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Lifestyle

Islandia, un país de hielo y fuego

Por Redacción Capital

Visitar la isla nórdica de Islandia es acudir a uno de los países naturales más espectaculares del globo terráqueo. En sus aproximadamente 103.000 kilómetros cuadrados de superficie combinan contrastes de fuego (volcanes, géiseres, termas naturales) y hielo (glaciares, cascadas) que han perdurado inalterables a lo largo de los siglos. La otora tierra de vikingos supone un tesoro natural de flora y fauna que cada año suma más visitantes interesados por conocer un paraíso natural inigualable. 

Aunque los mayores tesoros del país islandés se encuentran lejos de la civilización, en la capital se puede disfrutar de una oferta cultural y de ocio más que destacada. Reikiavik, la ciudad más poblada del país, presenta la estructura de la típica ciudad nórdica con casas de colores, pero con un sello urbano único reflejado en la infinidad de grafitis que dan vida a la urbe. 

Dentro de la capital, se puede recorrer el centro histórico atravesando una de sus calles más emblemáticas: Laugavegur. Esta vía de aproximadamente 2 km de longitud supone el centro de ocio de la ciudad estando repleta de tiendas, restaurantes y pubs; toda ella dotada de un color único conferido por los pintorescos y tradicionales edificios islandeses.  

Laugavegur se utiliza como punto de encuentro dada su ubicación cercana a otros puntos clave de la ciudad como es la iglesia luterana de Hallgrímskirkja, el monumento más emblemático de Reikiavik cuya monolítica fachada inspiró su diseño en las formaciones basálticas de Svartifoss.  

La joya de la capital (tanto para turistas como para los propios habitantes de la ciudad) es el Lago Tjörnin. Un pequeño estanque urbano en el que habitan más de 40 aves distintas, y cuyo escenario cambia por completo en invierno al convertirse en una pista natural de patinaje sobre hielo. Además, una de las visitas obligadas dentro de la capital es la del Puerto Viejo de Reikiavik. Una de las zonas de mayor encanto, siendo un punto clave para disfrutar de la gastronomía islandesa o visitar el espectacular Auditorio Harpa.  

Círculo de Oro, el tesoro de la tierra 

A 100 km de la capital se encuentran tres de las visitas imprescindibles en Islandia: Gullfoss, Geysir y Thingvellir. Todas ellas confirman el Círculo de Oro de Islandia, llamado así por su incomparable belleza y la proximidad entre las tres atracciones turísticas. 

Gullfoss supone la catarata más célebre del país, siendo además la más llamativa y sorprendente por su cascada doble de 31 metros de altura total. Pese al difícil acceso, la visita a la ‘Cascada de Oro’ supone una parada imprescindible para ver en primera persona la fuerza de la naturaleza materializada en el rio Hvitá y palpable en la roca erosionada. 

En el valle Haukadalur se encuentra una de las zonas geotermales más activas de Islandia y probablemente la más famosa del mundo: Geysir. Esta región geotermal (que dio nombre a los géiseres) cuenta con el géiser homónimo. Esta abertura en la corteza de la tierra llegó a registrar chorros de vapor de agua de hasta 80 metros. Sin embargo, esta gran fuente hidrotermal lleva tiempo inactiva a causa de desprendimientos internos en sus túneles y el lanzamiento de objetos y piedras por parte de algunos visitantes, habiendo quedado ‘sustituido’ en términos de turismo por el vecino Strokkur. Mucho más ‘fiable’ en cuanto a erupciones, pero de menor potencia (hasta 30 metros de altura). 

Como última pieza del círculo dorado está el Parque Nacional de Thingvellir. El lugar más emblemático de la historia de Islandia supone un punto geológico único por la fisura de Silfra, hendidura de la tierra donde se separan las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia. Un auténtico tesoro paisajístico por su fauna y flora, que además ha incrementado exponencialmente su interés en los últimos años al ser uno de los escenarios de Juego de Tronos. 

