La unidad inmobiliaria japonesa de KKR, KJR Management, ha hecho una destacada oferta de aproximadamente 90.000 millones de yenes (unos 523 millones de euros) para adquirir la sede mundial de Nissan en Japón. Este edificio de 22 plantas de oficinas ha despertado un considerable interés en el sector, siendo la propuesta de KJR Management la más elevada entre varias presentadas por otras firmas de inversión, de acuerdo con un informe de Bloomberg.
En su estrategia por ampliar su presencia en Japón, KKR no solo está considerando diferentes métodos para financiar esta operación, sino que también está planeando arrendar el edificio a Nissan durante los próximos 10 años, lo que le proporcionará una estabilidad al fabricante de automóviles en sus operaciones continuas. Sin embargo, es importante destacar que las negociaciones aún están en curso, y las partes involucradas podrían decidir no llevar a cabo el acuerdo final.
KKR, cuyo cuartel general se encuentra en Nueva York, ha identificado a Japón como un mercado crucial fuera de Estados Unidos, destacando a través de su codirector ejecutivo, Joseph Bae, que es el mercado más activo en lo que respecta a inversiones.
Ubicada estratégicamente en el distrito de negocios central de Yokohama, una ciudad portuaria clave al sur de Tokio, la sede de Nissan está en el centro de una serie de desafíos económicos para el fabricante de automóviles. Nissan enfrenta una competencia intensificada por parte del sector de vehículos eléctricos de China, que está en rápida expansión. A esto se suma una deuda considerable de 5.600 millones de dólares (aproximadamente 4.804 millones de euros), que vence el próximo año.
Nissan también proyecta unas pérdidas operativas de 180.000 millones de yenes (1.046 millones de euros) para el periodo de abril a septiembre
Además, Nissan se encuentra en las etapas iniciales de un plan de reestructuración que implicará el recorte de 20.000 puestos de trabajo y una importante reducción de sus plantas de producción, pasando de 17 a 10. Los vientos en contra de la guerra comercial promovida por el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, añaden más presión con la previsión de 300.000 millones de yenes (aproximadamente 1.744 millones de euros) en aranceles.
