El Banco de España ha recortado cuatro décimas, al 2 %, el crecimiento económico previsto para este año, tras constatar que los indicadores auguran una desaceleración más intensa de la que se preveía antes del verano tanto para la actividad como para el empleo.
La incertidumbre global, generada por la escalada de las tensiones comerciales y geopolíticas, no solo está lastrando el comercio y la producción manufacturera, sino que también está empezando a pasar factura al consumo de las familias y a la inversión de las empresas, que son los dos componentes que sostienen el avance de la economía española.