“Si una conferencia te aporta una sola idea que te permita poner en práctica un cambio o una iniciativa nueva, es todo un éxito”
“A veces, la gente asiste a una conferencia no a aprender, sino a inspirarse”
La pandemia ha dibujado un escenario diferente al que los emprendedores del sector de la comunicación, las relaciones públicas y el marketing estaban acostumbrados, pero también ha ofrecido un marco de oportunidades totalmente nuevo en un mundo cada vez más cambiante y complejo. En este contexto, Iván Abanades, socio de Thinking Heads, analiza con Capital las claves del posicionamiento de líderes en la era digital.
¿Qué capacidades o valores cree que debe tener un conferenciante para ser un buen orador?
Creemos que existen dos factores fundamentales: el conocimiento y la experiencia. En Thinking Heads defendemos que el conocimiento es la principal dimensión con la que se construye la credibilidad de una persona. Respecto a la experiencia, distinguimos dos tipos de perfiles: los ‘thinkers’ y los ‘doers’.
Los ‘thinkers’ son los conferenciantes cuya actividad principal tiene que ver con el trabajo en el desarrollo de las ideas. Pueden ser consultores, profesores de escuelas de negocios, autores o investigadores que desarrollan su campo de trabajo y que pueden trasladar su conocimiento y aplicación a la esfera empresarial.
Por otro lado, los ‘doers’ son personas que no han pasado necesariamente por ese ejercicio de conceptualización de sus ideas, pero sí han tenido experiencias únicas que les hacen haberse ganado la autoridad suficiente para ponerse delante de una audiencia. Un ejemplo podría ser un deportista profesional al final o durante su carrera, capaz de inspirar a través de sus propias experiencias.
¿Cómo apoyáis a aquellos conferenciantes “doers” que igual están menos acostumbrados al sector de las conferencias?
Desde el momento en el que una persona ha tenido una experiencia importante como para que sea valorada y compartida ante una audiencia, los que son capaces de explicarla y conceptualizar bien en forma de conferencia lo hacen. No son la mayoría, sobre todo en el mundo del deporte.
Algunos ejemplos son Jorge Valdano o Toni Nadal. Ambos han sido capaces de recoger su experiencia de una manera muy concreta y explicarla en una charla estructurada y presentada de manera atractiva. Para otro tipo de perfiles, enfocamos sus presentaciones en formato de entrevista que es otra forma de compartir sus reflexiones.
Subirse a un escenario y hablar durante 30 o 45 minutos delante de una audiencia no es una tarea nada sencilla; y el formato pregunta-respuesta suele funcionar muy bien con ‘celebrities’. En cualquier caso, lo que más valora la audiencia es que puedan compartir su experiencia con independencia del formato escogido.
¿Cuál es la importancia de esos valores en la sociedad del siglo XXI?
La credibilidad resulta fundamental. Colaboramos con todo tipo de personalidades (economistas, expolíticos, deportistas...) que tienen valores diferentes entre ellos. Más allá de las conferencias, a lo largo de los últimos años hemos ido trabajando un modelo de negocio diferente, a través del cual ayudamos a personalidades a construir su reputación que basamos en tres premisas: el decir, el ser y el hacer.
El decir es lo que tradicionalmente se asocia con la comunicación; nuestra metodología incide en el ser y en el hacer. De tal manera que defendemos que la credibilidad depende de esas tres variables: lo que dices, lo que eres y lo que haces. Si lo que tú dices no va acompañado de un propósito y de unas acciones muy concretas, posiblemente no vas a poder ganarte esa credibilidad.
¿Cuáles son los conferenciantes más destacados que han pasado por Thinking Heads?
Hemos trabajado con más de 2.000 pensadores de todo el mundo... Destacaría muchos, pero por citar a algunos: a nivel perfil de empresa, Steve Wozniak, cofundador de Apple junto con Steve Jobs; economistas de primer nivel como pueden ser Mariana Mazzucato o Jeffrey Sachs. Con prácticamente todos los Premios Nobel de Economía y también con exmandatarios prácticamente de todo el mundo, expresidentes del gobierno y ex primeros ministros.
