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Lifestyle

Llegan las bodas millenial: únicas y experienciales 

Por Enrique Fernández

El “sí, quiero” de los primeros nativos digitales, ante los ojos críticos de las RRSS

El mes de mayo supone el inicio oficial de la temporada de bodas. El buen clima dibuja el escenario perfecto escogido por las parejas para confirmar su enlace y su amor eterno.

Un evento más que deseado por los novios, especialmente tras los dos años de parón vividos durante la pandemia, que puede tener diferentes escenarios en función del bolsillo de cada pareja. La boda soñada por los niños, el broche final de los cuentos de príncipes y princesas supone un desembolso económico para todas las parejas y familiares que deciden dar el paso. Un evento que, en muchas ocasiones, puede quedar lejos de las expectativas soñadas si el coste del mismo excede de los presupuestos asumibles por cada familia. 

Vestuario, banquete, ceremonia, música, decoración, etc. La lista de elementos que rodean la boda puede ser interminable, con un coste medio de más de 20.000 euros. Según los datos recogidos por el estudio realizado en 2022 por el portal Bodas.net, las parejas españolas se gastan de media 23.369€ en sus bodas, siendo Castilla-La Mancha la comunidad con mayor gasto medio (33.355€) y las Islas Canarias, la de menor desembolso (12.825€). A estos costes, hay que sumar la inversión realizada por los invitados tanto en el vestuario del evento como en el regalo. 

El negocio de las bodas quedó en el dique seco durante dos años a causa de la Covid-19, pero en este 2023 ha logrado recuperar niveles prepandémicos encontrándose en un momento de crecimiento exponencial. Esta industria ha sufrido un gran cambio a lo largo de los años, viviéndose una profesionalización necesaria en diferentes áreas de la misma para poder dar cobertura a las nuevas necesidades de los clientes (parejas). 

“La gente busca mucho más diferenciarse, ya que todo se ve en redes y tiene que ser único”

Cristina Ruiz (Casilda se casa)

Las bodas temáticas, el incremento en el número de invitados, las nuevas tecnologías (redes sociales, vídeo, música...) han propiciado la aparición de nuevas figuras como los wedding planners o los DJ de bodas. Un sector que suma cada año más profesionales y en el que España siempre ha ‘reinado’.

Para conocer cómo ha evolucionado el universo nupcial, nadie mejor para explicarlo que Cristina Ruiz Montesinos, creadora de ‘Casilda se casa’. El blog nupcial de referencia en nuestro país nació en 2008 como proyecto de una asignatura de la carrera de periodismo y primer paso de Cristina en el mundo de las bodas. Posteriormente, conseguirían la integración del blog dentro de la cabecera de Vogue.es; la coordinación de Vogue Novias o el puesto de consultora editorial en Hola Novias. En 2017, retomó ‘Casilda se casa’ de manera independiente, coronándose como web de referencia en el mundo nupcial y ejerciendo como ‘manual de supervivencia’ para todos los novios.

Cristina es una de las ‘grandes voces’ del mundo nupcial en España y quien mejor conoce las tendencias actuales del sector tras más de 15 años estudiando las mismas. La evolución del mundo de las bodas no deja de dar pasos, condicionada por nuevos elementos como las redes sociales y la exposición actual que este tipo de eventos tienen en la sociedad: “La gente busca mucho más diferenciarse, ya que todo se ve en redes. Todo tiene que ser único, desde la localización, la decoración, los espectáculos… La fotografía en bodas es un mundo también, la gente prioriza fotos originales a las típicas fotos de familia”. 

El factor tendencia e impacto social se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de los nuevos novios. Los milleninals han crecido en un mundo digital, siendo la primera generación de los nuevos usuarios de redes sociales que dan el paso de casarse. Este evento ya no está pensado únicamente en sus gustos, sino que tiene que ser perfecto desde el punto de vista social. La apariencia ha ganado peso en las preocupaciones de las parejas, pensando en cómo se verá la boda en sus redes sociales. 

