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Empresas

Alfonso Jiménez (Cascajares): “Si ‘matamos’ al empresario, crearemos desempleo y pobreza” 

Por Redacción Capital

“Ahora no buscamos tanto la competitividad o la rentabilidad, sino renacer de nuestras cenizas” 

El sector agroalimentario sufre los efectos de la inflación como pocos, ya que la alimentación registró una subida del 16,5% el pasado marzo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En este contexto, las empresas del sector diseñan estrategias contra el reloj para adaptarse a los cambios en el mercado. En el caso de Cascajares, al contexto económico se suma además un incendio ocurrido el 26 de enero en su fábrica de Palencia. Capital conversa con su presidente, Alfonso Jiménez.  

¿Cómo les está afectando la inflación actual y qué medidas están tomando para regular los precios? 

Antes del incendio del 26 de enero, la inflación nos había subido mucho los costes. No solo de la carne, sino de todos los suministros, tanto electricidad como gas. Todo, absolutamente todo. Hicimos un plan de ahorro porque no queríamos transmitir toda la subida de la inflación a nuestros clientes. Sería muy fácil coger, subir el precio, y que nuestros clientes pagarán la ‘cornada’ en la subida de los costes, pero nosotros no lo hicimos. 

Hicimos un plan de optimización, intentando gastar menos y negociando bien con los proveedores. Y, gracias a esto, aplicamos una subida inevitable, pero menor que la media, y logramos un ebitda histórico para nosotros. 

Tras el incendio estamos sufriendo también mucho la inflación en los materiales de construcción, igual que en el caso de la carne que estamos comprando.  

La fábrica en la que estamos de alquiler carece de máquinas, así que lo estamos haciendo todo muy manual. No somos productivos ni competitivos, pero no estamos buscando tanto la competitividad de la empresa, la rentabilidad, sino renacer de nuestras cenizas tras el gran guantazo que le ha pegado la vida.  

No es momento de ganar dinero, es momento de dar servicio a nuestros clientes, dar trabajo a nuestros empleados y evitar que la marca salga del mercado. A partir de septiembre, volveremos a fabricar en nuestra fábrica con las máquinas que necesitamos y volveremos a recuperar nuestro ebitda. 

¿En qué medida les afectó el incendio? ¿Cómo consiguieron recuperarse? 

En el año 2022 ya habíamos superado en un 30% las ventas pre-Covid, era un ejercicio histórico de ventas pese a la inflación y la subida de costes. La Navidad de 2022 fue la mejor de la historia con un ebitda récord. De repente, el día 26 de enero saltó el fuego y devoró totalmente 30 años de historia.  

Esta es la mayor de las batallas, vemos cómo se quema todo delante de nuestras narices. A mí me llamaron a las tres y cuarto de la mañana y me dijeron “Alfonso, hay un fuego en Cascajares”. Llegué a las 3:45 h a la fábrica, pregunté si había quedado alguien dentro de la fábrica y me dijeron que no, que había funcionado bien la evacuación. 

Cuando llegaron los bomberos, el fuego ya había devorado toda la fábrica y ese mismo día a las 7:00 de la mañana constituimos el gabinete de crisis mi socio y cofundador Pablo Iglesias, director general, Rodrigo Ruiz, también socio, y yo.  

La estrategia fue, primero, cuidar a la gente, y lo segundo, hablar con nuestra aseguradora, Reale, para estudiar la cobertura del siniestro. En tercer lugar, el objetivo era recuperar las operaciones. Al día siguiente, el 27 de enero, visitamos una fábrica que nos proponían alquilar y en una semana firmamos el contrato de alquiler. A los 15 días, ya teníamos el permiso para poder fabricar allí nuestros productos. 

Paralelamente, desarrollamos otros dos proyectos: demoler la totalidad de la fábrica quemada y dejarlo como un solar. Y el más importante: levantar lo que va a ser la fábrica del futuro, en la que yo me quiero jubilar. Moderna, productiva, digital, muy segura para los trabajadores para evitar futuros incendios… A dos meses del incendio ya estamos levantando los pilares de lo que va a ser la nueva Cascajares.  

El 8 de mayo se cerrarán tanto la cubierta como los laterales para que dentro puedan empezar los oficios y en la Navidad de 2023 queremos dar de de cenar a 600.000 personas. Esa es nuestra obsesión, llegar fuertes y robustos a la campaña de Navidad con una fábrica muy segura que proteja mucho la calidad alimentaria de nuestros productos. 

Ya tienen una fábrica en Canadá, ¿tienen pensado expandirse por otros mercados internacionales? 

No, tenemos bastante claro que Cascajares está presente en dos países y dos continentes. Nuestra venta aproximada antes del incendio era un tercio en España, un tercio en Europa y un tercio en Norteamérica.  

Después del incendio, evidentemente, la venta en Canadá se ha disparado gracias al apoyo de los clientes canadienses, que se han enterado de nuestra desgracia y compran mucho más. Estamos vendiendo más en Norteamérica que en Europa.  

"Nosotros no subimos por el ascensor, sino por la escalera. La vida de un empresario es sacrificio y esfuerzo"

Aquí en España también estamos notando que todo lo que fabricamos lo vendemos. No tenemos capacidad, de momento, para poder suministrar todo lo que se nos está pidiendo, ya que la fábrica que tenemos es muy pequeña. Estamos 24 horas al día, siete días a la semana, pero eso no llega para cubrir toda la demanda. Estamos ahora al 50% de nuestra capacidad en España y queremos alcanzar en junio en torno a un 70% o un 75%. En septiembre, será el 100%, y en Navidad queremos que llegue a un 120%. 

