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Economía

Daniel Lacalle (Tressis): "El objetivo del estatismo confiscatorio no es el crecimiento y el empleo, sino el control"

Por Borja Carrascosa

“No puedes tener la rigidez laboral de Grecia y el empleo de Alemania, ni los impuestos de Francia y el crecimiento de Irlanda” 

Daniel Lacalle: “Tanto el PP como el PSOE dijeron que que España no tenía ‘un problema de gastos, sino de ingresos’. Eso es una tontería económica en sí misma” 

El interés del bono español a 10 años rebasa peligrosamente la barrera del 1,4 % en el mercado secundario cuando Capital aborda a Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis. Considerado, junto a Juan Ramón Rallo, como uno de los economistas más influyentes no solo de España, sino del mundo, Lacalle lanza dagas liberales en un contexto de incertidumbre y caos en el entorno macroeconómico. 

España es “irrescatable”, y su volumen de deuda pública, que enfila el nivel de 1,5 billones de euros, es el resultado de una gestión deficiente de las cuentas públicas. Frente al estatismo confiscatorio, mercado, y en el mercado, visión de largo plazo. Cercano al PP, Lacalle tampoco rehúye la crítica al asegurar que las subidas de impuestos de 2011, 2012 y parte de 2013, con Rajoy, fueron “errores flagrantes”. El Estado debe estar al servicio del ciudadano, y no al revés… 

¿Qué tal ha empezado el año? 

Muchísima volatilidad y muchos cambios inesperados. Guerra de Ucrania, burbuja inmobiliaria china, posibles subidas de tipos… todo ello genera enorme volatilidad, pero a nosotros no nos ha ido nada mal en estos primeros meses. Estamos contentos con el desempeño. 

¿Qué previsiones maneja en términos macroeconómicos? 

Nos enfrentamos a un entorno en el que el riesgo de estanflación, del que ya hablábamos el año pasado, ha aumentado. Se revisan a la baja las estimaciones de crecimiento y al alza las de inflación. Nosotros ya dijimos que la inflación no era transitoria, ni muchísimo menos, por los factores estructurales que se estaban formando en esta subida de precios.

Las estimaciones de recuperación económica, sobre todo en la UE, pero también de otras economías, eran extremadamente optimistas. Estamos viendo una evolución de las estimaciones de los analistas independientes muy preocupante, con revisiones muy severas a la baja y estimaciones muy al alza en el ámbito de la inflación. 

España tiene una economía fuertemente dependiente del sector servicios y de actividades como el turismo, ¿crees que este modelo de crecimiento es sostenible? 

Todas las economías desarrolladas están muy orientadas al sector servicios. En España se tiende a demonizar el turismo, por una falta de conocimiento de la importancia que tiene como tarjeta de visita de un país y como fuente de conocimiento y conexión con el resto del mundo. El problema del modelo de crecimiento de España no reside en las empresas, nos obsesionamos con un modelo de industria que no existe desde hace muchos años. También cometemos un error al pensar que lo que va a cambiar ese patrón de crecimiento es una reunión del Consejo de Ministros.

España tiene enormes oportunidades para atraer inversión y talento, pero no podemos hacerlo si tenemos impuestos altos, regulaciones completa y absolutamente anquilosadas y que ralentizan cualquier decisión de inversión y si no tenemos una posición competitiva para atraer ese capital. 

¿Qué país o países debemos tomar como ejemplo en términos de competitividad y desarrollo? 

Lo bueno que tiene la economía es que no tienes que inventar absolutamente nada. No puedes tener la rigidez laboral de Grecia y el nivel de empleo de Alemania. No puedes tener los impuestos de Francia y el crecimiento de Irlanda. El problema de España es que estamos permanentemente comparándonos en lo malo, para hacerlo peor, con países cuyas economías llevan en estancamiento varias décadas. Irlanda, Holanda o Luxemburgo son países con patrones de crecimiento mucho más sólidos y con mayor creación de empleo y con niveles de calidad y de garantía de los servicios sociales espectacular.

El problema es que el debate político se suele centrar en temas como que gastamos menos que la media de la Unión Europea y que nuestra recaudación también es inferior. Nunca se habla de lo poco productivos que somos ni del tamaño de las empresas, del paro… Se suele hablar más desde el punto de vista de un burócrata que de alguien que está pensando en el futuro del país. El futuro no va a ser mejor si ponemos escollos a la inversión y a la creación de empleo. 

¿De qué modelo de crecimiento nos deberíamos alejar? 

Si entramos en un modelo “dirigista”, con un enorme gasto público y con un enorme porcentaje de empleo público, podemos vivir un caso como el de Francia. La economía francesa lleva más de tres décadas en estancamiento y es un país que tiene cosas maravillosas y empresas estupendas, pero no ha tenido un presupuesto equilibrado desde finales de los 70.