Weeding planner, el director de la gran orquesta nupcial

Hemos pasado de las bodas como celebraciones familiares a eventos de máximo nivel en el que todo tiene que salir perfecto. De la casa familiar a grandes palacios, de comida tradicional a menús de estrella Michelin, etc. El sector nupcial ha vivido una profesionalización increíble que ha supuesto la aparición, casi obligatoria, de los wedding planner en cada boda.

La función de estos organizadores de bodas es vital para los novios, al ser la figura encargada de materializar los sueños de los mismos. Decoración coordinación de proveedores; banquete; regalos; ceremonia; administración… Todos los aspectos que envuelven una boda están bajo la batuta del wedding planner.

Las parejas reclaman una boda única y diferente. Para ello, el trabajo del organizador parte de la diferenciación. Una planificación de bodas singulares que Claudia Aguirre, Paola y Marina Herrera llevan creando desde 2002 a través de su agencia A-típica

Hemos pasado de bodas diseñadas y organizadas por la familia, a bodas en las que el protagonismo de los novios no se limita a ser los actores principales de la obra, sino que son quienes dirigen toda la organización del evento. “Las bodas antes eran de los padres y ahora son de los novios. Esto se refleja en que los invitados eran entre el 60% y 70% mayores y ahora es prácticamente a la inversa. Si nos vamos a hace casi 50 años, no se bailaba, y a mi pobre madre, en su boda, solo le dejaron invitar a 4 personas…”, comenta Paola Herrera.

Este mayor control de los novios en todos los aspectos de la boda, unido a la preocupación por el ‘impacto social’ del evento, los lleva a un mayor control de los detalles. “Una de las mayores preocupaciones de los novios ahora es la calidad en todos los niveles, se fijan mucho en que la comida sea buena, en el servicio, que los tiempos sean los adecuados (que no se alargue el aperitivo o la comida), y, sobre todo, que sea divertida. Luego les preocupa la climatología del evento y adecuar los espacios y la decoración para cualquier imprevisto”. Cada detalle importa, como apunta Paola.

Normalmente, la novia le da más importancia a la presentación de la mesa; manteles; vajillas; cristalería; flores y detalles y personalizaciones. El novio le da mucha más importancia a la comida y la fiesta. De esta manera, se complementan para que la boda sea única, cuidada y divertida. Todos dan mucha importancia a que sus invitados estén bien atendidos en todo momento por el equipo de la boda”. 

La pandemia, que supuso dos años sin el sonido de campanas de bodas en España, ha modificado este tipo de eventos dejando atrás la ostentación y las fiestas multitudinarias. Ahora, priman “las bodas pequeñas, se prefieren celebraciones íntimas” destaca Cristina Ruiz (Casilda se casa), habiéndose convertido el servicio y la atención al invitado en una “prioridad para los novios”, resalta Paola Herrera.

Las bodas intimas han dejado paso a fiestas temáticas en las que los novios buscan lugares únicos para celebrar el evento. Las bodas de destino, aquellas en las que la pareja decide casarse lejos de su lugar de residencia, estaban ganando peso antes de la pandemia y en este 2023, con el fin de restricciones de movilidad, están volviendo a reiniciarse.

Gracias a este tipo de bodas, España sale beneficiada como ‘país destino’, según nos comenta Paola: “Las bodas de destino, a un país como España, le favorecen muchísimo. El clima y la comida hacen que sea un destino ideal para muchos extranjeros que buscan un sitio único”.  

La cuestión económica siempre supone un factor determinante a la hora definir la boda soñada, limitando el presupuesto de unos wedding planners cuya tarifa viene condicionada por diferentes factores, pudiendo darse el caso tanto de un coste fijo por el servicio como de una facturación variable en función del importe del evento. 

“Las bodas antes eran de los padres, ahora son de los novios”

Paola Herrera (A-típica)

La tarifa incluye un servicio completo desde el momento de su contratación hasta después de la boda: “No sólo apoyamos a los novios durante todo el proceso de la organización, dando una opinión profesional en cada aspecto de la boda, sino que, además estamos ahí el día D para solucionar cualquier problema que pueda surgir asumiendo toda la responsabilidad del evento”, apunta Herrera. Un trabajo de asistencia personal que requiere de una atención plena liberando de responsabilidades a los novios: “es el quinto trabajo más estresante, según Forbes”, apostilla. 