¿Qué productos reportan mayores ventas a la empresa? 

Tenemos la línea de retail, que es para consumo dentro de casa y la vendemos a través de nuestra página web, que funciona bien. Todo nuestro universo de venta on-line está yendo muy bien, la Navidad de 2023 prevemos será muy buena. Ese esfuerzo que hicimos en 2020, 2021 y 2022, por la pandemia, cuando tuvimos que vender en retail a la fuerza, ha venido para quedarse.  

Usted y su compañero crearon Cascajares con tan solo 20 años y apenas recursos, ¿tiene alguna recomendación para los emprendedores? 

La fórmula que a nosotros nos funcionó es ‘subir por la escalera’. Nosotros nunca hemos sido de subir por el ascensor, creemos en que la vida de un empresario es sacrificio y esfuerzo. 

Hay que subir por la escalera y los peldaños hay que subirlos de uno en uno, no de dos en dos, porque si subes de dos en dos, te puedes tropezar. Si coges el ascensor y subes por el ascensor, puedes llegar arriba y confiarte, pero puedes perderlo todo. Creo que todo es esfuerzo, sacrificio, trabajo, mirar a largo plazo y hacer bien las cosas. 

 Yo lo que les recomiendo a los emprendedores es hacer eso: que no tengan miedo al fracaso. Hay que tener mucha cabeza, muchos sacrificios, mucho esfuerzo y mirar a largo plazo. Ir con humildad. 

Cuando tienes un gran siniestro en el que lo pierdes todo, como nos ha pasado, te das cuenta de que es una gran cura de humildad. En la vida hay que ser muy humildes porque Dios te lo da y Dios te lo quita. Y, de repente, de tenerlo todo, al día siguiente lo pierdes. Y, si te crees algo, caes desde más alto. Tenemos que estar pegados al terreno, al suelo, y subir con dignidad y esfuerzo. 

¿Encuentra alguna justificación para el ataque que están sufriendo los empresarios por parte del Gobierno? 

En absoluto, siento pena y lástima por esas críticas que están lanzando y creo que están totalmente equivocados. Me da pena por ellos, por los que lo critican, porque son auténticos ignorantes que desconocen totalmente la realidad de un empresario que se levanta todos los días muy pronto, que dedica toda su vida a la empresa, a crear puestos de trabajo y riqueza.  

Y cuando oyes estas críticas de gente que lo que tiene que hacer es ayudarnos, es incomprensible y da mucha pena. Pero por ellos, no por nosotros. Nosotros somos fuertes, sabemos lo que tenemos que hacer y vamos a tirar para adelante. Pero la ignorancia de los que se meten con los empresarios es enorme. 

Este año, el Gobierno ha tomado medidas como la subida del SMI y de los impuestos a las empresas o la reforma de las pensiones. ¿Cómo están afectando a su estrategia? 

Yo soy un empresario tremendamente social, miro mucho hacia mis empleados. Y cuando llega un gran siniestro como el del incendio, lo pierdes todo, absolutamente todo, menos a la gente. Al final esto es un tema de personas, y los que nos van a sacar de este lío son nuestros empleados, que es lo único que nos ha quedado.  

Tengo que agradecer al equipo humano de Cascajares por todo lo que está trabajando. A mí me encanta que la gente cobre más dinero, que viva mejor. Esto, al final, es una cadena. Si la gente vive mejor, gastará más. Este aumento de gasto también beneficiará a las empresas, esto es un ciclo. Es un ciclo cerrado. 

“Vendemos más en Norteamérica que en Europa” 

Pero hay que hacerlo con cabeza. Yo entiendo que haya que adaptar la subida de las pensiones al momento actual, pero a las empresas les están subiendo muchísimo los costes. La consecuencia es la reducción de la rentabilidad. 

Podemos caer en la amenaza de ‘matar’ al empresario, pero si ‘matamos’ al empresario, el problema va a ser mucho más gordo. Se creará desempleo y pobreza e iremos hacia una economía mucho más parada, que genere menos riqueza y menos empleo. 

Hay que ser muy cuidadoso y muy meticuloso con las empresas, porque, para mí, una empresa es un monumento. Cada vez que se pierde una empresa se está perdiendo gran valor de España. Y hay que cuidarlas como si fuesen un bien muy preciado y muy débil, porque no lo estamos pasando bien. Estamos sufriendo.  

Ya no lo digo por mí, lo digo por el resto de mis compañeros. Con la subida de la luz, con la subida de los costes del gas, con la subida del coste de materias primas... No nos damos cuenta de todo lo que nos están subiendo los costes y eso al final tiene que salir de algún sitio.  

Y si también nos suben los gastos de personal, pues al final se puede generar un estrangulamiento que no es bueno ni para los trabajadores, ni para la sociedad en general, ni para el Gobierno. Hay que tener mucha precaución. 

España está sufriendo una gran sequía que afecta en gran medida al sector de la alimentación, ¿cómo les está afectando a ustedes? 

Pues es muy preocupante. El agua es vida y la vida necesita agua. Y esta reducción en las cosechas y este elevado coste en la ganadería, de la subida de las materias primas, es algo muy preocupante. 

Y vuelvo a pensar en las personas, estoy pensando en esos pequeños o grandes agricultores, en esos pequeños o grandes ganaderos, que están teniendo una situación de desabastecimiento y que están sufriendo una situación complicada porque se les está muriendo su negocio. Ya es hora de que se haga un gran plan hidrológico nacional.  

Es una pena que se pierda agua, es un bien escaso. Hay que cuidarla mucho y tenemos que recuperar toda esa agua que se va al mar y no se aprovecha. 

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