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estrés

Hay que aburrirse más

Platón afirmaba que la forma superior de ocio consistía en permanecer inmóvil y receptivo al mundo. En una época donde el ocio también se ha convertido en una extensión de nuestra productividad, es crucial recordar la importancia de permitirse tiempo para aburrirse. A través del aburrimiento, no sólo se descansa y reflexiona, sino que también se cultiva la creatividad y se reduce el estrés. En la sociedad actual, la constante búsqueda de productividad y la sobrecarga de actividades ha reducido significativamente los momentos de inactividad. Sin embargo, aburrirse, lejos de ser una pérdida de tiempo y un enemigo, puede ser un aliado que proporciona numerosos beneficios. Fomento de la creatividad El aburrimiento actúa como un catalizador para la creatividad. Investigaciones han demostrado que cuando nos encontramos en un estado de aburrimiento, nuestra mente busca estímulos alternativos, lo que a menudo nos lleva a soluciones creativas. Este proceso mental nos obliga a pensar fuera de lo común y encontrar nuevas formas de entretenernos o resolver problemas. Autoreflexión Aburrirse proporciona una oportunidad invaluable para la autoreflexión. Al tener tiempo libre, sin distracciones, podemos reflexionar sobre nuestras vidas, metas y decisiones. Esta introspección puede conducir a un mayor entendimiento personal y a una mejor toma de decisiones a largo plazo. Recuperación y descanso Los momentos de aburrimiento son esenciales para la recuperación y el descanso mental. En una era de constante actividad, permitirnos tener momentos de inactividad puede ayudarnos a recargar nuestras energías, reduciendo así la fatiga mental y física acumulada. Atención plena La práctica de la atención plena, o mindfulness, se basa en enfocar la conciencia en el momento presente. El aburrimiento, al no ofrecer ninguna distracción externa, nos invita a practicar esta atención plena de manera natural. Este estado puede mejorar nuestro bienestar general y nuestra capacidad para gestionar el estrés.…
La microbiota es un complejo entramado de bacterias, virus, arqueas y hongos que habitan en el organismo, y no solo es esencial para el sistema digestivo, sino que también influye en el sistema inmunológico, en el metabolismo y hasta en la salud mental (depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, etc.). Además, es un factor muy importante en la promoción de la longevidad. Los billones de microorganismos diferentes que conforman la microbiota interactúan en distintas partes del organismo, colaborando entre ellos y produciendo distintos beneficios que contribuyen significativamente tanto a la salud de la piel como al bienestar del aparato digestivo y genital, entre otros.  El estrés en el que vivimos inmersos, tanto físico (por enfermedades, falta de sueño, malos hábitos dietéticos), como emocional o laboral, resta salud a la microbiota y años de vida a las células. El estrés promueve un estado pro-inflamatorio, dando lugar a un desequilibrio en la microbiota. También estimula la liberación de hormonas de estrés como el cortisol y de citocinas pro-inflamatorias. Esto lleva a un estado de inflamación de bajo grado crónica que es un factor determinante en el envejecimiento. De ahí surge el nuevo término acuñado como ‘inflammaging’, inflamación es igual a envejecimiento.  Esta inflamación favorece el incremento de radicales libres que genera un estado oxidativo, clave para el acortamiento telomérico. Los telómeros son una secuencia de aminoácidos que protegen nuestros cromosomas, haciéndose cada vez más cortos, según la célula se divide y va envejeciendo. A mayor estrés, más inflamación y más acortamiento telomérico, que se traduce en menor vida para nuestras células.  Por todo ello, Olympia Quirónsalud ha puesto en marcha las Unidades de Microbiota y de Longevidad, respaldadas por la última tecnología y por la experiencia de su responsable, la especialista en Medicina Interna, Débora Nuevo, y están diseñadas para proporcionar un…
En nuestra sociedad contemporánea, el estrés ha surgido como un compañero constante. Esta respuesta tanto física como mental a estímulos externos, a menudo vista como un motivador para alcanzar objetivos, puede volverse un problema serio cuando es persistente y sin control. El estrés, aunque en ocasiones puede actuar como un catalizador para alcanzar nuestras metas, cuando es persistente puede derivar en serias complicaciones de salud. Desde el más común dolor de cuello hasta condiciones más graves como la hipertensión o la diabetes, es vital reconocer sus síntomas y aprender a gestionarlo. Conociendo al enemigo, el estrés Definido como la reacción del cuerpo ante cualquier demanda o desafío, el estrés puede surgir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. En pequeñas dosis, puede ayudarnos a enfrentar situaciones difíciles al activar nuestra respuesta de lucha o huida. Pero, cuando se vuelve crónico, puede desencadenar varios problemas de salud. Lo primero para identificarlo es saber diferenciar los tipos que hay: Estrés agudo: es una respuesta inmediata a un desafío o amenaza, y suele ser de corta duración. Estrés agudo episódico: aparece con mayor frecuencia y está asociado a preocupaciones constantes sobre eventos que pueden o no ocurrir. Estrés crónico: prolongado y constante, este tip puede ser dañino y surgir cuando no se encuentra una solución a largo plazo para el estrés agudo. A nivel físico, puede manifestarse con sudoración excesiva, tensión muscular, problemas gastrointestinales, entre otros. Emocionalmente, puede traducirse en ansiedad, depresión, irritabilidad y otros problemas de comportamiento. Enfermedades asociadas al estrés Hipertensión Conocida comúnmente como presión arterial alta, ocurre cuando la fuerza de la sangre contra las paredes de las arterias es demasiado alta de forma constante. El estrés es un factor que contribuye a la hipertensión al causar una liberación temporal de hormonas que…