Las empresas tecnológicas lideran la expansión económica de las principales economías del mundo. No es extraño, que, debido su crecimiento y relevancia, demanden cada vez más trabajadores especializados.
Sin embargo, los datos parecen indicar lo contrario. Una oleada de despidos en el sector tecnológico está tirando por la borda la recuperación del mercado laboral de dicho segmento. ¿Por qué?
Datos abrumadores
Tras dos trimestres con récord de despidos, parecía que las tecnológicas iban a volver a la senda de las contrataciones. La idea era ganar algo de tiempo mientras las empresas trataban de reestructurarse de forma interna, con el objetivo de hacer frente a los grandes desafíos cercanos, como la repercusión de la Inteligencia Artificial en el mercado.
En agosto, la llamada a filas de las grandes compañías comenzó a pregonarse, aunque con condiciones. La más destacable es la reducción del teletrabajo, o mejor dicho, la obligación de la presencialidad en la oficina, especialmente para los nuevos pupilos contratados.
Meta, por ejemplo, quiso llegar a un compromiso mediante el cual, los trabajadores que llevaran más de 18 meses en la empresa, pudieran a optar por la opción telemática, teniendo que acudir a la oficina solamente cuatro días cada dos meses. Esta dinámica fue esencial durante el confinamiento, aunque con el paso del tiempo, las empresas habían vuelto a desconfiar.
Las previsiones para los empleados del sector parecían magnificas. Las grandes empresas han maximizado sus beneficios durante el 2023, especialmente las llamadas "siete magnificas" (Amazon, Google, Microsoft, Facebook, Tesla, y Nvidia). Esta última, Nvidia, ha visto como su valor ha aumentado de manera brutal (un 225%), al tiempo que sus acciones han pasado a costar de 236,64 dólares a 674,72 dólares en 2023.
Alphabet -la matriz de Google-, Apple, Amazon, Meta y Microsoft ganaron en conjunto cerca de US$327.000 millones, un 25,6% más que el año anterior.
Según los analistas, entre todas venderán un 12% más este año y otro 12% en 2025. Muy por encima de sus pares en otras industrias. Por desgracia, estas bonitas cifras no van de la mano de un aumento de las contrataciones. Más bien, todo lo contrario.
Pues bien, Microsoft ya recortó su plantilla en 2023, y ha comenzado el año haciendo lo mismo, con casi 2.000 despidos. Por su parte, Amazon ya ha anunciado que se deshará del 35% de su plantilla de Twitch, además de otro centenar de trabajadores de Amazon Prime, que se sumaran a un total de los 9.000 despidos de la empresa durante el 2023.
Es un goteo constante de despidos que se refleja en casi todas las grandes tecnológicas. PayPal despedirá a 2.500 personas, Spotify a 1.500 y eBay hará lo propio con otras 1.000.
Cuando parecía que la cosa se había calmado y que la demanda aumentaba, las empresas han reaccionado de la forma opuesta. ¿A qué se debe esta segunda ola de despidos?
¿Miedo a la IA?
Según el informe elaborado por Layoffs.fyi, empresa de monitoreo laboral, el año pasado perdieron su trabajo más de 262.000 personas relacionadas con el sector tecnológico. Esto supone un incremento del 59% respecto al 2022. El 64% de estos despidos han ocurrido durante el primer trimestre, siendo febrero del 2023 el mes más caótico, con 140.000 despidos. De hecho, en estos últimos dos años, el total de ceses en el sector asciende hasta los 400.000.
A pesar de que las cifras se relajaron en septiembre, 2024, como hemos advertido, ha comenzado con otros 34.000 despidos en enero. Y la tendencia no parece decaer, sino todo lo contrario. Por ello, las propias empresas están dando explicaciones al respecto.
Parece que la expansión durante la pandemia habría llevado a muchas compañías a un estado de euforia en el que la demanda de puestos de trabajó en el sector aumentó de forma considerable. Este incremento de las gestiones online hizo que sectores como el del retail vieran cómo sus beneficios subían como la espuma.
Con la vuelta al trabajo estándar, aunque la demanda de trabajadores seguía aumentando, las empresas empezaron a replantearse la cantidad de contrataciones a las que podían hacer frente. Estos despidos masivos han afectado también a gigantes de nuestro país, como es el caso de Telefónica, que pretende cesar a más de 5.000 personas hasta 2026. Otras grandes teleoperadoras, como British Telecom y Vodafone, harán lo propio cesando a 40.000 y 11.000 trabajadores, respectivamente.
Pero más allá de lo obvio, existen otras razones para esta escalada de despidos. El auge de la Inteligencia Artificial (IA) parece estar detrás de las decisiones tomadas por los altos cargos. Simplemente, la velocidad de adaptación de la IA es demasiado grande como para que un humano le haga la competencia.
De esta forma, un informe de Goldman Sachs ha revelado que es muy probable que la IA podría reemplazar a 300 millones de personas en sus trabajos durante los próximos años. Similar a lo sucedido con la burbuja de las tecnológicas a comienzos de los 2000, esta nueva era supone un cambio de paradigma para el que de momento, solo se pueden hacer estimaciones.
El Financial Times ha advertido que estos ceses continuarán, pues las grandes compañías del sector pretenden reducir ese gasto para reinvertirlo en proyectos que sean más lucrativos, como la mejora de la IA generativa. Se pretende demostrar a los inversores que las empresas están comprometidas con la llegada de la Inteligencia Artificial, que aumentará la productividad.
De hecho, esta estrategia de reducción de plantilla ha provocado subidas en el precio de las acciones de algunas tecnológicas, como es el caso de Meta, cuyos valores subieron en enero un 12% tras despedir al 22% de su fuerza de trabajo.
Es esta productividad, necesaria para satisfacer las reclamaciones de los inversores, la tercera razón que está arrasando con los trabajos de este mundillo. Los analistas coinciden en que el sector tecnológico es cíclico, y que la situación actual de inflación e inestabilidad geopolítica ha provocado que muchas buenas ideas se vayan al traste.
Sin embargo, habrá otras empresas que podrán sobrevivir para volver a centrarse en la innovación, momento en el que podrán volver a endeudarse para satisfacer la demanda en la búsqueda de nuevas oportunidades. Por el momento, las big tech tendrán que conformarse con mantener sus cuentas saneadas y la ilusión de los acreedores intacta, dada la convulsa situación que viven los mercados mundiales.