Me gustaría que pudiéramos copiar las cosas positivas de Francia. Sin embargo, lo que tendemos es a copiar el abultado gasto público, el número de funcionarios y los impuestos. Esas son las cosas que frenan el potencial de una economía como la francesa. 

Hemos visto que la Fed va a endurecer su política monetaria, ¿qué podemos esperar del BCE? 

Los bancos centrales se suelen equivocar por exceso de “prudencia”, que, en realidad deberíamos llamar exceso de riesgo. Cualquier inversor o cualquier economista debería estar celebrando que se suban los tipos de interés con una inflación de más del 7 %. Deberíamos todos celebrar, además, la normalización de la política monetaria. Hemos convertido algo que debía ser extraordinario en un escenario completamente habitual. Esto es peligrosísimo. La normalización de la política monetaria por parte de la Fed y del BCE es mucho más que insuficiente. Incluso si nos creemos esa subida de tipos y la reducción de las recompras de activos, seguirán con una política excesivamente laxa. 

¿Cómo puede afectar este endurecimiento de la política monetaria al interés del bono español y a la deuda pública? 

El interés del bono debería estar ligado a la solvencia del país, no a la política monetaria. El primer problema que tiene España es que el interés del 1,4 % del bono, pese a ser muy superior al 0,3 % que llegó a alcanzar hace unos meses, no refleja la realidad de las cuentas públicas del país. Es un problema, porque ¿a qué nivel deberían pagar los inversores los bonos del Estado español a 10 años si no los comprara el BCE? No sería un 1,4 %, ni un 2,8%, que es el doble. Sería muy superior, probablemente de más del 5 %.

La política monetaria ha disfrazado el riesgo. El impacto que se puede generar con este abismo de diferencia entre lo que debería pagar el Estado por financiarse y lo que realmente paga, medido en términos de la cotización del bono a 10 años, es muy peligroso. Eso se llama represión financiera y la contrapartida es el exceso de riesgo. La política monetaria ha pasado de ser una herramienta para ganar tiempo y hacer reformas estructurales a convertirse en una excusa para no hacerlas. El Gobierno de España utiliza la política monetaria del BCE para no hacer reformas estructurales.  

“Aconsejo tener oro y dólar, así como inversiones a largo plazo en empresas que consideremos que lo merecen” 

Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis

Hace once años publicaste el libro “Nosotros, los mercados”, ¿cómo cree que es la situación actual, mejor o peor que entonces? 

Estamos mucho mejor que en el año 2011. Creo que, en general, para cualquier inversor, estamos en un entorno en el que la capacidad de invertir se ha ampliado. No tiene por qué ser una inversión centrada en el índice local, sino que el mercado ofrece múltiples opciones alrededor del planeta. La capacidad de decidir es más amplia que nunca

Estamos en plena guerra, con bastante incertidumbre a nivel global, ¿cómo está afectando este escenario a la inversión y a la estrategia de Tressis? 

La guerra introduce cambios importantes, entre los que detectamos una aversión al riesgo cíclico muy evidente. A finales del año pasado, muchos inversores empezaron a apostar por bancos y aerolíneas, sectores aparentemente baratos. También son empresas extremadamente cíclicas, y estamos viendo que han caído mucho. El riesgo geopolítico al que estamos sujetos se añade al escenario excesivamente complaciente con el crecimiento y con la inflación

Eres uno de los economistas de referencia dentro del espectro liberal, ¿por qué crees que algunas personas consideran que ser liberal es algo peyorativo? 

Para el estatismo, cualquier persona que cuestiona la expansión constante del poder gubernamental y estatal es un peligro. La razón por la que los liberales somos personas mucho más influyentes que los que no lo son es porque la gente entiende que, normalmente, y en la inmensa mayoría de los casos, el análisis del discurso económico por parte del liberalismo tiene mucha más lógica. No tenemos que convencer a nadie de que dos más dos suman 22, como hace el estatismo.

Ellos venden que la economía del Estado no tiene nada que ver con la economía general y que el Estado puede hacer lo que quiera cuando quiera. El ciudadano, que no es tonto, diferencia entre el análisis que hace un economista liberal, más arraigado con la economía ortodoxa y mucho más realista, que aquel que dice que no pasa nada por endeudarse e imprimir moneda como locos, subir todos los impuestos y todos los gastos. 

El PP, entre 2011 y 2014, aplicó cerca de 50 subidas de impuestos en un contexto de recesión, con el objetivo de salvar al Estado de la quiebra y en contra del crecimiento económico. El PSOE vuelve a plantear hoy un nuevo incremento el esfuerzo fiscal exigido a los españoles… 

El objetivo del estatismo confiscatorio no es el crecimiento y la creación de empleo, sino el control. Siempre le echan la culpa al enemigo exterior. Si la economía no crece, ¿la culpa de quién es? Pues dicen que la culpable es Angela Merkel, o las empresas, o los mercados, el coronavirus, la guerra… Es tan evidente, que el supuesto análisis de los expertos -seleccionados por el Gobierno para plantear una propuesta de reforma fiscal que diga exactamente lo que quiere el Ejecutivo- ya reconoce que este nuevo escenario fiscal tendrá un impacto en términos de crecimiento y creación de empleo. Pero les da exactamente igual.