Ellos también son muy requeridos como ‘doers’ por esa experiencia única que tiene una persona cuando ha sido capaz de asumir la más alta responsabilidad de su país, de la Unión Europea o de la ONU. En temas de corte más social, también hemos trabajado con Premios Nobel de la Paz, como Mohammad Yunus o Rigoberta Menchú.
Cuando las personas son reconocidas a nivel global con galardones destacados, por lo general suelen ser requeridas para impartir charlas. En el ámbito nacional tenemos el privilegio de contar con figuras como Pau Gasol, Isabel Aguilera, Andy Stalman, Mariano Sigman, Sebastián Álvaro, Fernando Torres, Toni Nadal o Pep Guardiola, entre otros tantos.
En su opinión, ¿cuál es el empresario que mejor comunica?
Como mencionaba antes, la comunicación tradicional trabaja lo que se dice. El decir, que es una herramienta de comunicación, la usamos para amplificar nuestro trabajo; y lo que hace nuestra metodología es incidir en el ser y en el hacer. Esta aproximación es lo que creo que nos hace únicos. Hoy en día, los empresarios y los altos directivos tienen que trascender y los que realmente llegan lejos son los que impactan en la sociedad.
La comunicación es una herramienta más de ese impacto en la sociedad, pero hoy en día y cada vez más, la sociedad requiere de las empresas un compromiso y que devuelvan a la sociedad de diferentes maneras parte de lo que reciben. Por eso, los empresarios y los directivos que mejor comunican son aquellos que están totalmente alineados con el propósito de la empresa y son capaces de comunicar cómo sus empresas están impactando en la sociedad.
¿Hay conferenciantes que prefieren el modelo virtual por una cuestión de comodidad o imposibilidad de poder estar presencialmente?
Hay algunos que prefieren ese modelo en exclusiva, como es el caso de Simon Sinek, autor de libros de liderazgo mundialmente reconocido y muy reclamado. Al tener la agenda siempre completamente bloqueada, ha dejado de hacer eventos presenciales y solo hace eventos digitales.
Las organizaciones quieren cada vez más volver a la presencialidad, aunque no para todo, y, desde un tiempo a esta parte, se está hibridando la manera de realizar eventos. La conexión con la audiencia tiene un mayor alcance en formatos presenciales, pero es cierto que ahora existen muchas más posibilidades de las que había antes.
¿Es difícil que los valores de los que se hablan en las conferencias calen en la sociedad y se mantengan con el tiempo?
Es un tema complejo. Siempre decimos que, si de una conferencia te vas con una sola idea que te permita poner en práctica un cambio o una iniciativa nueva, es todo un éxito. Al final, intentamos que nuestros conferenciantes compartan en sus charlas algún tipo de acción que la audiencia pueda poner en marcha. Esto no siempre es posible porque trabajamos en cualquier ámbito del conocimiento.
Si asistes a una charla de perspectivas económicas es poco probable que te vayas a llevar algún conocimiento accionable, sí en cambio, alguna idea de la coyuntura actual que te permitirá después tomar unas decisiones o no tomarlas. Trabajamos el mercado de las ideas e intentamos que la credibilidad de las personas sea lo que les permita ponerse delante de una audiencia y mostrar ese conocimiento que sirva en el futuro.
Es verdad que hay una avalancha de conocimiento, pero estamos más situados en el ámbito de las personalidades de primer nivel y trabajamos con referentes internacionales que tienen parte del camino ya andado. A veces la gente acude a una conferencia no con el ánimo de aprender, sino de inspirarse. Las experiencias de estos grandes líderes inspiran y te pueden llevar a tomar decisiones o a pasar un buen rato.
