Por Rafael J. Cid
La salud de nuestro cuerpo y nuestro planeta nos pide coches verdes, y por ello Volkswagen se ha sumado a este movimiento con su I.D3, un coche 100% eléctrico con cifras de autonomía que van de los 330 hasta los nada desdeñables 550 kilómetros, y precios que parten de los 32.000 euros. Así que el ID.3 es como un Golf eléctrico con una imagen más vanguardista; para muchos, su relevo generacional.
Pero no se vayan todavía. Y es que no solo de pan vive el hombre, y resulta que, en paralelo a la inyección de ecología, Volkswagen se ha atrevido a lanzar el Golf de gasolina más divertido de todos los tiempos, –incluso más que el mítico Golf GTI, que sigue también disponible–, el primero capaz de derrapar de atrás por pura aceleración, como hacen los deportivos clásicos de tracción trasera: hablamos del nuevo Golf R de 320 caballos de potencia.
Esto lo consigue gracias a su nuevo sistema de tracción total, perfecto para maximizar el agarre, pero al que traviesos ingenieros le han añadido la capacidad de enviar más fuerza atrás con el modo Drift, y con ello de derrapar para hacernos sentir vivos.
Entre el cuerpo eléctrico y el alma deportiva hay un sinfín de opciones, desde coches diésel a híbridos, enchufables o no, modelos de gas... la oferta es mayor que nunca y esto genera tensiones en los fabricantes, que deben apostar por todo y estar pendientes de la legislación. Hasta los hay ya que afirman que todo esto es el pasado y que el hidrógeno es el verdadero futuro. Mientras tanto, en la casa saben que tienen que vender muchos ID.3 para compensar las emisiones contaminantes de los Golf R si no quieren arriesgarse a multas millonarias, lo que da una idea de la osadía que supone fabricar deportivos en el mundo de hoy día.
Estas incertidumbres del sector no parece hacer sombra a la potencia de Volkswagen como empresa, que tras perder el 60% de su valor en bolsa con el lio del Dieselgate en 2015, y regresar a esos mínimos con la pandemia, se ha recuperado con fuerza desde entonces y está casi de vuelta en máximos históricos. Ahora cotiza con un PER de tan solo 8 y una rentabilidad por dividendo superior al 3%, datos que hacen pensar que la acción está barata aunque se venda cara, mientras que otros opinan que esas cifras son las habituales del sector, que la firma es más cíclica que otras parejas, y que por ello es el momento de vender.
En definitiva, las cifras de autonomía de los ID.3 les hacen realmente interesantes incluso como único coche de la casa, y si bien su precio sigue siendo alto, su costo de uso es inferior a los gasolina. Estos, mientras tanto, siguen siendo los reyes del dinamismo y la diversión al volante, aunque su existencia está en entredicho. Afortunados nosotros, que todavía podemos escoger entre ambas opciones.
