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Revista Capital

Bitcoins vs. divisas de bancos centrales: el eterno debate entre liberalismo y socialismo

Por Redacción Capital

Por Raúl Castillo.

Lo que parecía un proyecto de unos lunáticos, anónimos, freaks y cyberpunks alumbrado en 2008 se ha convertido un dolor de cabeza para la industria bancaria, los gobiernos y los bancos centrales.

Bitcoin (BTC) y las criptodivisas se hacen mayores al ritmo de los cambios que se producen en nuestra economía y nuestra sociedad, y están pasando su segunda prueba de fuego en estos días: superar la barrera psicológica de los 20.000 dólares. ¿Por qué? Porque en 2017 fracasó, y todos los “haters” de las criptodivisas salieron en tromba a criticar el proyecto calificándolo de estafa y de burbuja.

Pero para comprender el porqué de las pasiones de Bitcoin hay que remontarse a su origen y a las implicaciones que tiene para la industria financiera tradicional. El primer documento sobre el funcionamiento de la cripto lo publicó el 1 de noviembre de 2008 un tal Sathosi Nakamoto, personaje al que se le han atribuido diversas identidades tanto individuales como corales, sin que a día de hoy se sepa a ciencia cierta quién fue el creador de Bitcoin.

Al principio nadie lo vio venir, porque el valor de BTC era irrisorio: Un Bitcoin valía 0,03 dólares en abril de 2010 y la primera transacción la hizo Laszlo Hanyecz en el mundo real al comprar dos pizzas en Jacksonville (Florida) por 10.000 BTC.

Pero los ataques comenzaron a ser furibundos cuando Bitcoin iba ganando valor, ya que lo que estaba en juego era el control de las transacciones de los ciudadanos por parte de los Gobiernos, bancos centrales y bancos comerciales. Si los ciudadanos podían comenzar a intercambiar valor sin dinero, ¿para qué servían entonces los bancos centrales y los bancos comerciales?

El primero en lanzarse a la yugular de cierto renombre fue el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, quien dijo en 2017 que Bitcoin era un fraude y que iba a acabar mal. La cosa tenía su lógica. Si el dinero tiene valor es porque está respaldado por el Estado, pero ¿qué Estado respaldaba a Bitcoin?

El 17 de diciembre de 2017, Bitcoin subió a lo más alto y llegó hasta los 19.783 dólares. Desde ahí, empezó una caída que le llevaría en 5 días hasta los 13.800 dólares y a desangrarse hasta tocar los 3.300 dólares el 7 de diciembre de 2018. Esto corroboró los malos augurios de burbuja que sus detractores, casi siempre de manera interesada, habían lanzado contra la criptodivisa.

Pero gobernantes, banqueros centrales y grandes corporaciones bancarias llevaban el susto en el cuerpo y decidieron crear sus divisas digitales fiat, al tiempo que estrechan el cerco sobre Bitcoin y otras divisas digitales como “Libra” de Facebook.

¿Qué ganan los bancos centrales con este asunto? Aumentan el control sobre la cartera de los ciudadanos, ya que la divisa digital no será anónima como BTC. Al promulgar este nuevo activo, los bancos centrales intentan eliminar en dinero en efectivo, que es el último refugio de valor que tienen los ciudadanos. Además, aumentan su balance de manera exponencial. La divisa digital es perfecta para ejercer ese control sobre las transacciones de los ciudadanos.

El más avanzado es el yuan digital, que se ha convertido en una amenaza para la hegemonía del dólar como divisa de comercio mundial. El gigante asiático ha puesto en marcha una ambiciosa prueba y existen programas piloto en cuatro ciudades chinas, donde ya se han realizado transacciones por un total de más de 2.000 millones de yuanes (300 millones de dólares).

Al mismo tiempo, China ha declarado la guerra a cualquier operador privado que quiera entrar en el negocio de los pagos digitales, como demuestra que abortara la oferta pública de acciones en la bolsa de Hong Kong del grupo Ant, de Jack Ma.

Un yuan digital le daría a Beijing una cantidad sin precedentes de información sobre cómo y dónde están las personas, y en qué están gastando su dinero, un enfoque que va en contra de la intención original del dinero digital. Bitcoin y otras monedas digitales se basan en un sistema de cadena de bloques descentralizado que evita que cualquier persona u organización tenga el control. El yuan digital puede ayudar a fortalecer la vigilancia y el control del Estado sobre la economía y la sociedad.

El Partido Comunista Chino quiere controlar la economía china y sus finanzas porque cree que es lo mejor para mantener la estabilidad y el control político, y proteger al país de las recientes e importantes crisis financieras que ha habido en Asia.

El euro digital también está sobre la mesa, pero la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, echó un jarro de agua fría el pasado mes de diciembre al decir que ponerla en marcha llevará un periodo de entre dos y cuatro años.

Lagarde dijo que un euro digital tardará mucho tiempo en desarrollarse y que no sustituirá al efectivo, sino que será un complemento. En un artículo publicado en la revista francesa ‘L’ENA hors les murs’, dijo que las “stable” coins son un peligro para la estabilidad financiera, ya que las criptomonedas se basan exclusivamente en la tecnología y no existe un emisor identificable. Como resultado, dijo Lagarde, las criptomonedas adolecen de falta de liquidez y no cumplen con todas las funciones del dinero.

Y es que la guerra entre quienes quieren sacar al Estado del control de nuestras finanzas y quienes pretenden controlarlas totalmente ha encontrado en las criptodivisas un nuevo campo de batalla. El uso de “stable coins” como reserva de valor podría desencadenar un gran cambio de los depósitos bancarios a este criptoactivo, lo que puede tener un impacto en las operaciones de los bancos y la transmisión de la política monetaria de los bancos centrales. La guerra entre individuo y Estado, entre David y Goliath, está servida una vez más.

Este es uno de los temas que encontrarás en el número de enero de la Revista Capital, ya disponible en tu kiosco o en Zinio.

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