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Opinión

Redacción Capital

La solución no es la aceleración

JF

El reciente informe anual del Instituto Reuters 2022 elaborado por la Universidad de Oxford refleja, entre otros, que cada vez más personas perciben un mayor estrés informativo. Este estudio internacional sobre la situación de la prensa a nivel mundial se configura en base a una encuesta online a 92.000 personas en 46 países de seis continentes y en el que se analiza actitudes y hábitos de consumo de la información a nivel mundial y cifra la caída de la atención global a la actualidad en un 38%, un aumento importante si comparamos con que hace cinco años ese porcentaje estaba en un 29%.

Lo cierto es que, según los expertos, el exceso de información provoca sobre todo que disminuya la capacidad reflexiva de manera que perdemos la capacidad para distinguir entre lo esencial y lo no esencial por el simple efecto de que disponer de más información no nos conduce necesariamente a mejores decisiones.

Pero quizás el resultado más preocupante, especialmente en España, es el dato que refleja la encuesta de que solo el 32% de los encuestados considera que las noticias que recibe son fiables, y, según apunta el informen, hay un 39% de españoles que son más escépticos en relación a la información diaria que reciben.

Es muy posible que una de las razones principales sean los nuevos formatos de consumo, que priman la noticia inmediata, sobre aquellos otros contenidos elaborados en contextos de mayor análisis. Si echamos la vista atrás a tanto solo hace 10 años, el 59% de los encuestados manifestaban leer prensa en papel al menos una vez en semana, porcentaje que se ha reducido al 17%.

No cabe duda: el hábito de consumo de noticias en digital que de por sí es un canal que promueve el consumo inmediato y el salto en el acceso a las noticias a través del móvil puede estar contribuyendo a esta percepción de los lectores sobre la desconfianza en los contenidos publicados. De hecho, España tiene uno de los niveles más altos de consumo de noticias a través del teléfono móvil (un 75%), además del despegue acelerado de los pódcast.

Desde esta tribuna, quiero romper una lanza por el periodismo, ya que comparto la reflexión de Gabriel Garcia Márquez que dice “que ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días”. Y, a pesar de estos datos, que efectivamente no dejan de ser preocupantes, son solo una señal para que sigamos desarrollando una industria como es la de la lectura de prensa y revistas, en la que sin lugar a dudas hay una espacio no solo para desarrollar nuevos formatos y canales, sino también para buscar la esencia de la industria editorial. Es decir, la conexión con los clientes y lectores, reduciendo la brecha que en este estudio se refleja.

Nuestra industria no puede convertirse en una gestión de teletipos en tiempo real, y aunque es muy cierto que los hábitos de uso con el móvil nos impulsan a ello, es una de las principales causas –según el estudio– por la que se evidencia una necesidad de desconexión. Esta sensación la tenemos muchos a lo largo del día, viviendo pegados a nuestro smartphone las 24 horas cuando hace apenas unos años las referencias informativas permitían estructurar los contenidos que nos llevaban al análisis y la reflexión.

El filósofo Byung-Chui en su ensayo ‘El enjambre’ analiza este fenómeno en profundidad y de cómo con los nuevos canales y tecnologías estamos cambiando la manera en que entendemos la realidad. A su vez, también sostiene que de una u otra manera todos estamos afectados por el cansancio informativo (IFS).

Parece que hay que estar todo el tiempo informado y llegar antes que nadie, pero, ¿a dónde? No importa. Porque cuando llegamos, ya no interesa. Solo seguimos corriendo.

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