“Los directivos esperan, como mínimo, que la función de nómina convierta las compensaciones de bruto a neto y, a la vez, evite sanciones normativas”
Ya hace mucho tiempo que los ejecutivos saben que, para conseguir que sus empresas se diferencien del resto de forma competitiva, deben centrarse en su principal punto fuerte, en la actividad central que les genera más beneficios y garantiza su resiliencia organizativa de cara al futuro. Esto es así especialmente en el caso de las empresas que se están preparando para dar el salto a los mercados extranjeros.
Normalmente, en ese momento los niveles de estrés son elevados y el personal, desbordado, necesita todo el tiempo posible para dedicarse a las iniciativas más importantes de la empresa. Por eso, las compañías son conscientes de que, para poder centrarse en las principales competencias empresariales, necesitan externalizar algunas de sus operaciones más importantes.
Según distintas fuentes como Harvard Business Review o el movimiento YOLO (‘Sólo se vive una vez’), experiencias como la Covid-19 han hecho que los empleados se replanteen qué quieren y necesitan a nivel laboral o si desean seguir con el mismo trabajo. Existe una tendencia global que está alejando a la gente de los trabajos tradicionales. De hecho, según el informe “People at Work 2022” del ADP Research Institute, un 30% de los empleados de todo el mundo está intentando activamente cambiar de empleo o ya lo ha hecho.
No cabe duda de que la crisis de la Covid-19 ha sido un factor determinante que ha generado problemas subyacentes relacionados con la experiencia de los empleados, y esto incluye la gestión de la nómina. Los trabajadores esperan que su empresa haya modernizado los procesos de nómina en respuesta a las deficiencias detectadas durante la pandemia. Además, actualmente los datos de los empleados corren aún más riesgo, ya que, al haber más gente teletrabajando, crece el riesgo de caer en ataques de, por ejemplo, phishing. Por eso, no es de extrañar que el 27% de los responsables de nómina quiera protocolos de seguridad de los datos más estrictos que garanticen la conformidad normativa en el futuro.
Asegurarse de que las empresas pagan a sus trabajadores de forma equitativa por su trabajo se está convirtiendo en un punto clave para muchos empleados. Por eso, el hecho no disponer de una sola fuente de información para los datos de nómina, que pueda servir como elemento clave a la hora de crear estrategias comerciales y de crecimiento, es una gran frustración para los altos directivos.
Cualquier función de la nómina de una empresa debe poder ampliarse y adaptarse a distintos tamaños de plantilla a nivel local a medida que el entorno operativo va cambiando. Pero, de nuevo, la realidad no se corresponde con esta expectativa. El 61% de los gestores de nóminas admiten que no fueron capaz de adaptar la nómina a muchas de las necesidades de la empresa surgidas durante la pandemia, y el 33% declaran que no contaban con ningún sistema de nómina para respaldar los planes de expansión.
Los directivos de cualquier empresa esperan, como mínimo, que la función de nómina sirva para convertir las compensaciones de bruto a neto y, a la vez, para evitar las sanciones normativas. Sin embargo, para cumplir con las normas constantemente cambiantes de diferentes países se necesita a un equipo completo de expertos jurídicos que hagan un seguimiento de los cambios e interpreten leyes que suelen estar redactadas de forma ambigua.
Para cumplir con la normativa laboral; la legislación en materia fiscal; la concesión de beneficios; los requisitos de generación de informes o las leyes de seguridad y privacidad de los datos, las empresas suelen recurrir a la ayuda de un proveedor de nómina global. Este es un punto clave que debe resolverse antes de afrontar la complejidad adicional que supone la conformidad normativa en otro país.
Existen empresas que gracias a la utilización de una plataforma de nómina global unificada son lo suficientemente ágiles como para analizar datos rápidamente y adaptarse al crecimiento de la empresa. Pero, lamentablemente, aún existen empresas que incumplen este compromiso contractual y esto genera que los problemas con los pagos sigan afectando a sus trabajadores.