Cuando el dinero escasea, como en las crisis económicas, “el sector del ocio y en particular el de los eventos suele ser el primero en verse afectado”, comenta Paola Herrera. Pero, pese al impacto de la inflación en las partidas presupuestarias (catering, iluminación, personal, etc.), en las bodas “se hace una excepción” por ser un evento único. 

Pero, al margen del presupuesto, la experiencia de la boda ha dado un salto de lo ‘común’ a lo ‘único’, como bien ejemplifican las bodas experienciales. Ahora, “los novios buscan artistas o grupos de música; chefs con estrellas Michelin; vinos de añadas especiales o destinos diferenciadores para sorprender a sus invitados”. Según Herrera, el mundo nupcial se reinventa cada día.

El color de la boda, el legado de la novia

La decoración floral supone un punto clave en toda boda. Los detalles florales aportan alegría, belleza y color al evento, cubriendo tanto la Iglesia (o juzgado) como el lugar del banquete y fiesta posterior. Un elemento cuyo protagonismo está en las manos de la novia, con un ramo ‘deseado’ por unas invitadas expectantes al momento de su lanzamiento.

El arte floral requiere de unas manos expertas capaces de confeccionar estos ramos y centros, y, para ello, nadie mejor que Sally Hambleton. La artesana floral, cuyas creaciones han estado presentes en celebraciones como la petición de mano de sus majestades los reyes Don Felipe y Doña Leticia, o las fiestas de la familia Beckham, se ha convertido en uno de los mayores referentes floristas del país. Novias de todos los rincones del mundo, como Nueva Zelanda, Inglaterra o Emiratos Árabes, han dado el ‘sí, quiero’ envueltas en creaciones florales de Hambleton.

“Muchos novios están angustiados porque no saben cómo conseguir una boda ‘instagrameable’”

Sally Hambleton

El impacto visual de las flores en las bodas siempre ha sido importante, pero ahora la diferenciación y originalidad de estas decoraciones ha ganado aún más peso ante la incursión de las RRSS.: “Muchos novios están angustiados porque no saben cómo conseguir una boda ‘instagrameable’. Algunos vienen con decenas de carpetas de Pinterest con su visión de lo que les gusta”, comenta Hambleton. 

Respecto al impacto de la crisis financiera, el mundo floral no ha notado una caída en inversión sino todo lo contrario. “Los presupuestos son más elevados, porque como todo, el precio de las flores ha subido también (incrementos en el coste del transporte, del embalaje, etc.)”, añade.

Las parejas quieren que el evento sea único y especial, y no solo en la parte visual, sino también en la olfativa: “Una vez, el padre de la novia quería que la boda de su hija oliera como una boda a la que él asistió en París muchos años antes. Para ello utilizamos 14.000 tallos de nardos nacionales. Fue increíble y conseguimos el efecto deseado”, destaca Hambleton.

Princesas y Príncipes de su propio cuento

Más allá del lugar, la comida o los invitados, el protagonismo del día es para los novios, cuya puesta en escena acapara todas las miradas, empezando por el vestido de la novia. Aunque ahora se pueden ver vestidos y trajes de múltiples colores, el color blanco sigue imperando en el atuendo escogido por la protagonista del día. Este color, cuyo simbolismo de pureza y virginidad se remonta a siglos pasados, ha alcanzado gran protagonismo en la cultura occidental desde que lo pusiera de moda la reina Victoria de Inglaterra en el siglo XIX.

Con pompa de falda; velo; encajes; corsés; trajes… La oferta de vestuario es infinita, con múltiples reinvenciones del traje nupcial cada año y con el toque personal que cada novia decide dar a su vestido. El mundo de la costura posee tradición y desarrollo, manteniendo siempre el toque manual en la confección de estas prendas únicas. Un trabajo de maestros artesanos que bien conoce Silvia Fernández. Desde muy pequeña, Silvia ha vivido sumergida en un atelier siguiendo los pasos de su madre. Una pasión por la costura que este año celebra sus bodas de plata en el sector.