Hay un elefante en la habitación, que es el gasto público, que solo puede crecer. En vez de poner al sector público al servicio de los ciudadanos y las empresas, es decir, del sector privado, le dan la vuelta a la economía y convierten a todos los agentes económicos privados en entes supeditados al sector público. 

¿En qué se equivocó el PP durante la crisis de deuda soberana? 

Las subidas de impuestos de 2011 y 2012 no solo fueron errores inaceptables, sino que además fueron un fracaso recaudatorio brutal. Yo critiqué públicamente esas subidas de impuestos. Se tuvieron que revertir entre 2014 y 2017, y la economía empezó a respirar. El error del año 2011 fue repartir erróneamente el ajuste entre gasto público e impuestos, ya que partía de un error gigantesco, que el nivel de gasto público era el correcto.

Dijeron tanto el PP como el PSOE, en el Parlamento, que España no tenía “un problema de gastos, sino de ingresos”. Eso es una tontería económica en sí misma. Creo que el PP aprendió y ya no defiende eso, tampoco lo defendía antes. Se les critica por algo que pasó en esos años de Gobierno, hace diez años y que no sucedió ni en los ejercicios precedentes ni en las comunidades en las que gobernaba entonces o gobierna ahora. 

Hace 10 años, cuando España pidió el rescate financiero, la deuda pública era de 750.000 millones de euros. Este año, previsiblemente, rondará los 1,5 billones. En el caso de que estalle otra crisis soberana, ¿realmente se puede evitar el colapso de aquellos países que, como el nuestro, se están endeudando a lo bestia? 

Es prácticamente imposible que se de este escenario, y la razón por la que hubo un rescate interno y no un rescate total, es que España es imposible de rescatar. Puedes rescatar a Irlanda, a Portugal o a Grecia, pero no a España. Lo que muestra este escenario es que las cuentas públicas de España son insostenibles. No puede ser que cuando la economía crece, tengas déficit, y cuando no crece, el déficit sea todavía superior.

Al contrario de lo que dice el estatismo, el déficit siempre es un problema de más gasto que ingresos. No puedes partir de la base de que los ingresos van a ser X y adaptar el gasto a ese volumen de ingresos. La operación debe ser al revés, adaptar los gastos a los ingresos.  

Las pensiones se encaminan de forma casi irremediable hacia un escenario de posible impago o, al menos, de insostenibilidad. ¿Cuál es su receta para garantizar que los pensionistas del futuro, básicamente tú y yo, podamos cobrar una pensión cuando nos jubilemos? 

Todos vamos a cobrar una pensión, el problema reside en la capacidad adquisitiva que nos va a otorgar esa pensión del futuro. El problema de las pensiones solo se soluciona atrayendo muchísimo más capital y creando muchísimo más empleo. La idea de pagar las pensiones del futuro subiendo los impuestos al sector productivo que queda tras las diferentes recesiones que hemos sufrido no tiene sentido. 

¿Qué consejo le podría dar a un ahorrador para intentar lograr rentabilidad en este entorno incierto? 

Que piense en el horizonte temporal que tiene para su ahorro. ¿Me debe preocupar a mí la volatilidad que hay en el año 2022? No, porque mi horizonte temporal no es cortoplacista, no es 2023. Lo primero que debe plantear un ahorrador es conocer su tolerancia a la volatilidad, la gente no la conoce. Quieren tomar mucho riesgo cuando el mercado sube, pero ahora, que hay caídas, se retraen. La cartera de inversión debe tener “colchones” para que cuando los activos de riesgo sufran correcciones, éstos ayuden al capital de forma contracíclica.

Aconsejo tener oro y dólar, así como inversiones en empresas en las que consideremos que merece la pena invertir a largo plazo. Es decir, empresas en las que invertimos en el futuro, no en el pasado. El inversor español suele preferir invertir en empresas con decisiones basadas en lo fuertes que han sido en el pasado.  

¿Qué opinión le merecen los criptoactivos como opción de inversión? 

Han demostrado que no son una buena protección contra la inflación, por lo tanto, no funcionan como se supone que iban a funcionar contra los excesos y la volatilidad de los mercados, el dinero en papel, etc. Si inviertes en criptoactivos, debes ser consciente de la volatilidad y del periodo de inversión. Yo creo que la inmensa mayoría de la gente que invirtió en estos activos lo hizo porque subían muchísimo. No recomiendo invertir en activos en los que hay tanta gente que solo invierte al alza. 

Fotografías: Santi Burgos

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