Una dulce tradición que combina historia y sabor, el Roscón de Reyes es un protagonista indiscutible de la gastronomía navideña en España
El roscón de Reyes es más que un postre; es un emblema de la cultura gastronómica española en época navideña con raíces que se hunden en la historia. Una leyenda cuenta que la Virgen María fue la primera en elaborar un roscón para agasajar a los Magos de Oriente, pero la historia se inclina más hacia las Saturnales romanas. Unas festividades del solsticio de invierno celebradas en honor a Saturno, dios de la agricultura, donde se repartía un pan dulce circular de miel con frutos secos, higos o dátiles entre esclavos y señores como símbolo de igualdad. Esta tradición evolucionó, fusionando influencias cristianas, hasta convertirse en un elemento indispensable de la Epifanía, día en que se celebra la llegada de los Reyes Magos.
De fertilidad a mala suerte
El haba ha sido considerada, mínimo desde el siglo III d.C., un símbolo de fertilidad y prosperidad. En diversas culturas, especialmente en las sociedades agrarias, las habas se asociaban con la esperanza de una buena cosecha y la renovación de la vida. Esta asociación simbólica hizo del haba un elemento natural para incluir en celebraciones y rituales que marcaban el final del invierno y el comienzo de la temporada de crecimiento.
La costumbre de ‘Treure faves d’olla’ (sacar habas de la olla) era una práctica común en varios ámbitos sociales en la antigua Europa. Consistía en esconder habas en comidas o recipientes, y la persona que encontraba el haba era considerada afortunada o se le asignaba un rol especial. Esta tradición no sólo se limitaba a las festividades, sino que también se utilizaba en la selección de representantes o líderes en grupos y gremios. Era una manera democrática y aleatoria de tomar decisiones importantes, confiando en el azar para seleccionar a la persona adecuada.
El término ‘tontolaba’, que probablemente derive de 'tonto del haba', refleja un aspecto interesante de esta tradición. En el contexto del roscón de Reyes, la persona que encuentra el haba en su porción del roscón se considera responsable de pagar el dulce. Este rol, aunque en principio puede parecer una desgracia o una broma, también implica una suerte de honor, ya que asumir el coste del roscón puede verse como un acto de generosidad o liderazgo.
De gâteau a roscón
El roscón de Reyes, con sus variadas denominaciones y formas, refleja la riqueza y diversidad de una tradición que ha trascendido fronteras y épocas. En Francia, se le conoce como 'gâteau des rois' en la región occitana y como 'galette des rois' en el norte. El 'gâteau’ está elaborado con una masa tipo brioche, suave y esponjosa, generalmente adornada su forma circular con frutas confitadas y azúcar. La 'galette rois' es una torta plana hecha de hojaldre, a menudo rellena de frangipane, una crema de almendras. A diferencia del 'gâteau des rois', la 'galette' es más compacta y crujiente, con un relleno denso que contrasta con la textura ligera del brioche.
Durante la Revolución Francesa, el 'gâteau des rois' se transformó en el 'gâteau des sans-culottes'. Este cambio no fue sólo nominal, sino que también implicó un rechazo a los símbolos de la monarquía y la aristocracia, que el roscón de Reyes representaba en ese momento. Al adoptar este nombre para el roscón, el dulce pasó a simbolizar la igualdad y la fraternidad que eran fundamentales para los ideales revolucionarios. Esta nueva identidad del dulce reflejaba el deseo de una sociedad más equitativa, en la que los privilegios de nacimiento no determinaran el estatus de una persona. De esta manera, el 'gâteau des sans-culottes' se convirtió en un símbolo del espíritu democrático y igualitario que se buscaba en la nueva Francia post-revolucionaria.
En España, fue Felipe V quien introdujo el 'gâteau des rois' en Madrid. Sin embargo, su arraigo y popularización entre el pueblo español no se produjo de inmediato, sino que fue un proceso gradual, influenciado en gran medida por la aristocracia y la burguesía, que adoptaron costumbres afrancesadas. Este fenómeno de integración cultural dio al roscón de Reyes un sello distintivo y un lugar privilegiado en las celebraciones navideñas de España.
Una característica particular del roscón que deriva de la tradición francesa del 'gâteau des rois' son las frutas escarchadas que lo adornan. Estas frutas, a menudo comparadas con joyas por su colorido y brillo, no sólo embellecen el postre, sino que también añaden una dimensión de sabor y textura. Este detalle, heredado de la pastelería francesa, subraya la influencia mutua entre las culturas y la evolución de esta tradición repostera, que ha sabido adaptarse y enriquecerse a lo largo del tiempo.