Con un proyecto osado, creando su marca homónima en su Ponferrada natal, Silvia ha conseguido que sus diseños triunfen en las pasarelas gracias a su identidad propia. La “empatía” que ella confiere a cada prenda le ha permitido extender su marca por todo el territorio español, con cuatro tiendas propias (y próximas aperturas en Sevilla y Málaga, y una segunda tienda en Madrid) y franquicias.

“La novia millenial no quiere sentirse disfrazada, no es infiel a ella misma” 

Silvia Fernández (Atelier)

Este cuidado del cliente le ha permitido sobreponerse a dos años de ‘muerte’ por la pandemia, recuperando niveles de facturación de 2019. “Ya estamos como antes de la Covid-19, con una producción muy buena de tres millones de euros y una proyección soñada. Todo el presupuesto de 2022 ya está cumplido en marzo, y acabaremos el año con cinco millones de euros de facturación”. Y cuya fase de expansión no ha hecho más que empezar, ya que Fernández señala que “esperamos alcanzar los 20 millones de facturación en 5 años”. 

Las novias han evolucionado conforme van pasando las generaciones, viviéndose un mayor protagonismo de la identidad propia de cada persona: “Estamos en un momento en el que las novias no siguen ninguna tendencia, y eso me encanta. Piensan por sí mismas. Yo estoy vistiendo a la generación millenial. Son mujeres empoderadas que piensan por sí mismas y que no necesitan la opinión de otros”. Unas mujeres protagonistas no solo en el día de su boda sino también en la preparación de la misma, incluyendo la confección de sus vestidos: “Un 80% de las mujeres que compran nuestros vestidos, participan en el diseño de los mismos. Le cambian algo al diseño para que sea suyo”.

“La novia no quiere sentirse disfrazada. No es infiel a ella misma. Son princesas de su propio cuento”. Con estas palabras, Silvia define la mentalidad infranqueable que caracteriza a sus clientas actuales. La generación millenial sabe lo que quiere y no se conforma con los cánones establecidos. Quiere marcar su propio camino.

Un camino que requiere de un vestido “que hable de la persona que lo lleva”. Para Silvia, a la hora de confeccionar estas prendas, hay que pensar en la novia y en que ese vestido “tenga su propia personalidad”. El éxito de la marca radica en eso, en la empatía y la psicología hacia el cliente: “Si yo tengo a una persona hora y media probándose prendas y no doy con la clave, esa persona acaba derrumbándose”, señala.

Estas prendas únicas suelen llevarse una parte importante de la partida presupuestaria de la boda, con un ticket medio de 2.500€. Unos precios “muy dentro del sector”, según apunta Silvia, y cuyo éxito radica no solo en el precio, sino en la calidad de los materiales traídos directamente de la Première Vision de París.

Pero no solo las novias acuden al Atelier de Silvia para la puesta de gala de sus bodas, las damas de honor y demás invitadas también visitan su estudio para encontrar esa prenda que les haga sentirse especiales. Unas prendas que “nacen en el color” y en las que el diseño marca la diferencia: “El patrón perfecto puede hacer que no se note la barriga, la chepa, etc.”; y cuyo coste medio no baja de los 1.000€. 

El vestuario, tanto de novios como de invitados, supone una inversión que se ve afectada por la crisis económica. Unas crisis que “llegan más tarde” al sector, como apunta Silvia. “Los efectos de la crisis de 2008 yo los noté en 2013”; pero que ha variado con la crisis sanitaria. Ahora estamos viviendo un cambio de mentalidad, dando más importancia a las celebraciones y los momentos especiales: “Con la Covid-19, ha habido un cambio de pensamiento respecto al dinero. Nos ha enseñado a vivir. Las personas se han dado cuenta de que todos nos vamos a morir. Ahora viven más cada momento y por eso invierten en su felicidad”. 

Este cambio de mentalidad también ha repercutido positivamente en el diseño a mano, haciendo que factores como la calidad y el trato personalizado vuelvan a imponerse frente al precio. Fernández sostiene que “es un mercado enormemente emergente. España era el primer país mundial en términos de costura y desapareció con el mercado asiático. Pero ahora, estamos de nuevo en crecimiento”.

