Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Revista Capital

El objetivo de los bancos centrales en 2022: acelerar la creación y emisión de monedas digitales

Por Redacción Capital

La carrera por las CBDCs, monedas digitales emitidas por organismos bancarios nacionales, ha llevado a las grandes potencias a acelerar los estudios de cara a una próxima circulación 

El dinero como medio de pago es una realidad desde hace miles de años, desde que la civilización mesopotámica comenzó a emplear metales preciosos como intercambio. No obstante, a lo largo de la historia se han utilizado una gran variedad de bienes como trueque. Y desde mucho atrás. No fue hasta el 600 a.C. cuando, en un remoto lugar del Asia Menor, Lidia, se empezaron a acuñar las primeras monedas. Desde entonces, su transformación ha sido constante. Tanto, que en los últimos años afronta su última y más intensa revolución: el salto digital. 

Las llamadas criptomonedas, esa divisa alternativa que desde hace media década se encuentra en el foco de todas las miradas, han cambiado el escenario de juego hasta tal punto que lo que arrancó como una invención descentralizada pronto podría dejar de estarlo. Y es que los principales bancos centrales cada vez están más próximos a su aterrizaje en el universo de los Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH) y Dogecoin (DOGE), entre otros muchos. Pero, ¿hasta qué punto? ¿Qué políticas han desarrollado el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed) y sus homónimos ante esta revolución del mundo Forex? ¿Dejarán de existir los billetes y las monedas en el corto plazo? 

Si bien es cierto que el BCE tiene previsto rediseñar los billetes de euro para finales de 2024, con el fin de adecuarse a los nuevos tiempos y reconquistar a unos ciudadanos cada vez más dados a pagar vía tarjeta, también es verdad que es necesario esperar para comprobar el volumen de emisión que se realizará -la comisaria de la Unión Europea (UE) Mairead McGuiness expresó en agosto de 2021 la posibilidad de que Europa restringiese el uso de dinero en efectivo para 2024-, en base a cómo se ubique en aquel entonces el desarrollo de un euro digital, por otro lado, podría no ser la primera CBDC –término que se emplea para denominar a una moneda digital emitida por un banco central– impulsada por un organismo bancario centralizado. 

De hecho, tal y como recuerda el profesor del Máster en Mercados Bursátiles y Derivados de la UNED, Alberto Muñoz, “en líneas generales, los bancos centrales de la mayor parte del mundo están abiertos al lanzamiento de sus propias monedas digitales y, o bien están realizando pruebas piloto, o están a punto de lanzarlas”. Pero, ¿qué supondría el desembarco de estas nuevas monedas digitales en el modelo descentralizado instaurado 

Dinero tradicional vs dinero digital 

Si bien, para Muñoz, “intensificaría la guerra entre el dinero tradicional, que se adaptaría a los nuevos tiempos, y el nuevo paradigma del dinero descentralizado que ha supuesto la llegada de Bitcoin y el resto de criptomonedas”, para este docente también “el lanzamiento de las CBDCs permitirá a sus emisores competir en igualdad de condiciones con las stablecoins”, que son aquellas criptomonedas cuyo valor está asociado a una divisa como el euro o el dólar. 

Unas palabras que no comparte Daniel Santos, CEO de Woonkly y especialista en blockchain y en la inversión en startups de criptomonedas, quien cree que realmente “no tendrá ninguna influencia en el resto de las criptomonedas, ya que éstas son diferentes a los que consideramos criptomonedas”. Ahora bien, “sí podría agilizar la adopción de nuestro mundo y la gente se acostumbraría más a su uso”.  

Pero, para que esto ocurra, ¿qué tipo de requisitos deberán pasar las CBDC emitidas por los bancos centrales para entrar en circulación? Tal y como recuerda Alberto Muñoz, “si realmente quieren competir en igualdad de condiciones con las criptomonedas, deberán reunir al menos estas características”. 

Es decir, “ser 100% convertibles a dinero en efectivo y viceversa, así como por otras monedas digitales”; “deberán ser de uso sencillo, de tal forma que personas de diferentes edades y con diferentes dispositivos puedan usarlo sin problema”; “ser extremadamente rápidas procesando las transacciones, capaces de procesar un gran volumen de las y no presentar problemas de escalabilidad a medida que aumente su uso”; y, por último, “el elevado valor económico exigirá un elevado nivel de seguridad para garantizar la privacidad de sus usuarios”. De lo contrario, subraya el docente, “cualquier brecha que permita extraer dicha información a un tercero nos pondría en una tesitura mucho más grave que la que vivió Facebook con el caso de Cambridge Analytica”.  

