La inteligencia artificial (IA), especialmente en su forma generativa, ya está demostrando su impacto en la economía y el trabajo. Varía según los sectores y los trabajos, pero las diferencias ya se pueden observar y, de hecho, se espera que sigan aumentando.
Esta es la visión que aporta un informe realizado por el Observatorio de Tendencias Educativas e Innovación del eLearning Innovation Center (eLinC) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). El trabajo, llevado a cabo por la analista Desirée Gómez, concluye que el 25% de los empleos tendrán que reestructurarse de aquí a cinco años.
Si bien es cierto que los cambios se dieron más paulatinamente, esta transformación se puede comparar con la revolución industrial, cuando la fuerza de las máquinas relevó a la mano de obra humana. En este caso, serán ciertas funciones cognitivas las que se verán relevadas por la IA generativa. Estos cambios se darán en tres niveles.
Por un lado, se dará la lógica creación de nuevos puestos de trabajo de perfiles cualificados relacionados con el desarrollo de la IA y la ciencia de datos. Por el otro, se divisa la desaparición de los lugares de trabajo de aquellos perfiles que puedan quedar obsoletos a causa de la automatización de las tareas. Los sectores expuestos a un mayor peligro son los relacionados con la automatización de procesos industriales y de vigilancia, y, específicamente, a causa de la IA generativa, muchas tareas relacionadas con el procesamiento de textos, la entrada de datos o la programación.
El tercer nivel de afectación, entre la generación y la desaparición de trabajos, será el reciclaje de muchos trabajadores para hacer frente a las necesidades sobrevenidas de su empresa, absorbiendo conocimientos relacionados con estas nuevas materias. Según recoge el Foro Económico Mundial, la previsión de los empleadores es que el 23 % de los puestos de trabajo que hay actualmente requerirán algún tipo de reestructuración en los próximos cinco años.
"A medio plazo, la adopción de la IA incrementará la disparidad laboral entre las personas que poseen competencias en IA generativa o que tienen un perfil tecnológico y las que no. La solución del reciclaje de habilidades podría no ser suficiente para muchos trabajadores debido a la desaparición de algunos puestos de trabajo", apunta Desirée Gómez, miembro del grupo de Análisis del Aprendizaje y de la Docencia del eLinC. Por su parte, Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, señala que "la IA también podría crear nuevas oportunidades laborales y roles que todavía no podemos imaginar. Las profesiones del futuro podrían requerir una combinación única de habilidades humanas, creatividad, pensamiento crítico y comprensión emocional que las máquinas todavía no pueden replicar completamente".
El reto de las nuevas habilidades
Estas desigualdades supondrán un desafío al que tendrán que hacer frente tanto los responsables políticos como los empresarios. Los datos que ofrecen los diferentes informes recopilados hacen pensar que las disparidades provocadas por el panorama rápido y cambiante generado por la IA pueden tardar en ser absorbidas por el mercado laboral. Por eso, las instituciones de educación superior tendrán un papel importante para hacer frente a una formación rápida y de calidad que cubra las exigencias del mercado con una oferta de aprendizaje a lo largo de la vida, permitiendo a los profesionales activos actualizar sus habilidades en el ámbito de las nuevas tecnologías.
"Estamos ante un gran reto que tiene que ver con la correcta absorción de las tecnologías por parte del tejido empresarial", reflexiona Gómez, el analista de tendencias educativas y de innovación de la UOC. "Se trata de una transformación profunda en los procesos de producción, gestión y toma de decisiones para las empresas, que tendrán que integrar de manera efectiva estas tecnologías en sus operaciones para mantenerse competitivas en un mercado en constante evolución. Si no es así, no tendrán futuro", advierte Fernández Jaria.
Este reto también se extiende a los centros educativos, que tienen que poder satisfacer la demanda de nuevos perfiles profesionales a raíz de la entrada de la IA en la industria", apunta Desirée Gómez del eLinC. "En la educación se pueden llegar a generar dos velocidades", opina Fernández Jaria, quien continúa: "Si los gobiernos no toman decisiones estratégicas, rápidas y ágiles, la brecha social se hará definitivamente más grande entre los que reciban una formación formal obsoleta y con poco valor añadido, como ya está pasando, respecto de aquellos que puedan pagar una formación de nivel superior adaptada al cambio".
Paradójicamente, a pesar de estar en la era de la ciencia de datos, el grado de certeza sobre estos cambios todavía es difícil de determinar, en parte por la propia volatilidad de la tecnología. "El panorama ha cambiado exponencialmente a causa del boom de la IA generativa que ha popularizado Open AI con ChatGPT, y el 2024 promete novedades que pueden modificar de nuevo estas previsiones. Pero, en cualquier caso, todas las fuentes coinciden a grandes rasgos en las conclusiones ya expuestas", dice Gómez.
Precisamente por este panorama cambiante, con la IA evolucionando y la previsible incorporación de la robótica avanzada, Desirée Gómez avanza que el Observatorio de Tendencias Educativas e Innovación de la UOC tendrá que hacer un "examen profundo y periódico de los datos que ofrezcan estos sectores para conocer cómo afectarán a la sociedad y al aprendizaje".