Esta semana, la agenda económica en España ha estado marcada por un conjunto diverso de noticias que abarcan desde movimientos empresariales y financieros hasta transformaciones culturales y fenómenos globales con impacto económico.
En el ámbito internacional, uno de los grandes protagonistas ha sido David Beckham, cuyo nombre ya no se asocia únicamente al fútbol, sino a un conglomerado empresarial que funciona con la lógica de una multinacional. Retirado desde hace más de una década, Beckham ha convertido su imagen en un ecosistema de negocios que facturó en 2024 más de 92 millones de dólares, con un beneficio cercano a los 45 millones. La clave de este rendimiento reside en la venta parcial de sus derechos de imagen a Authentic Brands Group, operación que le permitió profesionalizar la gestión y dar un salto global. Hoy, a través de sus divisiones DB Ventures, Studio 99 y Seven Global, el exfutbolista diversifica en moda, licencias, producción audiovisual y estilo de vida.
El crecimiento de su club, el Inter Miami CF, especialmente tras la llegada de Messi, refuerza la visión de Beckham como inversor estratégico. La distinción de knighthood recibida este 2025 lo sitúa además en una nueva dimensión institucional, reforzando la percepción de exclusividad y legitimidad de la “marca Beckham”. Con todo, su trayectoria es hoy un caso de estudio en escuelas de negocios: cómo transformar reputación y magnetismo mediático en un flujo constante de dividendos que supera incluso a sus ingresos como futbolista.
En el terreno nacional, la atención se ha centrado en el octavo aniversario del referéndum del 1-O en Cataluña, con balance económico incluido. Desde aquel 2017, más de 10.000 empresas trasladaron su sede social fuera de la comunidad, en gran parte por la incertidumbre política. Aunque algunas compañías han regresado -entre ellas SGAB, Red Points, Laboratorios Ordesa y Cementos Molins-, el saldo sigue siendo negativo: solo un 8% de las que se marcharon ha vuelto. La noticia más relevante es el regreso de La Caixa y Criteria Caixa a Barcelona, un movimiento que podría generar un efecto arrastre en otras firmas. Banc Sabadell también ha anunciado su intención de volver, en un gesto simbólico que cierra el círculo iniciado con la salida masiva de 2017. Pese a todo, los datos muestran que Cataluña aún no ha recuperado la plena confianza empresarial.
En paralelo, se intensificó la tensión en el sector financiero con el cruce de denuncias entre BBVA y Banco Sabadell en el marco de la OPA presentada por el primero. Ambos bancos acusan a su rival de irregularidades en la información y en la atención a los accionistas interesados en la operación, recurriendo incluso a prácticas de mystery shopping para respaldar sus quejas ante la CNMV. La disputa refleja la tensión que rodea a una de las operaciones corporativas más relevantes del año en el sistema bancario español.
Más allá de nuestras fronteras, Estados Unidos también ha estado en el foco informativo con las nuevas polémicas alrededor de Donald Trump. Su presidencia ha transformado la política en un terreno donde los flujos de capital, acuerdos corporativos y regalos diplomáticos se entrelazan. Desde el pago millonario de Google y Paramount para cerrar litigios, hasta la donación de un avión por parte de Qatar, pasando por las contribuciones de gigantes tecnológicos de Silicon Valley, el expresidente ha conseguido convertir disputas legales en instrumentos de financiación política y construcción de legado. Sin embargo, su estrategia también conlleva riesgos: la multa de 354 millones de dólares impuesta por fraude corporativo en Nueva York o las costas judiciales en Reino Unido muestran la cara más costosa de su estilo confrontativo.
Por último, en el terreno del consumo, ha cobrado fuerza el debate sobre la economía de la suscripción, que se consolida como un modelo de negocio y un cambio cultural. De la comida a domicilio al automóvil por uso, pasando por moda, fitness y entretenimiento, pagar por acceso en lugar de propiedad se convierte en símbolo de estatus y en tendencia generacional, especialmente entre millennials y Gen Z. El mercado global de las suscripciones podría acercarse al billón de dólares en 2028, según las previsiones, aunque los expertos alertan sobre riesgos como la acumulación de cuotas, el aumento de desigualdades y el impacto ambiental.
