El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener sin cambios los tipos de interés, lo que conforma un paso esperado por los analistas. Así, la tasa de depósito permanecerá en el 2%, la de referencia para las operaciones principales de refinanciación en el 2,15%, y la facilidad marginal de préstamo en el 2,40%. Con esta decisión, el BCE marca una pausa en su ciclo de flexibilización, que hasta ahora había supuesto una reducción acumulada de 200 puntos básicos a través de ocho ajustes consecutivos a la baja.
La inflación en la eurozona se ubicó en junio en el 2% interanual, coincidiendo con el objetivo a medio plazo del BCE. Este incremento es independiente al ajetreado contexto internacional, caracterizado por disputas comerciales. El instituto emisor destacó que, aunque las presiones inflacionistas internas han disminuido, los salarios también están creciendo de forma más lenta.
La economía ha demostrado hasta ahora capacidad de resistencia en un entorno internacional difícil
En la eurozona, pese a la tendencia a la baja en los costos de la energía, que disminuyeron un 2,6% en junio, los precios de los alimentos frescos aumentaron un 4,6%. Este dato refleja la estabilidad de la inflación subyacente, asentada en el 2,3% cuando se excluyen la energía, víveres, alcohol y tabaco.
Dentro de los Estados de la UE, los aumentos más pronunciados de la inflación se registraron en Rumanía (5,8%), Estonia (5,2%), Hungría y Eslovaquia (4,6%). En contraste, Chipre (0,5%), Francia (0,9%) e Irlanda (1,6%) reportaron las subidas más moderadas. En el caso particular de España, la inflación armonizada alcanzó el 2,3%, sobrepasando el promedio de la eurozona en tres décimas.