Y de los vestidos de novia, a los trajes de los novios. Un tipo de vestuario que hasta el siglo XXI ‘poco’ había variado, primando el esmoquin y los trajes negros, pero que ahora tiene una oferta tanto o más variada que la de los vestidos de novia. Del mundo de la sastrería masculina nadie sabe tanto como Félix Ramiro. Considerado como uno de los grandes referentes de la moda de hombre en España, sus 30 años de experiencia le han posicionado como el diseñador que más prendas de sastrería vende en nuestro país, gracias a la vanguardia de sus diseños y los férreos valores de tradición y artesanía grabados en cada una de sus prendas.

Al igual que en el caso de las novias, los novios millennials buscan “diseños exclusivos y prendas únicas para su gran día”, señala Ramiro. Los novios quieren sentirse únicos e irrepetibles, habiéndose vivido un incremento del protagonismo de la figura del hombre en este tipo de eventos. Del tradicional pensamiento de que la protagonista de la boda es la novia, hemos pasado a un coprotagonismo en el que el novio también quiere destacar y acaparar las miradas en su gran día.

“Hemos aumentado en un 14% la facturación en el área de ceremonias y eventos” 

Félix Ramiro

Mientras que las novias tienden siempre hacia los vestidos hechos a medida, en el caso de los novios hay mayor variedad. Desde los que optan por un traje especial (cuyo precio oscila entre los 600 y los 800€) hasta los que demandan un traje hecho a medida (cuyo coste puede suponer un incremento del doble o triple en el precio medio).

En el caso de las novias, el vestido es solo para una única ocasión, pero, en el caso de los trajes de novio, la vida de estas prendas puede ser mucho mayor al tener “más de un uso”, señala Ramiro. El cliente que acude a la sastrería va buscando un traje especial “para todo tipo de eventos, desde prendas para padrinos, hermanos de ambos novios y demás invitados (con un coste medio de 500€ aproximadamente); hasta trajes de ejecutivos, graduaciones o entregas de premios”, añade. El cliente masculino ha evolucionado y, al igual que en el caso del público femenino, demanda piezas especiales que le permitan destacar y diferenciarse del resto. 

Una inversión que los novios, tanto él como ella, asumen sin escatimar, puesto que saben que se trata del evento “más importante de su vida” resalta Ramiro. La crisis no ha afectado a la sastrería artesanal, encontrándose la misma en “su mejor momento”. Un sector en el que Félix Ramiro destaca la importancia de diferenciar el trabajo artesanal: “Debemos tener muy clara la diferencia entre una tienda que se dedica a vender trajes y una sastrería que tiene la figura del sastre que crea, diseña e innova. Y que cuenta con un gran equipo humano detrás que da cientos de opciones y soluciones a los clientes para lucir su mejor versión en los momentos más importantes de su vida”.

La calidad sigue siendo un factor determinante en el poder de decisión de los novios, haciendo que la sastrería artesanal sea el negocio predilecto para los eventos nupciales: “La gente es inteligente y no consiente que le quiten la ilusión de los momentos más importantes de su vida, como puede ser una boda, o alguien especial que quiere estar a gusto y sentirse cómodo consigo mismo. En la mayoría de nuestras tiendas hemos subido alrededor de un 14 % en ventas de ceremonia y eventos”.

Riqueza y poder: Alta cocina para el menú nupcial

Desde tiempos inmemoriales, el menú de las celebraciones ha sido un factor determinante, siendo uno de los grandes referentes de riqueza y poder. De las uvas del César a las perdices y jabalíes de la nobleza del medievo.

Ya sea una boda de día, de mediodía o de noche, en las celebraciones nupciales, el menú supone uno de los actores principales. El número de comensales ha crecido exponencialmente a lo largo de los años, pasando de pequeñas bodas familiares en los años 60 y 70 a las celebraciones con cientos de personas que vivimos en la actualidad. Los menús servidos, por lo tanto, se han disparado.

Y, si nos ponemos a analizar el tipo de comida, hemos pasado de menús tradicionales a cocinas de todo el mundo, con platos elaborados, comida especial para veganos o celiacos y hasta foodtrucks en lugar de comidas sentados en grandes salones. La cocina es un mundo en constante evolución y, en el caso de las bodas, aún más si sumamos las temáticas especiales, temporadas de celebración y cualquier otra ocurrencia que pueda surgir. 

