Desde la costa luminosa del Mediterráneo, Valencia emerge como el punto de partida ideal para iniciar un viaje inolvidable. Esta ciudad, donde la tradición convive con la modernidad y el mar abraza cada rincón, es mucho más que un lugar de paso: es el primer escenario de una experiencia llena de matices, paisajes y emociones por descubrir.
Quien elige comenzar su travesía con cruceros desde Valencia se encuentra, antes de embarcar, con una ciudad que conquista por su vitalidad. La tercera mayor ciudad de España da la bienvenida con un casco antiguo que respira historia. Su catedral, asentada sobre antiguos cimientos romanos, se eleva junto al Miguelete, cuya torre invita a contemplar la ciudad desde las alturas. A pocos pasos, el Mercado Central late con aromas y colores, un universo donde lo cotidiano se transforma en experiencia. En su interior, el Central Bar ofrece una excusa para hacer una parada y disfrutar de sus tapas y una copa de vino.
La Lonja de la Seda, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, habla del esplendor comercial de Valencia como un enclave imprescindible en el Mediterráneo. Sus columnas y ventanales multicolor son testigos de una época en que negociar era arte. No muy lejos, las Torres de Serranos siguen en pie como emblema de una ciudad que supo protegerse sin dejar de mirar al exterior.
Pero Valencia no se queda anclada en el pasado. La Ciudad de las Artes y las Ciencias proyecta una silueta futurista que asombra y acoge. El Hemisfèric o el Museo de las Ciencias no solo se admiran: se viven. Caminar entre sus estructuras blancas, reflejadas en el agua, es entrar en un paisaje que parece sacado de otro tiempo, pero que pertenece por completo al presente.
El litoral valenciano completa el panorama. Con casi veinte kilómetros de playa, la ciudad ofrece un contacto directo con el Mediterráneo: aguas tranquilas, arena sedosa y una oferta culinaria donde la paella cobra protagonismo por su autenticidad. Frente al mar, en terrazas abiertas o chiringuitos con alma, se comparte mucho más que un plato: se comparte el tiempo.
Un punto de partida al mundo
Y entonces, comienza la travesía. Alzar la vista y ver cómo el puerto queda atrás es abrirse a lo que viene. MSC Cruceros propone itinerarios que conectan Valencia con joyas del Mediterráneo: el carácter elegante de Marsella, la esencia romana de Civitavecchia (Roma), el encanto costero de Génova y Livorno, o la vida que fluye en Palma, Ibiza, Palermo, Tarragona o Barcelona. Cada escala es un universo distinto, con sabores propios, acentos diferentes y paisajes que quedan grabados en la retina.
Durante la navegación, el barco se convierte en parte esencial del viaje. A bordo, todo está pensado para que el trayecto sea tan memorable como los destinos: espacios elegantes, atención, sabores sorprendentes y momentos de relax o diversión que se adaptan a cada ritmo. La experiencia MSC proporciona todo eso, además de presentarse como puente entre cada uno de los destinos: un lugar de descanso y de disfrute.
Elegir Valencia como punto de partida es iniciar la aventura con los sentidos despiertos. Es dejarse envolver por una ciudad que sorprende a cada paso y partir hacia mares que aún tienen mucho que contar. Porque desde este puerto, comienza algo más que una ruta: comienza un mundo por vivir.
