"Queremos que Bagouve, además de ser una marca de ropa, se convierta en una plataforma de arte"
Carlos Lorente estudió doble grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Derecho (IE University). En 2018 funda Bagouve, marca de ropa que nace con el propósito de mezclar arte y moda, creando colecciones ‘cápsulas’ limitadas y numeradas para dar exclusividad e importancia a cada prenda. Toda la producción está hecha entre Portugal e Italia, con materiales sostenibles. Hasta ahora, ha vendido más de 100 diseños en más de 40 países.
El Museo Thyssen y el Museo Reina Sofía son solo algunos de los clientes de Bagouve.
En 2015 funda su primera startup tecnológica, ¿cómo fue?
Todavía estaba en la carrera y fue mi primer pie en el mundo del emprendimiento. Fue una experiencia sobre todo creativa, de pensar una idea, de elaborar un plan de negocio, presentarlo y tener un primer feedback de algo hecho por ti mismo.
Hicimos un MVP (producto mínimo viable), pero al final decidimos no lanzarlo, aunque ahí queda toda la enseñanza que saqué de aquella experiencia, muy enriquecedora.
El mundo del emprendimiento es muy bonito, porque creas cosas, pero también es muy duro, porque tienes muchas puertas que intentas abrir y no se te abren y muchos problemas que no habías visto en un primer momento. Es un cambio constante, y, conforme vas avanzando con tu proyecto, tienes nuevas dificultades, nuevos objetivos, nuevas metas a las que llegar.
Bagouve nace en septiembre de 2018, ¿cómo surge la idea?
Antes hice dos prácticas, una en General Dynamics, que fue mi primer contacto con el mundo empresarial corporativo, y, a continuación, en la Embajada de España en Abu Dhabi, donde tuve la oportunidad de aprender, enriquecerme con otra cultura y tener la mente abierta.
Después de las últimas prácticas, tenía una espinita emprendedora que me había quedado con el primer proyecto. Siempre me ha encantado la moda, aparte de la música y los coches. Me di cuenta de que en el mundo de la moda faltaba un poco de personalidad y quise hacer un concepto de marca con el cual la gente se sintiera identificada.
Para ello, pensé en la fórmula perfecta y caí en que el arte es algo abstracto, completamente subjetivo y muy personal. Por tanto, la mezcla entre la moda y el arte es la fusión perfecta de tu personalidad. Con este proyecto, me adentro cada vez más en el mundo del arte que abarca no solo la pintura, sino todo un estilo de vida, un sentimiento.
El nombre de Bagouve, ¿tiene algún significado especial?
No, no tiene ningún significado concreto. Solo quería que fuera una palabra breve, que sonara bien en varios idiomas y que recordase un poco a la moda más clásica, ya que Bagouve es un reflejo de lo clásico, de lo antiguo.
¿Cómo se comercializan las prendas y productos de Bagouve?
Somos una marca 100% digital, ya que pensamos que en 2023 es lo que más sentido tiene. Al ser 100% digital nos hemos dado cuenta que nuestro mercado está sobre todo fuera de España (en torno al 92%). Vendemos todo a través de nuestra web. De momento, hacemos cápsulas pequeñas con tiradas limitadas y numeradas.
¿Cuáles son los principales mercados de ventas y cuáles querría explorar?
Hay un público grande que le gusta este nicho de mercado que está sobre todo en Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) por su estilo de vida y de vestir. En los países del norte les gusta vestir más con prendas de moda circular (camisetas, sudaderas...) y tienen un poder adquisitivo destinado a moda más alto que el que tenemos en España.
Hemos puesto el pie en Estados Unidos, teniendo buenas ventas. Y nos gustaría explorar Latinoamérica, países como México en los que creo que podríamos tener muy buena acogida.
¿Ha pensado en abrir tienda física?
Ni está, ni se la espera. Quiero tener esa flexibilidad de destinar los recursos de la forma más eficiente. Y si esta forma es a través del marketing para llegar, por ejemplo, a un pueblecito de Bélgica donde podemos tener clientes potenciales muy buenos, ese es el tipo de inversión que quiero.
Museo Thyssen, Museo Reina Sofía o los Hoteles Only You son clientes especiales de Begouve. ¿Qué hace para ellos?
Para estos clientes, en concreto, hacemos prendas para sus tiendas con obras de su colección, ya sea para una exposición temporal como para su colección permanente. Diseñamos y producimos la ropa y ellos se encargan de la venta.
Vuestras prendas son 100% hechas con materiales sostenibles. ¿Es la sostenibilidad uno de tus valores?
Sí, es uno de los valores más importantes de la marca. Sin embargo, tengo que remarcar que una marca de ropa sostenible es muy difícil, porque, al fin y al cabo, acabas contaminando. Ya sea con la producción, la distribución o alguno de los procesos.
La idea es tener unas emisiones cero de dióxido de carbono, y para ello intentamos buscar los materiales más sostenibles, tanto para las prendas como para el packaging, el envoltorio, etc. Por ejemplo, utilizamos bolsas compostables que, pasados 12 meses, se pueden depositar en contenedores y se convierten en abono.
Próximos retos.
Nuestra idea para 2023 es colaborar con muchos artistas, al menos con 30 emergentes, tanto españoles como extranjeros. Ya hemos colaborado con uno de mis artistas favoritos, que es Ricardo Rodríguez, que pinta hiperrealismo hasta con un tatuador de Corea del Sur. Queremos continuar colaborando con artistas, enseñando su arte, dándoles a conocer para que ellos también crezcan.
Por otro lado, queremos ampliar el portfolio. Hasta ahora nos hemos centrado en moda circular y en accesorios. De cara a final de año, queremos hacer prendas de exterior (cazadoras, abrigos...) saliendo de la línea del algodón y manteniendo la sostenibilidad, que es lo más complicado.
Además de moda, este año hemos empezado a vender arte con láminas decorativas impresas en España con papel orgánico de obras clásicas y está teniendo bastante tirón. En el futuro nos gustaría que Bagouve aparte de ser una marca de ropa, se convierta en una plataforma de arte, incluso hacer subastas, tener una galería, etc.
Y para el 2024, queremos sacar la línea Bagouve Women, ya que nos lo están pidiendo mucho.
¿Cuál es tu visión del ecosistema emprendedor español?
Ser emprendedor tanto en España como fuera es muy complicado. Quizás aquí tenemos más trabas burocráticas, tributarias, de ayudas… Creo que es una cuestión de cultura. Cada vez hay más emprendedores, más autónomos, más gente que sale de su zona de confort que quiere hacer algo distinto. Conforme este cambio sea más grande, también la cultura cambiará y habrá más facilidades.
