La economía española crece y crea empleo, el gasto público aumenta sin parar y, por extensión, la deuda soberana rompe récords trimestre a trimestre. En este contexto, la recaudación fiscal parece que todo lo aguanta y que soportará nuevas subidas de impuestos, que las habrá, mientras los beneficios de esos ‘malvados’ empresarios -y su capacidad para invertir y contratar trabajadores, no lo olvidemos- avanzan a mayor ritmo que el PIB.
En este ‘cuento de hadas’ macroeconómico, con un crecimiento estimado del entorno del 3% en la capacidad de generación de riqueza, echamos en falta una parada técnica de los diferentes agentes sociales para analizar y solucionar el ‘agujero’ de las pensiones con decisión. La visión del problema no puede ceñirse al cortoplacismo político de la legislatura de cuatro años, pues el envejecimiento imparable de la población no entiende de colores ni de ideas. Requiere valentía para afrontarlo.
La Seguridad Social ha recibido transferencias del Estado por valor de cerca de 350.000 millones de euros en la última década, con un saldo negativo de más de 100.000 millones en 2023, según datos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE). Por poner en contexto la primera cifra, equivale a la más de la mitad del conjunto del gasto público de España en 2023, que ascendió hasta los 680.000 millones.
“Aprovechemos este periodo de bonanza económica para cuadrar la cuenta futura del gasto en pensiones, con visión de largo plazo, sostenible y valiente”
Como consecuencia del creciente desequilibrio entre ingresos y gastos de la Seguridad Social, la deuda de este organismo superó los 116.000 millones de euros al final del pasado ejercicio. Día tras día, esta ‘bola’ crece, y debemos tener en cuenta que el PIB no aumentará a ritmos del 3% siempre y que la recaudación, como consecuencia, no podrá sostener un incremento del gasto en pensiones de casi el 7% interanual, mes a mes.
Vivimos en una economía global, e imaginemos el impacto económico de un escenario en el que hasta cuatro guerras de alcance planetario confluyan en un mismo espacio temporal. En estos momentos, hay conflictos activos entre Rusia y Ucrania y entre Israel y Palestina -que afecta al conjunto del mundo islámico-. Podría darse el caso de que China invadiera Taiwan, lo que, de facto, obligaría a Estados Unidos a intervenir, igual que en el caso de que Corea del Norte hiciera lo propio con Corea del Sur.
Estos conflictos afectan a socios comerciales directos de España, muy expuesta al sector exterior, y tienen impacto en los costes y en el acceso tanto a materias primas como a fuentes de suministro energético, entre otros aspectos. Dicho de otra forma, en el caso de que tres o cuatro guerras confluyan en un mismo periodo de tiempo, esto afectará tanto a la capacidad de crecimiento de nuestro país como al recurso financiero de capital exterior. Y eso, para nuestro equilibrio presupuestario, es una mala noticia.
Aprovechemos, por tanto, este periodo de bonanza económica para cuadrar la cuenta del gasto en pensiones. Con visión de largo plazo, sostenible y valiente.
Unos Premios muy especiales
Capital celebra el próximo día 11 de este mes la gala de entrega de la XI Edición de los Premios, en el Hotel Mandarin Oriental Ritz de Madrid, un evento muy especial que pone el broche a nuestro cuarto año a los mandos de esta cabecera. Desde estas líneas, y en nombre de todos los que trabajamos en la revista impresa y en su página web, quiero agradecer el apoyo de todos los empresarios y directivos, muchos hombres y muchas mujeres brillantes que han apostado por una publicación que el año que viene cumplirá un cuarto de siglo.
Capital es empresa y es economía, es gestión y es dirección, es tecnología, es sostenibilidad y es estilo de vida. Es todo eso, y mucho más. Pero, fundamentalmente, Capital sois vosotros, y si nosotros crecemos, es porque os tenemos cerca. A todos los directivos que generáis riqueza y empleo, valor en el PIB y marca país, de corazón, muchas gracias por acompañarnos un año más.