También hay un sector de entretenimiento que está rozando el monólogo de comedia con una aportación de contenido. Conferenciantes como Leo Harlem, monologuista profesional, que adapta el contenido a la realidad de una empresa. Otros muy preparados con contenidos de corte empresarial. O músicos, directores de orquesta o tenores que te enseñan cómo innovar o liderar. Son contenidos muy agradecidos y que funcionan muy bien en todos los niveles.
“La capacidad de reacción y reinvención n os permite crecer cuando el escenario es el adecuado y mantenernos a flote en entornos complejos”
Iván Abanades, socio de Thinking Heads
El streaming es ya un concepto clave para el mundo de la comunicación. ¿Qué opina sobre este nuevo modelo comunicativo?
Tiene partes buenas y otras no tanto. Desde luego que, en lo referente a ampliar las oportunidades, resulta ser una alternativa espectacular. En nuestro caso, desde hace más de un año estamos haciendo directos en LinkedIn con nuestros conferenciantes. Primero publican un artículo en su perfil y luego les hacemos una entrevista en directo que siguen entre 20 a 200 personas y que a lo largo de las siguientes semanas ese contenido, que se queda grabado indefinidamente, va acumulando visualizaciones.
Esto nos permite expandir las posibilidades e ideas de las personas a un nivel nunca visto antes. Se puede interaccionar con las audiencias mucho más que antes e incluso con audiencias remotas; y eso antes era muy complicado. Antes, las conferencias online se hacían muy poco y solo cuando era imposible hacerlas presencialmente. Hoy en día podemos acceder a muchas herramientas y contar con una conectividad perfecta.
La tecnología ha posibilitado que esto sea así y sin duda alguna la pandemia lo ha acelerado exponencialmente. Antes todos teníamos reuniones por Google Meets o Teams, pero era más testimonial, las personas querían verse de forma presencial. Ahora mismo, todo se está haciendo en streaming y no solo los directos, sino que todo el contenido perdura y queda archivado para todo el mundo. Al final es inagotable.
¿Estaba Thinking Heads preparado para ese cambio o la pandemia aceleró este proceso?
Estábamos preparados, pero no lo sabíamos porque no lo habíamos necesitado. Las herramientas las usábamos a diario. Sin embargo, nuestros clientes no compraban esa idea. Nadie quería una videoconferencia. Nadie quería tener a un conferenciante a través de la pantalla del ordenador, no era lo normal. Nadie hacía eventos virtuales y no fue hasta la pandemia cuando se planteó.
Sí que es cierto que existía un nicho de mercado, alejado del nuestro, que sí estaba presente en el mundo online que realizaban este tipo de actividades, pero no eran conocidos. La pandemia nos sumergió en el modo virtual y digital casi a la semana siguiente del primer confinamiento. Las compañías tardaron más tiempo en aceptar este cambio porque en entornos corporativos, y, más aún, tratándose de grandes corporaciones, los procesos llevan su tiempo.
¿Cuál es el futuro de Thinking Heads en una economía cada vez más cambiante?
Nuestro camino ha sido de adaptación permanente y de reinvención. Nacimos como agencia de conferenciantes en España para después expandirnos internacionalmente hacia América Latina y después hasta Asia en 2017, y fue a partir de ahí, cuando dimos el paso de convertirnos en consultora de reputación que evolucionó rápidamente con el tiempo y gracias a la tecnología.
En lo que respecta al área de conferencias, estamos presentes en todo el mundo y somos referentes a nivel internacional. Como consultora de reputación, nuestro reto es la internacionalización. Tenemos una serie de modelos que están funcionando muy bien y estamos buscando expansiones en otro tipo de mercados y alianzas internacionales para que la parte de la consultoría pueda evolucionar también.
La capacidad de reacción y reinvención es lo que nos ha permitido crecer cuando el escenario era el adecuado y mantenernos a flote cuando el escenario era pésimo como en la pandemia.
Fotografías: Santi Burgos