“Cada vez hay más cultura gastronómica y podemos decir que está de moda. Por eso, nuestros clientes cada vez son más exigentes” destaca Jaime Calderón Lesmes, fundador y CEO de La Blonda, uno de los catering de mayor fama en nuestro país. 

De las “eternas comidas sentados con multitud de platos” a los “cócteles largos y en muchos casos un solo plato y postre sentados”, esta ha sido la evolución de los menús nupciales. El peso gastronómico ya no recae en una comida principal, sino que han surgido nuevos elementos que son claves en material de innovación como es el cóctel.

“Prestamos mucha atención a la presentación de cada aperitivo o plato, siempre buscamos sorprender”

Jaime Calderón (La Blonda)

Ya no solo vale con que la comida esté buena, sino que tiene que parecerlo. En la época de las redes sociales, los novios quieren que todo sea diferencial, incluyendo, por supuesto, la comida: “La puesta en escena es lo que más valoran. Para nosotros es muy importante que el producto sea excelente y esté muy bueno, pero también prestamos mucha atención a la presentación de cada aperitivo o plato, pretendiendo siempre sorprender y crear una experiencia única en cada bocado”, apunta Calderón

La pandemia no solo paró la celebración de eventos, sino que, en su vuelta a escena, la puesta en marcha no fue igual que antes ante la prohibición de cocteles, obligación de platos individuales, etc.: “Fue una época muy complicada, en la que tuvimos que ir tomando diferentes medidas de un día para otro”, añade. Por suerte, esa época de restricciones ya ha quedado en el olvido, habiéndose recuperado la normalidad con el incremento de la demanda de eventos: “La gente tiene más ganas que nunca de celebrar”, destaca Calderón

Respecto a la parte económica, las partidas presupuestarias dictaminadas por los novios condicionan el menú. Los 150 euros por invitado de gasto medio pueden verse incrementados según los productos escogidos y las condiciones del mercado, como bien apunta Jaime Calderón: “Debido al elevado coste de los alimentos, hay ciertos productos que ofertamos, pero con cierto suplemento, como puede ser el bogavante. Al tener una propuesta amplia y apetecible, el cliente no ve la necesidad de tener que pagar un extra por ese tipo de platos cuando existen otros productos muy interesantes sin ese recargo”. 

Un coste por comensal que se ve incrementado si al servicio gastronómico se le suma el espacio. En el caso de La Blonda, con cuatro fincas para eventos en Madrid, el coste por comensal sube a 170 euros + IVA si se opta por este servicio. Un incremento “pequeño” si se tiene en cuenta la cantidad de servicios que se incluyen, como son el coctel de bienvenida, barra libre, recenas, etc. Son servicios cada vez más demandados por unos novios que quieren dar una experiencia 360 a sus invitados con el auge de “los espacios al aire libre” como escenario. 

De la marcha nupcial al universo DJ

Toda boda necesita color y música. En el campo sonoro, el acompañamiento musical va desde la entrada de los novios a la iglesia o juzgado hasta la fiesta tras el convite. Un acompañamiento que ha evolucionado desde las bandas y juglares de la antigüedad, hasta los DJ actuales.

Esta profesión está en auge, y su incorporación al mundo de las bodas conoce muy bien Mickey Pavón. Uno de los pioneros en la profesionalización de los servicios de DJ para celebraciones, con la creación de ‘Hey Mickey!, ha sido el maestro de ceremonias de eventos de celebrities como Alejandro Sanz, María Pombo o los Duques de Alba.

El mundo nupcial ha evolucionado radicalmente, vivimos un cambio respecto a los momentos más importantes dentro del evento, destacando el incremento de poder de la fiesta: “Cuando yo empecé, el epicentro de la boda era el banquete y todo lo demás era un trámite. Poco a poco, la fiesta ha ido cobrando protagonismo debido a que es la parte más larga de la boda (cinco horas aproximadamente) y donde más disfrutan los invitados, con un ambiente más relajado para los novios”, comenta Pavón.

