La situación en Texas dista mucho de estar solucionada. A pesar de que el Tribunal Supremo dio la razón a Biden para retirar las alambradas ilegales colocadas por el gobierno de Greg Abbott, los tejanos se ha negado en redondo, con el fin de evitar la llegada masiva de inmigrantes.
La tensión llegó a su punto culmen cuando la Guardia Nacional confrontó a la Patrulla Fronteriza enviada por el Gobierno Federal. Y aunque la cosa quedó en nada, Texas ha desobedecido una orden directa de Washington y se mantiene inflexible, mientras los fantasmas de la Guerra Civil Estadounidense vuelven a posarse en las mentes de los ciudadanos.
¿Qué supone la economía tejana para EE.UU?
Con 695.000 kilómetros cuadrados, Texas es más grande que cualquier país de la Unión Europea, superando a Francia (675.000 km²) o a España (506.000 km²). Sus fortalezas económicas son la envidia de muchos países con un tamaño similar. Por ejemplo, el petróleo: con más de 15.600 millones de barriles de crudo, las reservas de petróleo texanas suponen un tercio del total de Estados Unidos. Además, produce una media de 4,6 millones de barriles diarios.
Por otro lado, Texas posee 9.500 millones de barriles líquidos de gas natural, y produce el 32% del total del país, según los datos de la Energy Information Administration (EIA). La refinería de petróleo de Port Arthur, al sur del Estado, es la mayor de Estados Unidos. Cuenta también con la mayor capacidad de generación de energía eólica del país. Por si fuera poco, tiene el mayor potencial de desarrollo de energía solar del país, y lidera la nación en producción de electricidad, con un 89% más que Florida, en segundo lugar.
Texas también es una potencia en cuanto a agricultura y ganadería, ya que aglutina la mayor cantidad de cabezas de ganado ovino y caprino de EE.UU., al tiempo que sus fértiles suelos permiten el cultivo de algodón, cereales, uvas o melocotones.
Más allá de esto, habría que destacar el potencial industrial del estado de la Estrella Solitaria. En competencia directa con California, -que tradicionalmente había reunido a una gran cantidad de empresas tecnológicas en torno a Silicon Valley- Texas está empezando a ganar terreno gracias a la migración de compañías a la zona urbana de Austin, la capital.
Una política de bajos impuestos se ha sumado a una inversión desmedida de grandes compañías en la zona. Dell, AT & T o Kimberly-Clark tienen su sede en este Estado. Incluso Elon Musk llegó a plantearse mudar su sede de California a Texas por los bajos impuestos, teniendo en cuenta que Space X opera habitualmente desde esta región.
Texas cuenta también con el famoso centro espacial Lyndon B. Johnson en Houston, un enclave primordial de la industria aeroespacial estadounidense. Este estado es de igual forma la región que más bienes exporta del país, siendo el área urbana de Dallas-Forth Worth el segundo mayor centro comercial de Estados Unidos. México, por razones de cercanía, es el mayor socio comercial que tiene Austin, absorbiendo un tercio del total de su volumen comercial.
Por último, cabe destacar la industria del turismo, que cada vez es de mayor importancia. Debido a su pasado español, ciudades como San Antonio -que aún posee misiones, iglesias y fuertes de época hispana-, se han convertido en centros de atracción turística de carácter histórico-cultural.
En total, con un PIB de más de 2.000 millones de dólares y un PIB per cápita de más de 64.000 dólares, Texas es el segundo estado con más peso económico de EE.UU. Si fuera un país independiente, estaría entre las diez o doce naciones más poderosas del mundo, dependiendo de la fuente que revisemos.
¿Puede Texas separarse de Estados Unidos?
La candidata republicana a la presidencia, Nikki Haley, sorprendió el jueves al país con unas declaraciones que han levantado polémica: "Texas puede separarse de Estados Unidos si quiere". De hecho, sus palabras concretas fueron: "Si todo el estado dice que ya no quieren ser parte de Estados Unidos, es su decisión. Pero Texas no va a separarse", afirmó la candidata.
De hecho, en 2010, cuando se postulaba como candidata para gobernadora de Carolina del Sur, se le preguntó sobre la posibilidad de la secesión de los estados que conforman el país, a lo que declaró: "creo que pueden hacerlo. Es decir, es lo que dice la Constitución".
Pero, ¿qué hay de cierto en esta afirmación?
Como cualquier otro país que se precie, los Estados Unidos tienen un patrón muy marcado en cuanto al tema de la independencia de sus regiones. Su propio nombre ya hace sospechar. Y hay que recordar, que, la última vez que varios estados optaron por la independencia -debido a sus diferencias irreconciliables sobre la esclavitud-, ocurrió un conflicto que sumió al país en el caos durante varios años; la Guerra Civil Americana entre los Estados Confederados y la Unión.
La Constitución de los Estados Unidos de América establece en su artículo sexto la supremacía de la Constitución y de las Leyes Federales, dejando claro que el tema de la secesión no es demasiado viable. Así, como ley suprema en todo el territorio nacional, "los jueces de todos los estados estarán vinculados por la misma, a pesar de cualquier cosa que establezcan al contrario las leyes o las constituciones de los estados".
Por tanto, las constituciones y las leyes de los estados no deben estar en conflicto con las leyes de la Constitución federal; en caso de conflicto, los jueces del estado están limitados legalmente a acatar las leyes federales y la Constitución por encima de las de cualquiera estado.
El caso de Texas es bastante llamativo, pues es un estado que posee unas características únicas. Como parte del Virreinato de Nueva España hasta la independencia de México, los texanos han ido conformando una identidad propia basada en todos los pueblos y naciones que han pasado por su territorio: España, Francia, México, Texas (como nación independiente hasta 1846), Estados Unidos y los Estados Confederados de América.
El hecho de que la República de Texas se mantuviera diez años independiente (1836-1846) hasta su incorporación a Estados Unidos puede parecer algo banal, pero ha propiciado la conformación de un sentimiento de pertenencia muy fuerte en el carácter texano.
A pesar de todo, la desobediencia de los texanos no está basada en la idea de buscar la secesión, sino en conservar sus leyes y costumbres dentro de Estados Unidos. Si hay un estado que pueda considerarse exageradamente patriota, ese es, sin duda, Texas. Las caravanas de camioneros y otros ciudadanos mostrando la bandera de las barras y las estrellas cómo enseña a defender que hemos visto en los últimos días, dejan clara la opinión de los texanos.
Y la realidad es que Texas se opone frontalmente al Gobierno porque la crisis migratoria es extremadamente grave. Solo en diciembre de 2023, más de 300.000 inmigrantes han cruzado o intentado cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, y, la mayoría, lo han hecho por la zona de El Paso o el cruce de Piedras Negras/Eagle Pass. En la semana de Navidad, la Guardia Nacional de Texas hizo frente a más de 22.000 inmigrantes que trataban de cruzar de manera ilegal.
De esta forma, ya no parecen tan extrañas las declaraciones de Dan Patrick, el número dos del gobierno de Texas. Patrick llegó a firmar que "si los agentes de la Patrulla Fronteriza quitan el alambre, los soldados de la Guardia Nacional volverán a colocar la barrera durante la noche". Y efectivamente, Texas aún no ha retirado las alambradas ilegales y no parece que vaya a hacerlo a corto plazo. Un pulso de tú a tú en plena campaña para las elecciones presidenciales.
