La exigencia de la alta competición llevó a Gonzalo Corrales a abandonar sus estudios. Tras ser campeón de España, de Europa y del mundo en categorías cadete y junior de tenis, parecía que iba a llegar lejos con la raqueta, pero el declive le plantó ante una dura realidad: ¿qué podía hacer a sus 18 años sin carrera deportiva y sin estudios? Sus padres eran profesores, y le recomendaron reengancharse al sistema educativo americano.
El alto nivel tenístico de Gonzalo le permitió conseguir una beca en una universidad del Estado de Georgia. Empezó psicología deportiva por el varapalo que se había llevado, pero al poco tiempo se pasó a Business (Empresariales). Ganó la liga universitaria de tenis, trabajó durante cuatro años y después cursó un MBA (Master in Business Administration) en Florida.
Su estancia allí le permitió descubrir el mundo de las becas deportivas en EEUU. Permiten a los chavales compaginar competiciones de alto nivel en instalaciones top al tiempo que obtienen una carrera en una universidad americana, con experiencia internacional y con valores asociados al deporte (trabajo, esfuerzo, equipo, compañerismo...) que luego son muy valorados por las empresas a la hora de contratar jóvenes.
La idea le llevó a crear su empresa en Miami por 75 dólares y en un día, con una rapidez que ya nos gustaría en España.
Tras doce años en Estados Unidos, Corrales regresó a nuestro país. Estuvo un tiempo en una empresa mientras impulsaba con su hermano Álvaro la compañía creada en Miami.
Cuando vieron que les daría para vivir, dejaron sus puestos y se volcaron en AGM, a partir de 2012. Desde el principio, el objetivo había sido conseguir becas para que deportistas españoles pudieran formarse en Estados Unidos.
Javier y Carlos Bes, dos tenistas de Zaragoza, fueron los dos primeros clientes. Era 2004 y entonces había solo 25 deportistas españoles en Estados Unidos; en la actualidad hay 1.700. Con las becas se financian cuatro años de estudios. Muchos de ellos se quedan luego a trabajar allí. Es el caso de Javier Bes, que a sus 35 años trabaja en PWC en California.
“Allí siguen muchos clientes nuestros, algunos trabajando en empresas como Microsoft, Morgan Stanley, Goldman Sachs y otras multinacionales, y otros como entrenadores”, explica Gonzalo Corrales. El deporte les ha servido para costearse sus estudios y ahora pueden desarrollar su carrera profesional.
En la actualidad, AGM trabaja para 400 familias al año, que pagan 3.000 euros más IVA. No es mucho, teniendo en cuenta que pueden conseguirse becas por valor de 250.000 euros para los cuatro años de estudios. En sus quince años de historia, AGM ha ayudado a unos 2.000 deportistas españoles a financiar sus estudios en universidades americanas gracias a los 112 millones de dólares obtenidos en becas.
Los 30 empleados de AGM se ocupan de gestionarlas y de estar pendientes de las necesidades que puedan surgir en las familias mientras sus hijos están allí. Este modelo de negocio sirve a AGM para lograr una facturación de casi un millón de euros al año.
La información práctica sobre estudios en el extranjero que la compañía ha ido acumulando le ha dado pie para volcarla en una nueva plataforma online: Mooxye. Es una empresa distinta, capitaneada por Gonzalo y con socios como Barrabés, que se enfoca a estudiantes y deportistas interesados en estudiar en el extranjero, o en foráneos que quieren venir a España. Ya cuenta con 135.000 inscritos.
Se apuntan en cuatro módulos en función de lo que buscan: becas deportivas, estudios universitarios en Estados Unidos, en Reino Unido o en España. El 90% son extranjeros. Los que son deportistas pueden ir creando su perfil y subiendo sus vídeos en la web desde que son jóvenes para facilitar ser elegidos para las becas.
Corrales afirma que ya hay universidades españolas y americanas pagando por estar en esta plataforma. Es un buen sitio: los que están, tienen interés y muestran un perfil detallado. En ella entran estudiantes, deportistas y no deportistas. No todos pueden ser asesorados por AGM.
“Las familias tienen objetivos académicos, deportivos, financieros y personales. Hay quien quiere utilizar el nivel deportivo para estudiar en el mejor sitio. Lo que está claro es que no le podemos ayudar si no tiene nivel deportivo o su presupuesto es bajo. En ese caso podemos orientarle para quedarse en España”.
Las dos compañías, AGM y Mooxye, van dando pasos; alguno de ellos, muy importante. En enero firmaron un acuerdo con LaLiga para facilitar la formación de los futbolistas. Universia, la marca educativa del Santander, también se ha sumado al proyecto. Son dos socios importantes para seguir haciendo crecer las empresas.
Mientras tanto, Gonzalo Corrales continúa su tarea de evangelización en las universidades, aunque admite que queda tarea por delante: “Hace poco vi en televisión que la principal promesa del medio fondo español se quejaba de que en la Universidad no le cambiaban una reunión por una competición a la que tenía que acudir. El profesor le dijo que tenía que elegir entre ser estudiante o ser atleta”.
Algunas universidades están cambiando el chip y facilitando que los deportistas puedan seguir adelante con sus estudios. Es el caso de la Universidad Católica de Murcia (UCAM); la Universidad Europea, que patrocina al Real Madrid; la Universidad Camilo José Cela, que da becas, o la Universidad de Navarra, que ofrece un programa ambicioso.
Sin embargo, aún falta para que se valore como en Estados Unidos el esfuerzo de los deportistas que siguen estudiando y la buena imagen que aportan a la universidad. De ahí que cada vez haya más deportistas que consideren salir al extranjero. Entre ellos Corrales espera que crezcan las mujeres. Para ellas es más fácil conseguir becas en Estados Unidos debido a la legislación que favorece que haya igual número de hombres y mujeres entre los equipos universitarios. Es un buen incentivo para que las deportistas puedan seguir sacando partido de su talento mientras se forman académicamente y perfeccionan el idioma.
Artículo publicado en el número de marzo de 2019 de la revista Capital.