Esta fiesta va mucho más allá de la música, con un importante trabajo audiovisual detrás: “El éxito no depende sólo del DJ, sino de varios factores que tienen que estar bien planteados, como la distribución del espacio (tamaño de la pista, colocación de barras, mobiliario, etc.), actuaciones acordes al público y en su debido momento, y, por último, un montaje audiovisual potente y profesional. Si estas decisiones las tienes planteadas de forma correcta, ya tienes el 75% del éxito asegurado en la fiesta”, señala Pavón. Un minucioso trabajo de preproducción que requiere de la involucración del DJ en la vida de los novios (para conocer sus gustos, idea del evento, etc.) y en el espacio de celebración.

Uno de los mayores desafíos para un DJ dentro de este tipo de eventos, es ser capaz de tener contento a todo el público sabiendo que cada persona tiene sus propios gustos musicales: “el público suele ser muy heterogéneo y la horquilla de edades y gustos musicales es muy amplia”. Un desafío al que la “experiencia” permite enfrentarse con seguridad, siendo capaces de seguir la línea “recomendada por los novios” mientras se suma “cierta libertad para adaptarse a los gustos de los invitados en la fiesta”. 

La experiencia es una virtud y, gracias a ella, Pavón es capaz de aconsejar a los novios a la hora de escoger la canción perfecta para cada momento: primer baile, entrada en la cena, etc. Se trata de saber leer al público y para ello “prima más la experiencia de los DJ que sus habilidades técnicas”.  

La pandemia ha provocado un “crecimiento del vitalismo”, según Pavón, y eso se ha traducido en una mayor demanda de actuaciones especiales con efectos y montajes más potentes: “Los novios quieren decoraciones y extras que hagan que sus fiestas sean inolvidables para todos”. 

Este incremento de los servicios ‘tradicionales’ de un DJ de bodas se ve repercutido en el precio. En el caso de Hey Mickey!, el coste medio de 200 invitados está en torno a los 2.500€. Un coste que las parejas siguen asumiendo pese a la crisis económica, pero con una importante reducción en el número de invitados: “Antes había muchas bodas grandes de 400 o 500 invitados, ahora estas bodas tan grandes son bastante puntuales, reduciendo así el gasto total de la boda vía invitados”, apunta Pavón. 

Menos invitados ‘físicos’ pero una audiencia muchísimo mayor a la de antes por el indudable protagonismo de las RRSS, las cuales “han hecho mella en las bodas” haciendo que la parte visual cobre mucha más importancia: “Decoraciones más espectaculares, montajes audiovisuales más potentes, actuaciones y performances más originales, etc. Para que una boda sea única, tiene que tener elementos que no se hayan visto antes”, puntualiza Mickey Pavón.

La inmortalidad del momento

Si en el mundo de la música nupcial se ha vivido un desarrollo tecnológico abismal en los últimos 20 años con la aparición de los DJ, en el campo de la fotografía no ha sido menor. La boda es uno de esos momentos que se da una vez (o pocas veces) en la vida, y que todo el mundo quiere inmortalizar en el recuerdo. Para ello, la elección de un buen fotógrafo puede condicionar que los recuerdos de esa celebración acaben siendo únicos o borrosos.

"La complicidad entre los retratados y el fotógrafo es un factor indispensable!

David Sáenz (Dos más en la mesa)

La fotografía profesional ha experimentado múltiples cambios a lo largo de la historia, condicionados por los avances tecnológicos que se han ido produciendo. Una evolución digital que se queda en nada si no está acompañada por la habilidad de quien toma la foto.

Hoy en día, los móviles multimedia y las redes sociales han llevado a que todos nuestros aspectos de la vida queden inmortalizados en miles de fotos, pero una boda es una ocasión cuya inmortalización gráfica requiere de la intervención de manos expertas. Para conocer más sobre las fotografías de bodas, contamos con la opinión experta de David Sáenz, socio gerente de ‘Dos más en la mesa’

Entre los factores indispensables para el éxito de las fotos, está “la complicidad entre los retratados y el fotógrafo” nos comenta Sáenz. Una complicidad que parte de la confianza de la pareja en la persona que tienen en frente: “el 80% del trabajo se ha de hacer antes del día de la boda, ya que, si ese día seguimos siendo unos desconocidos para ellos, las imágenes reflejarán esa distancia existente”.

