CaixaBank Research estima que la adopción del teletrabajo de manera generalizada en España podría incrementar la productividad entre un 1,4% y un 6,2%.
Así se refleja en un artículo titulado ‘Teletrabajo y productividad: un binomio complejo’, firmado por Clàudia Canals y Oriol Carreras e incluido en el informe mensual realizado por el centro de estudios de la entidad financiera, que incluye el dossier ‘Teletrabajo, una herencia de la pandemia: desafíos y oportunidades’.
En el texto, los autores señalan que ese incremento de la productividad puede parecer “en una primera instancia, muy notable, sobre todo si tenemos en cuenta que el crecimiento promedio de la productividad española entre 2000 y 2018 fue de un modesto 0,3% anual”. Sin embargo, apuntan que “cuando uno visualiza un cambio de paradigma como el que estamos planteando, debe pensar en un cambio progresivo que podría extenderse varios años”.
Sobre el estado del teletrabajo en España, otro artículo del dossier recoge que en 2019 tan solo un 4,9% de los ocupados en España recurrían a la opción de trabajar desde casa de forma habitual, mientras que se estima que un tercio del total de los empleados españoles podría desempeñar sus ocupaciones en remoto.
En este sentido, los autores aseguran que “el teletrabajo aumenta la productividad” ya que “genera un ambiente que favorece la concentración, un menor número de paradas por turno trabajado y ahorros a la empresa en términos de coste de espacio y por una menor rotación de los trabajadores”. Pero, al mismo tiempo, subrayan que “para que se desarrolle todo su potencial, es necesario un cambio en la cultura empresarial que permita adecuar las tareas que se deberán llevar a término en cada ocupación a las formas de trabajar más idóneas para desempeñarlas”.
Asimismo, añaden que “los beneficios del teletrabajo tan solo se podrán materializar si el trabajador puede elegir si desea trabajar en remoto o no, y si se garantiza que el espacio habilitado para realizar el trabajo en remoto y las otras circunstancias en que se realice sean las adecuadas”.
Por otra parte, los mismos autores escriben en el dossier otro artículo titulado ‘¿Cómo afecta el teletrabajo a la sociedad y a nuestro modo de vida?’ en el que apuntan que la mejora que el teletrabajo supone en la conciliación es mucho más limitada de lo que se presupone, ya que “del mismo modo que el teletrabajo facilita que el trabajo interfiera menos en la vida personal, la literatura también explora el efecto en sentido contrario, que la vida personal interfiera en el trabajo”.
“Es fácil imaginarse, por ejemplo, que el teletrabajo difumine los roles familiares y laborales: si bien el teletrabajo permite cambiar de rol mucho más rápidamente, lo cual puede contribuir a un mejor equilibrio entre vida personal y laboral, a su vez aumenta la probabilidad de que se produzcan interrupciones y otras problemáticas derivadas del ámbito doméstico y familiar que terminen por entorpecer el desempeño laboral”, indican.
En segundo lugar, Canals y Carreras también resaltan que otro posible factor mitigador de la relación entre teletrabajo y conciliación es “la servidumbre que genera la conexión digital”, ya que “la interfaz tecnológica que posibilita el teletrabajo también puede llevar a extender el horario laboral, generando, por ejemplo, la necesidad de comprobar el correo electrónico de manera constante incluso fuera del horario laboral habitual”. “Si el teletrabajo comportase una extensión del horario laboral de forma generalizada, no cabría esperar que el teletrabajo ayudara a conciliar mejor”, concluyen.