ser una industria muy grande, vi que las compañías estaban todavía muy analógicas en todos los procesos.  

Desde 2017 hasta 2019 digitalizamos todos los procesos de la compañía. Tenemos una propia aplicación, donde los trabajadores interactúan con la organización en todos los aspectos laborales, personales de relación laboral y comercial con el cliente. El hecho de que yo me haya roto la espalda y haya estado fuera del entorno durante seis u ocho meses, no ha tenido un impacto directo en la gestión, porque ya teníamos la cultura de la compañía muy digital. 

¿Y la situación económica del país? ¿Qué espera para este año que comienza? 

En el sector de los servicios hemos sufrido unos movimientos que, en mi opinión, han tenido una connotación política muy importante. Llevamos seis años con unas subidas salariales, no sé si necesarias desde el punto de vista de economía real, pero sí parece que han respondido a motivos de carácter político. Yo no digo que esté mal, no digo que no haya que revisar las condiciones de los trabajadores, pero hay que hacerlo con una cierta planificación. 

En el sector en el que operamos nosotros, hacer subidas de salario con carácter retroactivo solamente tiene un impacto negativo en la cuenta de resultados, porque a ningún cliente le puedes decir que le haces una refacturación desde enero hasta noviembre.  

Lo que sí veo desde el punto de vista económico es que cualquier cambio político siempre trae incertidumbres. Y aunque no ha cambiado la persona, sí parece que ha cambiado la toma de decisión. Hay algunas variables que sí parecen advertir de que hay que tener cierta prudencia. Fundamentalmente, por la disposición de los bancos a prestar dinero. 

Los bancos son al final un catalizador o un freno de los ciclos económicos. Cuando se produce una restricción del crédito, que es donde parece que estamos ahora, la consecuencia es que los ciclos económicos van más lentos y se puede reducir un poquito la actividad. Yo no me atrevo a hacer un pronóstico, pero sí que, por experiencia, creo que hay que ser muy prudente. 

¿Qué podemos esperar del entorno fiscal? ¿Cree que habrá nuevas subidas de impuestos? 

Con la digitalización y la posible desaparición del dinero físico, los gobiernos van a recaudar más dinero. En mi opinión, la presión fiscal está directamente asociada con la necesidad de liquidez que tenga un Gobierno en un momento determinado. Lo que veo es que está habiendo una subida de precios muy grande en la economía real y está floreciendo mucha economía sumergida como consecuencia de esta transición de los modelos de pago.  

Tenemos una industria principal que es el turismo, el consumo. Todo este consumo se está haciendo con tarjetas de crédito y se está haciendo con formas de pago que no es el metálico de toda la vida. Eso, al final, va a tener una repercusión directa en la recaudación del Estado, porque aquí está todo gravado con el IVA.  

Suben los precios para el consumidor al final y el Estado va a generar una caja mayor como consecuencia de este impuesto. El país parece que ‘tira’ con la construcción y el turismo, que son dos motores económicos muy importantes, y yo creo que esto va a hacer que España tenga capacidad de gestionar sus recursos con el Estado. Estoy convencido de que, cuando un político quiere algo, comunica y hace lo que sea necesario hasta que lo consigue. Cuando lo consigue, se relaja.  

¿Qué retos tiene por delante como empresario? 

La vocación que tengo en este sector es de permanencia. Los empresarios, cuando nos enganchamos con algo, es difícil que nos saquen de ahí. Yo siempre he dicho que el ser humano hace las cosas o por amor o por dinero, y, en el mundo de la empresa, muchas veces las dos coinciden. Entonces, al final, te engancha. 

Me encanta lo que hago, me encanta la relación con las personas, soy muy people-centric, me caracteriza ayudar a la gente a hacer su mejor versión. Por eso, me gusta poner en manos de la gente la tecnología, poner en manos de mis colaboradores herramientas de trabajo que les permitan conciliar su vida personal con su vida laboral, maximizar su tiempo, etc. La vocación que tengo yo es la de hacer una empresa muy referente y querida por todos.  

Otra de sus facetas es la deportista. ¿Qué valores del deporte le han ayudado en este proceso? ¿y en el ámbito empresarial? 

Soy muy deportista y con esta nueva situación, desde enero del año pasado, tengo un firme propósito, que es el de ser el mejor jugador de golf en silla de ruedas en el mundo. Esto es algo que voy a conseguir, seguro. 

Los americanos dicen que como juegas al golf es como manejas tu compañía. El golf es un deporte donde la gestión del riesgo es muy relevante porque puedes ganar o perder mucho tomando una decisión equivocada. Es un deporte donde se trata de meter una pelotita en un agujerito que está a 350 metros, y, al final hay 14 herramientas -los palos- y un número limitado de golpes para hacer ese objetivo de meter 18 veces la pelota en el agujero. Y además lleno de trampas y lleno de seducciones. La ganancia puede ser muy grande, ¿no? 

Y esto se parece mucho al mundo empresarial. Tiene muchísima sinergia. Y yo, cuando juego al golf, pienso muchísimo en mi empresa. Pienso, si tuviera que tomar esta decisión, ¿cómo lo haría la empresa? Al final, me he convertido en una persona muy práctica y mucho más conservadora de lo que era antes, seguramente como consecuencia de la madurez que vas adquiriendo con el tiempo. 

El golf es, de momento, mi área de esparcimiento deportivo. Tiene una dificultad técnica importante, que es el paragolfer, el remolque, pero al final disfrutas cinco o seis horas en un entorno natural, en contacto con la naturaleza, y eso es muy importante, porque despejas la mente. Con la mente despejada, salen ideas brillantes. No solo tengo esa determinación de ser el mejor paragolfista del mundo, sino que, además, lo utilizo para meditar, reflexionar y reposar las ideas que tengo en la empresa. 

Usted mejor que nadie sabe cómo adaptarse a los cambios. Uno de ellos es el tecnológico. ¿Qué cree que ha aportado la tecnología al mundo empresarial? ¿Deberíamos observar esta revolución tecnológica con cierto ‘temor’? 

Yo creo que hay que mirar la historia. La historia es muy sabia y, además, se repite. Hay muchísimos ejemplos en los que una disrupción en una industria concreta ha habido gente que la ha aceptado, la ha cogido y ha asimilado, mientras que otros han pensado que, por ser una amenaza, la ha querido destruir.  

La digitalización automatiza procesos y elimina errores, y esa es la filosofía que estoy trasladando en mi empresa. El ser humano está capacitado para hacer auténticas maravillas y los procesos automáticos debe hacerlos la máquina, porque no aportan valor y no hacen feliz a nadir. Creo que la gente tiene que interiorizar la tecnología para desarrollarse más. Porque, en el fondo, estamos un poco anestesiados con nuestro día a día y nuestra rutina y nuestro protocolo de lo que tenemos que hacer. La tecnología viene a ayudar, no a sustituir o a amortizar puestos de trabajo.  

La responsabilidad que tenemos los empresarios es transmitir a nuestra gente que la tecnología viene a ayudarnos a hacer las cosas mejor, a ser más eficientes, a ser más sostenibles y, seguramente, más competitivos. No tenemos más remedio. 

Únete a nuestra Newsletter

A través de nuestra Newsletter con Capital te hacemos llegar lo más importante que ocurre en el mundo de la #economía, los #negocios, las #empresas, etc… Desde las últimas noticias hasta un resumen con toda la información más relevante al final del día, con toda comodidad.