Auroras Boreales, el tesoro del cielo 

En Islandia, los tesoros no solo se encuentran bajo los pies si no también alzando la vista al cielo. Ya que, si se visita la isla entre noviembre a marzo (meses más oscuros del año), se puede ‘cazar’ uno de los fenómenos naturales más increíbles de ver en el mundo: las auroras boreales. Estas manchas en el cielo visibles durante la noche confieren un color especial a toda la tierra formando pinturas inigualables en el reflejo del hielo y la nieve. 

Glaciares, un imperio de hielo abocado a la extinción  

Con el glaciar Vatnajökull como protagonista, Islandia ofrece la posibilidad de realizar rutas sobre estas majestuosas montañas de hielo o incluso adentrarse en el interior de las mimas a través de sus cuevas. Esta zona ‘Más allá del Muro’ (por ser el escenario de las tierras del norte en Juego de Tronos) supone el glaciar más grande de Europa ocupando un porcentaje importante de la superficie del país.  

De las lenguas del glaciar Vatnajökull, nace el glaciar Breiðamerkurjökull. Un castillo de hielo que cada año mengua sus dimensiones a causa del cambio climático. Los bloques de hielo que se desprenden del mismo desde hace siglos han formado la laguna glaciar de Jökulsárlón. Un lago de espíritu tranquilo decorado con una silenciosa procesión de brillantes icebergs que crujen unos contra otros a medida que avanzan desde el glaciar en su camino hasta el Océano Atlántico. La laguna incrementa su tamaño año a año, teniendo como contrapartida la muerte silenciosa del glaciar. Un enclave único en cuyas aguas se puede observar una amplia variedad de animales como focas o el charrán ártico. 

Fiordos, volcanes, las cascadas Skógafoss y Hengifoss, el lago Mývatn… las construcciones de tierra y hielo que conforman este país son únicas pudiendo disfrutar de paisajes de ensueño en cada rincón de la isla. 

Avistamiento de ballenas, la excursión imprescindible 

Si se visita Islandia entre abril y septiembre, uno de los mejores planes es el avistamiento de ballenas. Las ricas aguas del norte de Islandia (con férreas políticas de preservación de la naturaleza y un rígido control de la pesca), suponen un enclave sin igual para la fauna marina y aérea (con los famosos frailecillos como protagonistas). En una aventura montados sobre antiguos pesqueros de bajura esculpidos en roble, los visitantes pueden contemplar al animal más grande del planeta: la ballena azul. 

En las aguas islandesas se pueden ver hasta 20 especies diferentes de ballenas, siendo las ballenas azules, los cachalotes, las ballenas jorobadas, las orcas, las ballenas Minke  y los delfines los animales más visitados. Un paraíso marino único en el planeta.

Bláa lónið, la joya termal 

Situada a 50 km de Reikiavik, se encuentra uno de los destinos más demandados (y caros) del país: la Laguna Azul (Bláa lónið en islandés). El mayor balneario natural de Islandia cuenta con una enorme piscina termal (con una temperatura media de 38°C) situada sobre un campo de lava.

Con aguas azul celeste (causado por las abundantes partículas de sílice) formadas por la mezcla del agua del interior de la tierra (que brota a 80 grados) y el agua salada del mar; este spa natural está considerado como una de las 25 maravillas naturales del mundo, según las revistas National Geographic y Conde Nast Traveller. Una conexión del frio exterior con el calor de las aguas ‘magmáticas’, dotadas de un aura especial gracias a las nubes de gas incandescente nacidas del volcán inactivo que envuelven todo el paisaje.  

Su origen se remonta a 1980, cuando los residentes locales comenzaron a bañarse en el cálido embalse azul que se había formado en las sombras de la planta de energía geotérmica de Svartsengi. Este lago ‘accidentado’, en cuya composición de sílice, algas y minerales se encontraron propiedades curativas, se convirtió en un lugar de peregrinación cuya historia continua escribiéndose en la actualidad. 

