España es el segundo mayor inversor en Argentina, lo que le da una posición preeminente ante la ola de privatizaciones que ha anunciado el reciente ganador de las elecciones, Javier Milei
Los cambios de rumbo en la política argentina tienen su traslación a la economía. Si en épocas pasadas el discurso dominante hablaba sobre la vuelta al Estado de empresas clave, ahora la expectativa es hacer caja con esas empresas. Al menos, esas son las intenciones de Javier Milei ahora que es el inquilino de la Casa Rosada.
Su idea es que el libre mercado sustituya el intervencionismo que ha reinado en los últimos años. "Todo lo que pueda estar en las manos del sector privado va a estar en las manos del sector privado", dijo Milei a principios de semana. Estas declaraciones han sido recibidas con júbilo entre los inversores, tal y como muestra el repunte del mercado bursátil argentino, de casi dos dígitos.
El hecho de que el Estado argentino fuera un actor más en la economía del país supuso numerosas y profundas expropiaciones y, como ejemplo, sirve YPF, que perteneció a Repsol durante más de una década. En su momento álgido en 2011, Repsol llegó a poseer el 57,43% de las acciones de YPF. Después, en 2012, el Estado expropió la compañía y pagó a la energética española 5.000 millones de dólares.
Este giro de acontecimientos pone en alerta a las empresas españolas con intereses en el país, que deberán debatirse entre la oportunidad de invertir en el país y la posibilidad de que un nuevo cambio de gobierno dé marcha atrás a los cambios. De hecho, en un informe de ICEX, se dice que, pese a que las exportaciones han crecido cuando mejora la actividad, las crisis "suelen venir acompañadas de medidas proteccionistas".
En esos momentos, según la ficha país que elabora el Ministerio de Exteriores, Argentina "suele imponer medidas restrictivas al comercio para preservar el equilibrio de la balanza de pagos". Por ello, cuando entre 2018 y 2020 se produjo una caída del PIB del 15%, las exportaciones de España hacia el país suramericano se hundieron un 47%.
Sin embargo, ambos países mejoraron sus relaciones comerciales con la recuperación económica y la presencia de Alberto Fernández como Jefe del Estado. Las exportaciones crecieron un 34% en 2021, mientras que en 2022 la subida fue del 32%, hasta alcanzar los 1.214 millones de euros. En cuanto a las importaciones, también aumentaron, de modo que en 2022 se registraron compras de bienes y servicios argentinos de 2.282 millones de euros.
Con todo, España se mantiene como el segundo principal inversor en Argentina por detrás de Estados Unidos, con cerca de 18.000 millones de euros, según los datos de ICEX. Así, Argentina fue, según esas últimas cifras disponibles, el noveno destino de la inversión española, lo que demuestra la predilección de las compañías nacionales por el país.
Es importante recalcar que el 14% del stock de inversiones en Argentina corresponden a los servicios financieros, mientras que las telecomunicaciones acaparan el 9,6% y la fabricación de productos de hierro y acero, asciende al 7,3% del total. Entre las empresas con intereses en el país se encuentran algunas tan conocidas y diversas como Telefónica, Inditex, Dia, BBVA, Santander, Konecta, Grenergy, Gestamp o Bandai.
Posibles destinos de la inversión
Es cierto que la mayor parte de las inversiones en el año 2022 tienen que ver con la minería, sobre todo litio y cobre. Pero también hay interés por el hidrógeno verde. La empresa australiana Fortescue Future Industries está dispuesta a invertir 8.400 millones de dólares en hidrógeno verde localizado en la Patagonia argentina, lo que supondría la mayor inversión en energía limpia en la historia del país.
Si se atiende únicamente a las empresas que podrían dejar estatales y que, de ese modo, pasarían a formar parte del capital privado, un estudio de la agencia argentina CIPPEC subraya las oportunidades en varios sectores. En primer lugar, el transporte y el almacenamiento acapara el 33% de las empresas estatales, entre las que cabe destacar Aerolíneas Argentinas. También se puede nombrar el segmento de las Telecomunicaciones, sector al que pertenecen el 18% de las empresas estatales, como es el caso de Arsat. Por último, el estudio señala hacia la industria (la empresa Tandanor) y la energía (Energía Argentina Argentina S.A.).
