Septiembre nunca ha sido un mes prolífico en pagos. Tradicionalmente, la temporada fuerte de dividendos en España se concentra en abril y mayo, coincidiendo con la aprobación de resultados anuales en las juntas de accionistas, y en junio y julio, cuando muchas empresas liquidan el pago complementario. En septiembre, sin embargo, el flujo se reduce casi al mínimo. En 2025, el panorama es especialmente llamativo: de las 35 empresas que forman parte del Ibex 35, únicamente Unicaja Banco abonará dividendos a sus accionistas.
El 25 de septiembre, Unicaja Banco distribuirá 0,066 euros brutos por acción, lo que representa un desembolso total de 169 millones de euros. Este importe supone un 10 % más que el abonado en 2024 y responde al compromiso de la entidad de elevar progresivamente el “payout” (porcentaje del beneficio destinado a dividendos). El pago equivale al 50 % del beneficio neto consolidado del primer semestre, en línea con la política de retribución marcada por la banca mediana.
Para optar al cobro, los inversores deben haber adquirido los títulos antes del 23 de septiembre, fecha a partir de la cual las acciones cotizarán exdividendo. Con este reparto, la rentabilidad anual por dividendo de Unicaja se sitúa en torno al 7,5 %, lo que coloca al banco entre las entidades financieras más atractivas del mercado español para los llamados “cazadividendos”.
La otra empresa que protagoniza el calendario de septiembre es Aperam, la acerera luxemburguesa con fuerte presencia en España. El 11 de septiembre abonará 0,425 euros brutos por acción. Eso sí, para beneficiarse del pago había que tener los títulos en cartera antes del 14 de agosto, fecha de corte marcada por la compañía. Este dividendo mantiene la política estable de la compañía de retribuir trimestralmente, en línea con la práctica habitual de muchas cotizadas industriales europeas.
En julio de 2025, grandes compañías como Iberdrola, CaixaBank o Inditex concentraron buena parte de los pagos del verano, sumando más de 3.000 millones de euros distribuidos en total. En abril y mayo, el flujo llegó a duplicar esa cifra, gracias a los dividendos ordinarios y complementarios de gigantes como Telefónica, Santander o BBVA. Este patrón deja a septiembre en una posición secundaria dentro del calendario anual de dividendos, aunque resulta útil para inversores que buscan ingresos recurrentes y escalonados.
En lo que va de año, el mercado español mantiene uno de los rendimientos por dividendo más altos de Europa. La rentabilidad media del Ibex 35 supera el 5 %, frente al 3 % del EuroStoxx 50. Valores como Enagás (10,4 %), Repsol (9 %), Aena, Banco Sabadell o la propia Unicaja superan el 7 %. Entre las compañías medianas y pequeñas también hay oportunidades: Elecnor o Atresmedia ofrecen rentabilidades cercanas al 11 %, lo que ha despertado el interés de los fondos de inversión especializados en estrategias de dividendos.
El parón de septiembre no se debe únicamente a la estacionalidad. Muchas empresas están optando por concentrar pagos en primavera y verano para conservar liquidez de cara a un otoño que se anticipa complejo: la ralentización del crecimiento en Europa, la incertidumbre en torno a los tipos de interés del BCE y la evolución del precio de la energía condicionan las decisiones de los consejos de administración. Además, los inversores internacionales están cada vez más atentos a la sostenibilidad de los dividendos. No basta con rentabilidades altas: se exige que los pagos estén respaldados por beneficios recurrentes y balances saneados.
Para el inversor, septiembre puede ser un mes propicio para planificar la cartera de cara al último trimestre del año. Revisar posiciones, diversificar entre grandes y medianas capitalizaciones y atender al calendario global de dividendos, especialmente en mercados europeos y estadounidenses, puede aportar estabilidad en la renta periódica. Mirar más allá de España en este mes resulta especialmente útil para quienes buscan ingresos más consistentes.