Y es que precisamente la privacidad es uno de los grandes hándicaps que tienen estas monedas digitales potenciales, en un terreno en el que el cifrado y el anonimato son sus grandes valores. Así lo señala el fundador de Trader Business School, Paco Estrada, quien considera que “la privacidad y la opacidad son sin duda uno de los principales atractivos de las criptomonedas, especialmente para los grandes inversores”. Si bien considera que no lo es tanto para los pequeños inversores, sí para fondos y grandes conglomerados que, desde los primeros compases, han apostado por las compras de activos digitales. 

Monedas digitales.

Una realidad que para Alberto Muñoz es “el talón de Aquiles de las nuevas CBDCs”, ya que “cualquier fallo en la protección de privacidad de las transacciones con monedas de bancos centrales podría impulsar el uso de otras alternativas que sí aseguran la realización de transacciones totalmente privadas”. Y, recuerda, “no debemos olvidar que estamos en un momento histórico, por cuanto es la primera vez en la que existe una alternativa privada y descentralizada al dinero oficial”.  

El problema es que los bancos centrales se han situado en contra de emitir un instrumento opaco que, gracias al anonimato, se pueda utilizar en operaciones de delincuencia, por lo que una de las opciones planteadas serían las CBCDs basadas en cuentas, lo que a su vez supondría una transformación de la intermediación financiera.  

A esto hay que sumar que, tal y como destacan los tres especialistas en la materia, la entrada en vigor de este tipo de activos no sería sinónimo de una rebaja de la alta volatilidad que ya de por sí puede observarse en el intradía de estas monedas. Una realidad que, en el caso de Bitcoin, caracterizada precisamente por sus fuertes cambios de tendencia, llevaron a la criptomoneda originada por Satoshi Nakamoto a crecer un 3.000% entre los meses de abril y junio de este 2021.  

Por todo ello, tal y como subraya el informe Monedas digitales emitidas por bancos centrales de BBVA Research, las criptomonedas “no son una amenaza para el efectivo, ya que su volatilidad les impide ser utilizadas como dinero en la medida en que no cumplen con su función de medio de pago y depósito de valor”.  

Entonces, ¿por qué con todas estas situaciones la disposición de los Bancos Centrales es positiva al desarrollo y emisión de este tipo de activos? Según BBVA, principalmente por la reducción del uso del efectivo a la que se están viendo sometidos muchos de ellos. No obstante, apuntan, no dejan de ser hipótesis en un entorno cambiante en el que cada vez hay más proyectos de nuevas CBCDs. ¿Y qué bancos centrales están apostando por ello? Christine Lagarde ya lo advirtió: “Hay al menos 80 bancos centrales alrededor del mundo estudiando la creación de monedas digitales”.  

Europa  

El pasado octubre de 2020 ya hubo unos primeros síntomas, pero no fue hasta verano de 2021 cuando el BCE aprobó finalmente dar luz verde al estudio junto a la Comisión Europea sobre el desarrollo del llamado euro digital, una moneda virtual que pretende disponer del mismo reconocimiento que tiene el efectivo por parte del organismo bancario y que, en un primer momento, se estima que “saldrá al mercado en 2026, pese a que los últimos cálculos lo sitúan en 2024. No obstante, los cálculos iniciales podrían cambiar si otros organismos adelantan sus movimientos al respecto. 

¿Y qué características tendría? En principio, el euro digital buscaría estar caracterizado por la privacidad y el anti blanqueo, el límite de cantidad en circulación, el acceso incluso en zonas sin internet y la certificación. Asimismo, insistieron desde el bloque comunitario, en ningún momento sería un sustituto del efectivo. Sólo un complemento. 

¿Qué probabilidades tiene de ver la luz? Para Daniel Santos, son “muy altas”, a la par que, para Alberto Muñoz, es prácticamente un hecho. “Bancos centrales como el de Francia o Italia ya están realizando pruebas piloto en este sentido. No obstante, es cierto que habría que ver qué encaje se le da en la legislación europea y cómo se transporte a los países miembros”. Una serie de trámites que podrían “ralentizar el uso efectivo del euro digital”.  

Estados Unidos 

Ocurre algo parecido en Estados Unidos, donde la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos finalmente se ha mostrado abierto a estudiar esta posibilidad, pese a las grandes reticencias norteamericanas ante las stablecoins. Así lo subrayó la última reunión veraniega de la Fed, donde los funcionarios del organismo bancario se mostraron preocupados por la potencial amenaza que suponían las stablecoins, así como por las vulnerabilidades que pueden presentar estas monedas en cuanto a liquidez y vencimientos de los principales fondos monetarios. 

