Los precios de los alimentos se moderan al 4,4%, pero el aceite sigue disparado. Con la fluctuación de los precios del mercado y la competencia internacional, a lo largo de los últimos años se concluye que el precio que se paga por una botella de aceite de oliva en el supermercado es muchísimo más alto que el coste de producción. Por tanto, es lógico que nos preguntemos en qué momento se producen los incrementos de precio más significativos y cómo afecta a los olivareros, quienes, a menudo, trabajan a pérdidas.
A pesar de que los costes de producción representan el 85% del valor final, los olivareros suelen trabajar a pérdidas. Esto se debe a los bajos precios pagados por las aceitunas y los altos costes de producción, que no siempre se reflejan en el precio final del producto.
El encarecimiento depende de la calidad del producto, la demanda del mercado y los costes involucrados en cada etapa del proceso de producción y comercialización. En concreto, el proceso de producción y extracción de aceite de oliva comienza en el campo, con el cultivo y la cosecha de las aceitunas; una etapa que implica una serie de actividades que requieren una inversión significativa, tanto de tiempo como de recursos; ya que además de la mano de obra, mantenimiento de maquinaria, etcétera, la cosecha puede ser tremendamente costosa.
Tras la transformación y producción en la almazara, el aceite se distribuye por los puntos de venta y entra en la etapa de comercialización, donde los márgenes de beneficio y los costes operativos de los minoristas juegan un papel importante en el precio final del producto. Los minoristas deben cubrir sus propios costes, que incluyen el alquiler del espacio, los salarios de los empleados y la publicidad; inversión que se refleja, obviamente, en el precio que paga el consumidor, con el margen de beneficio extra que incrementa aún más el precio final.
Los márgenes de beneficio en la cadena de distribución pueden ser significativos. Los intermediarios, incluyendo mayoristas y minoristas, a menudo aplican un margen que incrementa el precio final del aceite de oliva (y que es necesario para cubrir los costes operativos y obtener un beneficio, pero contribuye a que el precio final sea considerablemente más alto que el precio pagado al productor). Este es el punto crítico en la cadena de valor, ya que una parte significativa del precio pagado por el consumidor se agrega.
El precio del aceite de oliva también está influenciado por factores externos, como la demanda y la oferta en el mercado internacional. Las condiciones climáticas, las políticas comerciales y las fluctuaciones en el mercado pueden afectar. Además, las regulaciones gubernamentales y los subsidios también juegan un papel importante en la determinación del precio final del aceite de oliva.
En algunos países, los subsidios agrícolas pueden ayudar a los productores a cubrir parte de sus costes, reduciendo el precio final del producto. Sin embargo, en otros casos, las regulaciones estrictas pueden aumentar los costes de producción y comercialización. Por ejemplo, las normativas sobre etiquetado y calidad pueden requerir inversiones adicionales en controles y certificaciones.