De oro a porcelana
Se cuenta que el joven Luis XV, bisnieto del Rey Sol, Luis XIV, fue el protagonista de una anécdota que marcó un hito en la tradición del roscón. Durante una celebración de la Epifanía en la corte francesa, el pastelero real buscó sorprender al joven monarca con un detalle especial en el roscón. Además de la tradicional haba, introdujo una moneda de oro (o según algunas versiones, un medallón de oro y rubíes) en la masa del dulce. La emoción del joven rey al encontrar la moneda fue tal que esta práctica se hizo popular, convirtiéndose en una tradición en sí misma. Con el tiempo, la moneda de oro evolucionó a las figuras de porcelana que conocemos hoy, aunque el haba se mantuvo como un símbolo de suerte y prosperidad.
Otra historia relevante en la evolución de esta tradición involucra al cardenal Fleury, primer ministro de Francia durante el reinado de Luis XV. En su ancianidad, el cardenal se encontraba afligido, temiendo la proximidad de su muerte. Para animarlo, su ayuda de cámara organizó una cena en la víspera de Reyes e invitó a un grupo de amigos del cardenal. Durante la celebración, el momento de cortar el roscón se convirtió en un evento significativo. Según la tradición, el más joven debía cortar el roscón, pero al observar su avanzada edad, el cardenal suspiró con tristeza. Sorprendentemente, uno de los invitados, el marqués de la Paix, reveló ser mayor que el cardenal, seguido por otros amigos que confesaron tener entre 91 y 96 años. El cardenal Fleury, aliviado y conmovido, encontró una razón para celebrar. Este acontecimiento dio lugar a la inclusión de sorpresas dentro del roscón, enriqueciendo aún más la experiencia de este dulce tradicional.
A mediados del siglo XX, sobre los años 60, las figuras de porcelana comenzaron a sustituir la tradicional haba y a otras sorpresas más sencillas que se incluían en el roscón. Estas figuritas, a menudo en forma de pequeños reyes, ángeles o símbolos navideños, han llegado a ser un tesoro codiciado por grandes y pequeños. La emoción de encontrar una de estas figuras en una porción de roscón se ha convertido en uno de los momentos más esperados de la festividad de Reyes. Además, la colección de estas figuras se ha convertido en un hobby para muchos, añadiendo un valor sentimental y de coleccionismo al roscón.
Las coronas de cartón, introducidas junto con las figuras de porcelana, han desempeñado un papel crucial en la ritualidad del roscón. Quien encuentra la figura en su porción del roscón se corona como el rey o la reina del día, una tradición que fomenta la participación y la alegría entre los comensales. Estas coronas, generalmente coloridas y decoradas, han evolucionado en diseño a lo largo de los años, reflejando las tendencias estéticas y culturales de cada época. Actualmente, pastelerías innovan con premios como diamantes o miles de euros, como es el caso de la Confitería Conrado, en La Bañeza (León), con su roscón de 10.000€ en su interior.
De tradicional a innovación
La elaboración del Roscón de Reyes es un arte que requiere precisión y paciencia. Los ingredientes básicos incluyen harina, azúcar, huevos, levadura, y aromatizantes como agua de azahar. El proceso de fermentación es clave, otorgando al roscón su textura esponjosa y característica. La decoración, con frutas escarchadas y azúcar, embellece y aporta texturas y sabores complementarios.
Aunque la receta tradicional sigue siendo la más popular, hoy en día existen variaciones que se adaptan a todos los gustos y necesidades dietéticas. Roscones rellenos de nata, crema, chocolate o trufa ofrecen una experiencia gustativa más rica y decadente. También hay versiones sin gluten, sin lactosa o veganas, asegurando que nadie se quede sin disfrutar de esta delicia navideña.
Profesionales de la gastronomía, como el chef Dabiz Muñoz, reconocido por liderar el DiverXo con sus tres Estrellas Michelin, revoluciona la repostería navideña con su última innovación: el Rosconut. Esta creación, mezcla entre roscón de Reyes y donut, sorprende por su compleja composición de sabores y texturas, destacando un glaseado fondant de chocolate rosa, agua de rosas, lima, y un relleno de chantilly de chocolate rosa y frambuesas, adornado con coco y Peta Zetas. A pesar de su alto precio y la controversia por su desviación de la tradición, el Rosconut refleja la constante búsqueda de Muñoz por innovar en la gastronomía, proponiendo una experiencia sensorial única y rompedora para los amantes de la cocina de vanguardia.
El Roscón de Reyes no es sólo un postre, es un puente entre el pasado y el presente, una delicia que evoluciona sin perder su esencia. Su historia, curiosidades, y variedades reflejan la riqueza de la gastronomía española, una fusión de tradición e innovación que sigue deleitando paladares en cada celebración de Reyes.
