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Opinión

Juan Ramón Rallo

Las subidas de tipos que vendrán en EEUU y la Eurozona 

Las subidas de tipos que vendrán en EEUU y la Eurozona, por Juan Ramón Rallo

Doctor en Economía. Profesor en la Universidad Francisco Marroquín, en el centro de estudios OMMA, en IE University y en IE Business School 

La inflación fue el gran quebradero de cabeza económico de 2021 y sigue siéndolo de este inicio de 2022. Durante los últimos doce meses, los precios se incrementaron un 7,5 % en EEUU y un 5,1 % en la Eurozona. En el primer caso. estamos hablando de su tasa de variación más elevada en las últimas cuatro décadas, mientras que, en el segundo caso, constituye el alza más acelerada desde la creación del euro.

En EEUU, además, la inflación no se está frenando y cada vez se está enquistando en más categorías distintas de bienes: no sólo el 90 % de los productos incluidos en el IPC se está encareciendo a tasas interanuales superiores al 2 % (el objetivo a medio plazo de la Reserva Federal -Fed-), sino que la tasa de inflación subyacente –que excluye los precios de la energía y los alimentos– ya asciende al 6%.  

De ahí que el tiempo para quedarse de brazos cruzados y esperar a ver si la inflación escampa por sí sola (merced a la desaparición de aquellos famosos cuellos de botella que eran responsables directos de este fenómeno) ya haya quedado atrás. Al menos en EEUU, donde el recalentamiento de la economía es mucho más evidente que en la Eurozona (no sólo porque hayan regresado al pleno empleo, sino porque su PIB nominal ya ha aumentado por encima del nivel que tendencialmente habría alcanzado en ausencia de pandemia).

Así parece haberlo entendido, por fin, la Fed, por lo que aparentemente nos encaminamos a una subida de tipos en la reunión de marzo: una subida que, a tenor de los actuales datos de precios, bien podría terminar siendo de 50 puntos básicos. No en vano, el tipo de interés de la deuda pública a 2 años en EEUU ya se sitúa en el 1,6%, es decir, que a medio plazo el mercado descuenta más de seis subidas de tipos.  

“La economía de la Eurozona no está tan recalentada como la de EEUU”

Ahora bien, la influencia de un endurecimiento de la política monetaria sobre la inflación no tiene por qué ser inmediata, dado que ésta se materializará conforme se ralentice el volumen de nuevos créditos o conforme las familias y las empresas recorten sus gastos como consecuencia de un efecto riqueza negativo (por ejemplo, si la subida de tipos impacta negativamente en las cotizaciones bursátiles o en los precios de la vivienda).

Para atajar la inflación a más corto plazo, el gobierno de Joe Biden debería aplicar una política fiscal harto más contractiva que la actual, pero con los índices de aprobación del demócrata en caída libre (los porcentajes de aprobación de Biden ya son menores que los de Donald Trump a estas alturas del mandato) y con las elecciones “mid-term” a pocos meses vista, es improbable que su Ejecutivo apueste por recortes del gasto o por subidas de impuestos que minen todavía más su popularidad. Todo lo cual conducirá probablemente a que la inflación se prolongue más de lo necesario y a que la Fed tenga que sobreactuar haciendo parte del trabajo que le correspondería hacer al Tesoro. 

En este lado del charco, como decimos, las cosas pintan un poco distintas: la Eurozona no está tan evidentemente recalentada como EEUU y la mayor parte de su inflación está siendo importada. De ahí que, tanto el Banco Central Europeo (BCE), como los gobiernos nacionales, sean más reacios a restringir sus medidas de apoyo cuando la recuperación es incompleta (la expectativa, por ejemplo, es que España ni siquiera recupere los niveles de actividad previos a la pandemia en este 2022).

Sin embargo, dejar las cosas como están tampoco es una opción para el BCE: si la Fed sube agresivamente tipos de interés y el BCE los mantiene en el 0%, el euro se depreciará y la importación de inflación será todavía más acusada. Por eso, desde comienzos de febrero, los altos mandos de la institución ya están augurando que quizá deban dar marcha atrás en su compromiso de no subir tipos durante 2022: unas palabras que fueron suficientes como para disparar inicialmente los tipos de interés de la deuda pública periférica y también del mercado interbancario (Euribor). 

En suma, cuanto más tiempo se mantenga la inflación en niveles anómalamente altos, mayor será la subida de tipos que se avecina. Y cuanto mayor sea la subida de tipos, mayor será en última instancia la ralentización económica que experimentaremos.  

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