El proyecto de Presupuestos para 2023, claramente electoralistas, nos llena a muchos de una sensación de pesimismo. No cabe duda que es muy lícito que los partidos políticos aspiren a ganar los comicios, la cuestión es si económicamente y en términos de futuro tiene lógica una revisión lineal de las pensiones con arreglo al IPC de 190.000 millones de euros, lo que eleva el gasto para el futuro.
Plantear unos presupuestos que a priori permiten pagar esta cantidad, no asegura poder asumir como Estado este modelo de revisión en el futuro. Y todo esto mientras la inflación continua por las “nubes”, con los alimentos ya en un 14,4% y los tipos de interés subiendo. Además, en este contexto, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, recomienda el uso de un “buen edredón”.
Su frase, va más allá de la anécdota y refleja la realidad de un ministerio focalizado en la improvisación y con el riesgo de quedarse también sin los fondos europeos. Y lo que aún llama más la atención: son unos presupuestos alejados de las previsiones crecimientos para España, realizada por varios organismos internacionales.
De hecho, la pasada semana Bruselas advirtió a nuestro país en relación a la información publicada por Bloomberg respecto al retraso de España en cumplir con los plazos, que impediría que España accediese a nuevas ayudas hasta que se diera por cumplido el número 173 del plan de reformas español, es decir, el sistema de auditoría de los fondos europeos. Un requerimiento que el Ministerio de Hacienda y Función Pública se comprometió a tener en servicio para el último trimestre del pasado año 2021, criterio que aceptó la Comisión Europea, pero donde ya advirtió de la debilidad del sistema español de control.
Según Bloomberg, el plazo concluyó el pasado septiembre sin que se hubiese cumplido el hito, con lo que en las circunstancias actuales no podría entregarse el próximo desembolso de fondos, a lo que desde el Ministerio responde que se trata de un proceso complejo por su descentralización, lo que no deja de ser una construcción de una nueva excusa interesada. Según el Ministerio de Asuntos Económicos, el dinero ha llegado hasta 28.800 proyectos de todos los sectores de nuestra economía, gastando solo el 27% de lo que presupuestó en desembolsos de fondos de recuperación.
Sin esta aportación de los Fondos Next Generation, España dejaría de sumar 2,8 puntos al crecimiento del PIB, con lo que podríamos entrar en recesión.
Lo cierto es que no sorprende esta noticia, pues son ya varios gobiernos autónomos los que han venido denunciando tanto la gestión de los fondos como su reparto, vigilancia y trasparencia.
Como país, no deberíamos continuar haciendo esfuerzos en construir buenas excusas, sino en entender en toda su magnitud la importancia que tienen las empresas y las pymes para el futuro del país, porque seguimos incrementando la deuda en 200 millones de euros cada día. La Comisión europea ya advirtió en mayo a España sobre el control del gasto público, ya que la suspensión de las reglas fiscales, son solo hasta 2024