La figura del fotógrafo en muchos momentos ha sido infravalorada, alegando que lo importante es la tecnología y no quien la usa. Este ataque a estos profesionales se ha visto incrementado con la evolución tecnológica y la aparición de los móviles multimedia: “Walter Benjamin dijo que el analfabeto del futuro sería aquel que no conociera la fotografía, y desde luego, cada vez estamos más cerca de que su dicho se convierta en realidad”, apunta.

Hoy día, se tiene muchísima más cultura audiovisual, y entiendo que muchos fotógrafos puedan tener miedo a la avalancha de jóvenes con fácil acceso a cámaras profesionales. Sin embargo, este desarrollo tecnológico constante que sin duda estamos viviendo, hará que cada vez más gente aprecie y diferencie entre la fotografía mediocre y la buena fotografía, así que posiblemente, los buenos fotógrafos vayan siendo cada vez más relevantes en nuestra sociedad”, resalta Sáenz.

El intrusismo laboral es una realidad dentro del mundo de la fotografía, habiendo tenido un impacto directo respecto a los costes de estos servicios. La horquilla de precios oscila entre los 1.500 y los 3.000 euros, a los que sumar IVA, extras y desplazamientos. Estos costes pueden variar por factores que muchas personas o los propios clientes no contemplan, como pueden ser el número de asistentes al banquete, la distancia geográfica con respecto al estudio o el número de horas que se requiera de los servicios del fotógrafo.

La sorpresa final: el viaje de novios

Pese a que aún no está claro el origen de la luna de miel (algunas teorías sostienen que debe su nombre a la antigua Babilonia, otras, que su origen se remonta a la Alemania del siglo XV, etc.), lo que sí está claro es que el viaje de novios pone el broche final a la celebración nupcial.

Lo que empezase siendo un viaje familiar para visitar a aquellos parientes lejanos que no habían podido asistir a la boda, se ha convertido en una escapada romántica por todos los rincones del mundo como primer viaje de la pareja unida.

Para conocer un poco más sobre los destinos preferidos para las lunas de miel, Capital conversa con el equipo de Utópica, empresa especializada en la confección de viajes únicos para cada pareja.

La tendencia actual de los novios sigue siendo la de descubrir “sitios desconocidos, únicos y especiales” comenta Utópica, pero con un incremento en la demanda de villas privadas. Tras la covid-19, las parejas buscan exclusividad y rincones especiales donde estar en intimidad. Situados en rincones de la Tierra como Japón, Maldivas, África, México o la Polinesia Francesa.

Unos viajes post pandémicos que requieren de una mayor inversión, pero no solo económica, sino también de tiempo: “Es importante organizar el viaje con más antelación, viajar con todos los seguros necesarios, a lugares más controlados y con contactos en cada uno de los destinos”, aconseja Utópica.

Esta fase preparatoria es vital para las agencias, siendo el momento de conexión con los novios: “un viaje no empieza cuando pones un pie en el destino, sino que desde que tienes la idea de viajar, empiezas a soñar con ese viaje y empiezas a disfrutarlo. Para nosotros la fase preparatoria es casi tan importante como el viaje en sí. En nuestro Atelier recibimos a cada pareja para conocerlos y así empezar a diseñar cada viaje, muy artesanalmente, con tiempo dedicado al cliente y siempre ofreciendo un servicio orientado hacia la excelencia”.

"La demanda de villas privadas se ha incrementado, los novios buscan mayor intimidad”

Utópica

Una experiencia irrepetible que requiere de una preparación previa coordinada con los novios, pero con la inclusión de elementos sorpresas que ayuden a crear un recuerdo único del viaje. “En el destino, cada paso es una nueva experiencia y nos gusta reservarnos secretos para sorprenderles allí”.

Las bodas millenial han llegado para quedarse. Un empoderamiento del poder de decisión de los novios en un evento marcado por el impacto del mismo en redes sociales, con el claro objetivo de la diferenciación. Bodas únicas, más elaboradas y marcadas por la fiesta, que requiere de la intervención cada vez mayor de agentes especializados y el surgimiento de nuevas oportunidades de negocio. Los nuevos “sí, quiero” se dan pensando en el impacto digital.

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