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Opinión

Redacción Capital

Comunicar en tiempos revueltos

Vivimos tiempos convulsos por la pandemia que estamos sufriendo con el covid-19. El coronavirus se ha instalado en nuestras vidas y todos debemos acostumbrarnos a luchar y convivir con una situación que no se daba, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero desde la II Guerra Mundial.

Estamos sometidos a una fuerte tensión social y económica con consecuencias todavía inimaginables pero que están afectando de forma directa al mundo empresarial con cifras que muestran las tensiones que están padeciendo las empresas por el parón económico. El 58% de las empresas españolas cerrará el primer trimestre con fuertes caídas en las ventas, según el barómetro de Deloitte y el pesimismo que ha dejado la crisis sanitaria hace que los empresarios sitúen bastante lejos la luz al final del túnel. En concreto, preguntados por cuándo esperan la fecha de la recuperación de las principales variables macroeconómicas, un 49% sitúa la vuelta a las tasas de empleo y los tipos interbancarios previos a la crisis en el segundo semestre de 2021.

Dos sectores clave para la economía española como son el turismo y la automoción, no recobrarán el pulso hasta entrado 2021, según los directivos consultados por el estudio citado. Datos anteriores a lo que el Gobierno llama la desescalada.

Nadie sabe lo que va a ocurrir en los próximos meses, pero el FMI ya augura, al menos, una caída del PIB del 8 por ciento en España y habrá que ver si algunas empresas tienen un problema puntual o si serán capaces de sobrevivir a la recesión. Todo dependerá de si hay un retraso en contener la pandemia, si hay un rebrote a final de año o si se dan los dos escenarios juntos: retraso y rebrote.

La propagación del virus pude tener efectos demoledores en el mundo empresarial, donde sin duda, habrá que reinventarse de cara a un nuevo orden mundial. Ninguna empresa, ni ningún ciudadano está siendo ajeno a la situación que vivimos.

El impacto del coronavirus está afectando a las empresas y la economía y, como consecuencia, a los ciudadanos, que ven como se diluyen sus expectativas en el llamado estado del bienestar. Para combatir esta incertidumbre está la comunicación. Una comunicación sencilla, directa y veraz.

Son tiempos difíciles pero las empresas, los empresarios, tienen la necesidad de comunicarse con los inversores y el mercado y aunque solo tengan que dar malas noticias, nadie las contará mejor que la propia empresa. Si no lo cuentan directamente con rigor y transparencia alguien lo contará por ellos y puede que no de forma objetiva y veraz. Trasmitir una buena imagen de una compañía es una tarea en la que deben estar involucrados todos los que la componen, desde el presidente hasta el último empleado.

Las empresas y sus máximos responsables deben enarbolar la bandera del realismo con transparencia, claridad y sobre todo con la verdad por delante. Es una oportunidad única para los líderes empresariales ante la falta de un liderazgo común en el mundo político.

Si la prioridad, por encima de todo, es la salud de los ciudadanos, habrá que compaginarla con la salud de las empresas que dan signos de agotamiento, de falta de productividad, de falta de liquidez y de falta de expectativas claras ante la ausencia de previsiones económicas claras de gobiernos nacionales y de una Comunidad Europea que afronta la pandemia con claros signos de división e insolidaridad.

Ahora más que nunca, la comunicación empresarial es fundamental para llegar de manera directa, profesional y ordenada a todos sus públicos objetivos: inversores, accionistas, instituciones, empleados y clientes. No se debe ocultar la verdad, aunque duela, y aquellas empresas que sean capaces de dar la cara, ser sinceras, transparentes y empáticas tendrán el reconocimiento de los ciudadanos y por, ende, afrontarán con mayor reconocimiento y garantías su futuro.

La austeridad y el cambio de hábitos en el consumo y en las relaciones con nuestro entorno económico y social, necesitarán pautas que nos conduzcan a confiar en aquellas empresas que más hayan dado la cara en estos tiempos revueltos. Es el momento de ofrecer de manera sincera confianza en el futuro para las personas que viven un momento de zozobra e incertidumbre. Es el momento de ponernos todos en lugar del otro.

Juan Antonio Tarjuelo, Asociado en Estudio de Comunicación

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