Los cortes continuados en el suministro de gas siembran el miedo sobre una falta de energía y países como Gran Bretaña ya plantean medidas drásticas
La vuelta al cole y al trabajo hace a uno siempre pensar en el final del verano. Una estación en la que en España son habituales las altas temperaturas y más aún en este 2022. Un pensamiento común es que a más calor en verano, más frío en invierno. Esta, la última estación siempre de todos los años, o la primera depende de cómo se vea, es la que más energía demanda a los estados, al menos a los del hemisferio norte. Unas situación que en otros años no sería muy preocupante, pero que la actual crisis energética mundial ha provocado que aumenten los niveles de estrés, no solo en los mandatarios, sino en los ciudadanos y sus bolsillos.
Medidas como el tope al gas no son suficientes para abaratar costes, y variar las temperaturas de los aires acondicionados y calefacciones o las luces de los escaparates tampoco lo parecen. Tan solo las reservas de gas, que de media en Europa alcanzan el 77% muy cercano al 80% marcado como objetivo según el comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton, parecen que podrían generar cierta estabilidad. Para hacerse una idea, Alemania que ya tiene un 80% de sus reservas de gas llenas, tan solo tendría para abastecer un 10% de su demanda durante el año. En el caso de España, se estima que las reservas españolas podrían servir para dar abastecimiento completo al país durante 20 días.
Una realidad que está haciendo a los países comenzar a contemplar medidas como los apagones eléctricos o racionar la energía. En el caso de España, el presidente del gobierno Pedro Sánchez ha asegurado en repetidas ocasiones que esto no llegará a producirse, la última concretamente en el Senado en su debate con el líder del PP Alberto Núñez Feijóo. Según el gobierno, las medidas siempre quedarán como recomendaciones, sin embargo, países como Reino Unido o la propia Alemania no descartan la posibilidad de los apagones.
Las cifras comentadas previamente es cierto que dejan en un margen muy preocupante para el país germano tras el corte por parte de Gazprom del gaseoducto Nord Stream 1 por "trabajos de mantenimiento". Unos cortes que podrían convertirse en habituales y que complican además la predicción acerca de cuanto gas se podrá disponer en invierno. En el caso de Reino Unido se ha estimado la posibilidad de que en el peor de los escenarios no se llegue a cumplir con más de un 15% de la demanda de energía, lo que daría lugar a un sistema de cortes racionados, o más conocidos como apagones.
La meteorología como bien se indicaba antes será de vital importancia. A cuanto más frío, más se necesitará del gas ruso, y si no llega el suministro suficiente, esta necesidad no podrá ser satisfecha.
Cartillas de racionamiento energético
Aunque países como Francia con su primera ministra a cargo están pidiendo a sus empresas que lleven acabo planes de ahorro, los cortes de luz o restricciones en el gasto comienzan vislumbrarse en un futuro no tan lejano para gran cantidad de empresas. Para tratar de compensar la baja participación de las empresas Francia y otros países como Noruega están en estos momentos comentando la posibilidad de establecer un escenario con cuatro días de emergencia eléctrica en enero que tendría como principal función ahorrar gas. Un plan diferente a los cortes esporádicos de gas difíciles de planificar y que permitiría que no se detuviera la producción de importantes factorías e industrias.
Apagones recientes
Aún a pesar de continuar en verano, varios apagones ya han tenido lugar antes de la llegada de las bajas temperaturas. El más llamativo fue el del mes de Julio en la ciudad de Londres. Unas fuertes lluvias y bajadas en las temperaturas provocaron la necesidad de ser asistida la ciudad con energía de Bélgica para poder salir de la situación de apagón. Un primer corte que sirvió de antesala para que las autoridades británicas avisaran a industrias y familias de la posibilidad de otro fenómeno.
Para encontrar un caso más dañino habría que remitirse al año 2006, en el que está reconocido como el peor apagón europeo y que dejó a más de diez millones de hogares sin luz durante horas.
Qué provocaría un apagón
Si se llegara a producir un apagón, las consecuencias pueden ser bastante más drásticas de lo que quizás podría uno imaginar. Las más llamativas puede que sean las monetarias. Según la Universidad austriaca Johannes Kepler, si Austria estuviese 24 horas sin energía, el daño aproximado sería de unos 1.2000 millones de euros. Unas estimaciones que generan una idea acerca del impacto que podría provocar un apagón de este estilo si se produjera en una de las potencias de Europa como Francia o Alemania.
Dejando a un lado las consecuencias económicas, los ciudadanos no podrían realizar tareas como acudir a los supermercados a comprar alimentos o bebidas en el caso de que los apagones se alargasen durante una cantidad de tiempo considerable, ya que el comercio podría permanecer cerrado debido a dificultades con el transporte logístico. Además sistemas como los hospitales y la sanidad en general y abastecimiento de agua se vería frenado por la falta de luz
Posibilidad de cortes en España
Los expertos en suministros energéticos españoles al ser comentados acerca de un posible apagón son muy cautelosos. Roberto Gómez-Calvet, profesor del área de Empresa de la Universidad Europea de Valencia, asegura que "en España existen diversos mecanismos para que, en caso de un desabastecimiento energético, este no llegue a concretarse en un apagón generalizado en las ciudades o en los hogares".
España, al igual que otros países como Alemania, dispone todavía de plantas de quemado de carbón para poder obtener durante unas crisis de energía la electricidad suficiente para que el país pudiera funcionar durante unos días hasta que se reabastezca de la suficiente energía o cantidades normales para un funcionamiento adecuado.