No obstante, las dudas parecen haberse disuelto y este mismo septiembre el presidente de la Fed, Jerome Powell confirmó el arranque de los trabajos de forma “proactiva para evaluar si emitir un CBDC y, en caso de hacerlo, de qué forma”. Tanto es así, que todo augura pensar que la moneda digital estadounidense podría adelantarse a la emisión de la europea, aunque también se espera que se implanten algunas restricciones “en cuanto al control de su tenencia”, remacha Muñoz. 

Y es que la Administración Biden se ha mostrado mucho más abierta en este sentido que la precedente de Donald Trump, pero, antes de llegar a su desarrollo, todavía hay muchos flecos por cerrar. 

China  

La que sí está en fase avanzada es el yuan digital. De hecho, China ya ha lanzado en fase piloto la incorporación de su moneda digital como prueba en diversas ciudades del país. Sin embargo, su recepción ha sido “más bien tibia”. Así lo destaca el docente Alberto Muñoz, que achaca a la existencia de “otros sistemas de pago electrónicos y la pérdida de privacidad” como los dos elementos clave para esta respuesta por parte de la sociedad. 

Y suma: “Si bien la intención oficial con el e-yuan es la de aumentar la inclusión financiera y luchar contra el blanqueo de capitales, dado el historial del gobierno chino, existe la posibilidad de que el yuan digital termine siendo explotado como una fuente de datos en tiempo real sobre las finanzas de los ciudadanos, que permitiría incluso detectar y tomar represalias contra los disidentes políticos”.  

Aun así, los esfuerzos por parte del Gobierno del país no han sido pocos al respecto. Tanto es así, que al inicio del verano a los habitantes de la capital se les otorgó la posibilidad de entrar en una rifa con 200 yuanes digitales (alrededor de 26 euros) por solo registrarse. Una fórmula para comenzar a ver cómo era la recepción de este longevo objetivo del Banco Popular de China: ser la primera nación del mundo con una criptomoneda oficial en circulación.  

Sin embargo, de nuevo la falta de anonimato que disponen las monedas digitales asociadas a Bancos Centrales con respecto a las stablecoins descentralizadas volvió a ser un aliciente a mostrar prudencia en su recepción. Y es que, tal y como advertía Muñoz, la vigilancia sobre las transacciones y los usuarios se ha convertido en uno de los grandes hándicaps para los usuarios. 

Exóticos intentos 

No son Europa, Estados Unidos y China los únicos dentro de esta carrera por la “criptocirculación”. No son pocos los países caribeños y latinoamericanos que se han mostrado abiertos y receptivos en cuanto a las criptodivisas. Algunos, incluso, ya la han puesto en circulación. 

Es el caso de El Salvador, que el 7 de septiembre de 2021 se convirtió en el primer país del mundo en aceptar bitcoin como moneda oficial junto al dólar estadounidense. Y, si bien no se trata de una moneda vinculada a una divisa oficial, sí que ha abierto una brecha hacia la digitalización monetaria. Pero no mucha. El motivo para tal afirmación es que, pese a ser el tercer país con más cajeros bitcoin del mundo, siete de cada diez salvadoreños siguen usando el efectivo como método de cambio. Asimismo, en el país la entrada en vigor de la Ley Bitcoin se entiende como una forma beneficiar a las personas con mayor poder adquisitivo o inversores. 

Por su parte, es también reseñable que alrededor del 21% del total de bitcoins disponible en América Latina y el Caribe se ubica en Colombia, aunque en el país latinoamericano también destaca Ethereum entre las preferencias de la población. 

Sea como fuere, en ambos casos se está hablando de monedas digitales descentralizadas, cifradas y anónimas. No se trata de monedas digitales emitidas por bancos centrales nacionales asociadas a una moneda real como puede ser el dólar americano en El Salvador o el peso colombiano.  

El país que sí trató de impulsar su propia moneda digital fue Venezuela. Sin embargo, el llamado Petro que anunció Nicolás Maduro en 2018, el cual estaría respaldado por barriles de petróleo, no disponía de ninguna posibilidad de convertirse por esos barriles, lo que truncó cualquier tipo de fiabilidad de cara a los ciudadanos y al propio mercado, que vio con malos ojos su creación. Pese a que el mandatario venezolano no ha cesado en su intento.  

El último, el bolívar digital. Un nuevo intento del Gobierno por impulsar la recuperación de una maltrecha economía que en los últimos 13 años ha quitado 14 ceros a su divisa. Aunque los expertos advierten: la digitalización de la misma no es la mejor solución. 

Únete a nuestra Newsletter

A través de nuestra Newsletter con Capital te hacemos llegar lo más importante que ocurre en el mundo de la #economía, los #negocios, las #empresas, etc… Desde las últimas noticias hasta un resumen con toda la información más relevante al final del día, con toda comodidad.