España y Portugal han instado a Francia a establecer «plazos concretos y compromisos vinculantes» para desarrollar los «corredores estratégicos de interconexión» eléctrica entre la Península Ibérica y Francia. En una carta firmada por la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, y la ministra de Medio Ambiente y Energía de Portugal, Maria da Graça Carvalho, dirigida al titular de Industria y Energía francés, Marc Ferracci, se propone una reunión tripartita con la Comisión Europea antes de que finalice el año para «definir una hoja de ruta conjunta con hitos y pasos concretos para cumplir los objetivos europeos».
El pasado apagón del 28 de abril en toda la Península Ibérica ha puesto de manifiesto la necesidad de fortalecer la infraestructura de interconexión. Este incidente resaltó cómo la conectividad transfronteriza es crucial para estabilizar el sistema eléctrico europeo en momentos de tensión.
Este suceso refuerza, con renovada urgencia, el imperativo de actuar con decisión tanto a nivel técnico como político
A pesar de los avances recientes, se considera que la Península Ibérica sigue siendo una «isla energética», con niveles de interconexión significativamente por debajo de los objetivos de la UE, lo que representa «una vulnerabilidad sistémica» en el sistema energético europeo. La interconexión es esencial no solo para la resiliencia y la seguridad del suministro, sino también para los objetivos europeos de descarbonización y competitividad de precios.
España y Portugal lamentan que dos planes de interconexiones con Francia, Aragón-Pirineos Atlánticos y Navarra-Las Landas, hayan sido excluidos del desarrollo de la red francesa 2025-2035, a pesar de ser considerados Proyectos de Interés Común por la UE. Tras la Cumbre de Faro en octubre de 2024, ya se había expresado preocupación al presidente francés, Emmanuel Macron, sobre este tema.
Estos esfuerzos destacados por los gobiernos ibéricos subrayan la urgencia de finalizar las interconexiones eléctricas no solo para los países de la Península, sino para toda la Unión Europea, garantizando así una verdadera Unión de la Energía y un mercado interior cohesionado entre los Estados miembros.