Como alternativa más económica, la gran actividad geotérmica del país ha creado otros baños termales menos populares a lo largo de la isla, como en el lago Mytvan, la Laguna Secreta, cerca del pueblo de Fluoir, o los baños de Geosea, cerca de Husavik. 

Gastronomía islandesa, cosecha del mar 

Si nos encontramos en una isla rodeada de la mayor fauna marina del planeta, estaba claro que la oferta gastronómica se basaría en la riqueza del mar. Un amplio abanico de platos entre los que destacar el bacalao (de fama mundial), la sopa de langosta o las múltiples variaciones de cocinado de los mejillones. 

Como platos especiales, se puede degustar el Hákarl (carne de tiburón curada durante seis meses), el Svið (cabeza de oveja hervida), el Harðfiskur (pescado seco que suele consumirse como aperitivo) o diferentes variantes de sopas como la Kjötsúpa o el Plokkfiskur. Para endulzar las comidas, como postre esta el Skyr. El lácteo más popular del país, consumido a cualquier hora del día acompañado de arándanos. 

The Retreat Blue Lagoon Iceland 

Rodeando al balneario natural más famoso de Islandia, se encuentra un completo palacio nórdico compuesto de un spa subterráneo, una laguna geotérmica, un restaurante que reinventa las tradiciones culinarias de Islandia, y un hotel de 62 suites: “El Retiro del Lago Azul”. Un reino atemporal en el que sus huéspedes pueden relajarse y rejuvenecerse mientras se sumergen en un universo natural subterráneo y evadidos del mundo exterior.  

La arquitectura del hotel supone la perfecta unión entre el hombre y la naturaleza. Teniendo como principio la conservación de ese espacio geológico único; dentro de la propia arquitectura del hotel se conservan paredes de la montaña cuya singularidad convertía en ‘pecado’ ocultarlas a la humanidad.  

Con el propósito de garantizar la tranquilidad, comodidad y hospitalidad, el hotel pone a disposición de cada huésped un asistente encargado de facilitar las necesidades y deseos del visitante, con el propósito de que este pueda disfrutar de un confort atemporal.

Un spa tallado en tierra volcánica 

En el corazón de la montaña se encuentra el balneario del hotel. Sus paredes de lava llevan a cada visitante a un reino subterráneo de inigualable armonía con la naturaleza. Con la laguna como protagonista, los diferentes tratamientos del balneario cubren el cuerpo de los huéspedes con los tres tesoros del agua de mar geotermal: sílice, algas y minerales.  

Mientras que la sílice aporta luminosidad y limpieza, las algas dotan de nutrición y antienvejecimiento al cuerpo, finalizándose el tratamiento con la exfoliación y revitalización de los minerales. Una apertura a nuevos horizontes de serenidad y bienestar dentro del cuidado. 

Suits, la base de una experiencia transformadora 

Dispuestas en dos niveles, cada una de las 67 suits que conforman el hotel está rodeada del calor revitalizante de la Laguna Azul. Unas habitaciones con vistas inigualables sobre el horizonte volcánico y acceso directo a la laguna concebidas para la comodidad, la serenidad y el bienestar.  

El interior de las mismas se ha cuidado al detalle, con muebles italianos hechos a medida, suelos radiantes, sistema de sonido, iluminación a medida, … un completo palacete pensado en el máximo confort de cada huésped. 

Una oferta de ocio pensada en el bienestar  

Más allá de las maravillosas aguas, el hotel presenta un amplio abanico de actividades pensadas en el bienestar. Desde clases de yoga o rutas guiadas por los impresionantes fenómenos volcánicos, hasta viajes exclusivos en helicóptero privado. 

El Retreat Blue Lagoon fue conferido para dar a cada huésped una atmosfera única e inigualable. En un complejo capaz de fusionar la historia de la montaña (con sus paredes de lava, piedras volcánicas y aguas termales) con el diseño atemporal; cada visitante puede sumergirse en una atmosfera de bienestar en el corazón de una de las maravillas naturales del mundo. 

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