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OMV

Las oportunidades y dificultades de las OMV en el sector de las telecomunicaciones

Capital habla con los responsables de Red Lion, Jetnet y PinkBear para analizar la realidad de estos operadores sin concesiones de espectro de frecuencia  Seguramente a más de un ciudadano de a pie le suenen las siglas OMV de haberlas escuchado con relativa frecuencia. Aunque podamos comprender que es una empresa de telecomunicaciones, es frecuente que no se llegue a entender la diferencia entre una gran operadora, una más clásica y una OMV. Las siglas significan concretamente ‘operador de móvil virtual’. Aunque no aclaren realmente qué son este tipo de empresas, la palabra virtual pone en antesala. Son compañías que no tienen concesiones de espectro de frecuencia, por lo que tienen que recurrir a las empresas que sí disfrutan de ellas y que concretamente son Orange, Movistar, Vodafone y Yoigo.  A efecto prácticos, las OMVs lo que llevan a cabo es el explotar la infraestructura propia de red de estas empresas de telecomunicaciones, pero sin que estas les pertenezcan. Esto significa que, aunque tengas una línea contratada con una OMV, realmente estás utilizando el servicio de otras empresas.   La principal diferencia entre estos dos tipos de operadoras es como no, el precio. El no depender de la inversión y costo de estas grandes infraestructuras, permite a las OMVs poder ofrecer unos precios más competitivos a los que los clientes pueden estar más acostumbrados de una operadora convencional o más grande o con red propia.   Concretamente, en el año 2022, las operadoras móviles virtuales ya ganaban más líneas nuevas en México que empresas como Movistar, AT&T o Telcel juntas llegando a más de 600.000 líneas. Este caso sería complicado de poder ver en España debido al alto número de líneas que ya hay en el país y el poco margen de maniobra que hay para ampliar el negocio. Sin embargo, una…
Ángel Barbero, profesor en la EAE Business School: “La estrategia de low cost durante años no fue competitiva, ya que no tenían márgenes”  Ángel López, gerente de Red Lion: “Lo que estamos haciendo es sacrificar parte de nuestro beneficio para poder ser realmente competitivos”  Vivir en 2022 ha sido más caro para todos los españoles y gran parte del mundo. Puede que esta sea una frase que por sí sola no valga demasiado. Sin embargo, si la acompañamos de los datos de inflación vistos a lo largo de este año, esta primera sentencia puede llegar a ser más preocupante. En septiembre la inflación se situó en unas cifras más comedidas que las que se pudieron observar a lo largo del verano y desde comienzos de la guerra en Ucrania. Tanto fue así que la variación del IPC se situó en un 8,9% que, aunque fue un 1,6% menor que el anterior mes, sigue resultando ser una cifra no vista desde hace diez años.  Sin embargo, no se puede decir que todos los productos se hayan encarecido. Como dirían Goscinny y Uderzo en sus viñetas, una pequeña aldea indomable ha resistido a la subida de los precios, y estos son las OMVs. Y es que, al contrario que gran cantidad de los productos y servicios a los que estamos acostumbrados, se han visto obligados a entrar en una guerra de precios o lo que esto conlleva y traducido a efectos prácticos en una empresa, una reducción de su margen de beneficios.   Según Víctor Calvo-Sotelo, director general de DigitalES, “el sector ha perdido un 31,4% de sus ingresos en la última década, a pesar de que la demanda de servicios y de tráfico de datos no ha dejado de crecer, y de que las operadoras han tenido que seguir haciendo frente a…